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Frank Gehry rechaza el calificativo de arquitecto estrella

(%=Image(1575317,»R»)%) Frank Gehry rechaza el calificativo de «arquitecto estrella» y explica que hay simplemente «quienes diseñan edificios que no son buenos técnica ni financieramente y los que están en el caso contrario».

En declaraciones que publica el diario The Independent con motivo de una exposición sobre su obra en Milán, el arquitecto norteamericano no parece dejar duda sobre a qué grupo pertenece: «Mi edificio (museo Guggenheim) en Bilbao costó 300 dólares el pie cuadrado (929,0304 centímetros cuadrados) con un presupuesto de 100 millones».

«Lo terminé a tiempo, cumplí el presupuesto y no tiene goteras. Después de once años sigue allí. El año pasado reportó a la ciudad de Bilbao ingresos del orden de 320 millones de euros», se ufana Gehry.

El auditorio Walt Disney de Los Ángeles «costó construirlo 215 millones, el presupuesto era de 207 millones, tampoco hay goteras, y a la gente le encanta. Funciona y la gente identifica ahora a Los Ángeles con ese edificio igual que identifican a Bilbao con el otro» agrega.

(%=Image(5340763,»L»)%) Sobre su nueva creación, la Galería Guggenheim, de Abu Dhabi, que debe inaugurarse el año próximo, una compleja estructura vagamente piramidal formada por bloques y conos y rodeada en tres de sus lados por el Golfo Pérsico, dejará pequeños a los otros Guggenheim.

En un principio, Gehry estaba preocupado por la posibilidad de que la rígida moral sexual del Islam limitase el arte que fuese a exponerse allí, pero parece haberse quedado tranquilo al respecto.

«Acaban de hacer (en otra galería de Abu Dhabi) una exposición de Picassos del Louvre que incluía algunos desnudos y se celebró sin problemas: no hubo censura ni injerencias», explica el arquitecto de origen judío, nacido en Canadá hace ochenta años y nacionalizado estadounidense.

A la pregunta de si sus edificios no resultan demasiado extravagantes, sobre todo en tiempos de crisis, contesta casi airado: «Somos arquitectos… Servimos a nuestros clientes. Yo no puedo decidir qué construir. Alguien decide lo que quiere y yo trabajo para ellos».

Y agrega: «Frecuenté la Escuela de Planificación Urbana de Harvard y descubrí que no hay maldita cosa que uno no pueda cambiar. El urbanismo está muerto en Estados Unidos».

En relación con la arquitectura y el respeto del medio ambiente, Gehry se muestra también abiertamente crítico: «Se ha utilizado en ocasiones a la ecología como instrumento de marketing. A veces las pretensiones ecologistas no tienen ningún sentido».

Pese a su actual exposición milanesa, Gehry es consciente de que Italia, «el país del barroco, no tiene sitio para el post-barroco Frank Gehry», como escribió un crítico italiano.

«Si me fijo en lo que ha ocurrido en Italia (hasta ahora) y hago una proyección de futuro en base a mi experiencia hasta ahora, diría que no va a pasar aquí nada», reconoce Gehry.

Cuando se le menciona el nombre de otro famoso profesional, el británico Norman Foster, y el periodista le define como un arquitecto radical, Gehry responde: «¿Que Norman Foster es radical? No lo creo. ¿Qué significa además ser radical? Hay gente que tiene la habilidad de experimentar y otra que no. De todas formas, a la mitad de la gente no le gustan los experimentos».

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