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Homenaje a Petra,la verdad y la Petras ocultas

La felicidad es el gran tema. Si  ella viviera en uno, sería uno responsable  de su propia dicha.  Pero, ella es más compleja. 

Así habló una  anciana sabia de mi pueblo que aseguraba   que su  felicidad se hallaba en abrir sus piernas.

Contó su cuenta magna, varios cientos y más varones vivieron y bebieron su lujuria ávida.

Mi padre, tal vez más curioso y menos sabio, la interrogó.  Como preludio dijo, amada Petra, ahora que nadie quiere tocar tu puerta para que tú le abras, ¿qué haces?  Ella respondió sin titubear, si temores ni dudas.

La felicidad la evoco en mi memoria, y en el recuerdo construyo  trayectos y reconstruyo el hacer con mis manos. Aún saben qué tocar y el pulso y el cuidado que hay que poner en juego.

Casi todos de quienes  en mi memoria habitan, se murieron, menos Ulises D´Santiago, poeta y cantor que, pulsando su guitarra, se murió primero.

Fue el único muerto vivo que morirá conmigo. Dispuse que a su lado me entierren en un camposanto de jardines.

Volveremos a arrullarnos y se reirá de mis orgasmos inconclusos que con otros se dieron.

     Estaba allí siempre.  Respetaba mi libertad, no me estorbaba.  Si duda o resquemor  llegaba, de mi exclusiva posesión era. Y él actuaba, me tocaba las nalgas con ternura tal que todos los prejuicios huían de nuestra  cama. Recitaba un poema y me cantaba.

Y se reía de pícaro cuando alcanzaba el término.  El lo sabía bien, yo gritaba, reía, lloraba cuando eso pasaba. La felicidad es del  amor hecha  y la  alegría del  llanto.

     Siempre a mi lado  siempre. Y yo con él pegada, lo descubría en cada punto del hombre que mi oficio encargaba.  Una sonrisa pilla debajo del bigote sin hidalguía mas bien escaso y tímido.

Y su mirada ida, si bien en nada se fijaba, cubría todo. Me flechaba el alma y el corazón temblaba.  Mucha atención brindaba a mis caderas, pero eran sus manos las que ponían ternura a las miradas que escondidas se metían tras sus cerrados ojos achinados.  Se reía y, a veces, medía sus palabras  y una vez, casi como en sacrilegio, me dijo, tus nalgas son la carne que los dioses aman. Sus labios en mis senos un becerrillo tierno inmaculado.

¡No joda!, ya no digo más nada…

¿Te acuerdas de él? Se subió la falda, bajo sus pantaletas una foto de frente en miniatura y con su otra mano, acarició su vulva entristecida.

Aquí vivió, sentenció, y vive todavía, él escogió su sitio, la placía jugar con mis pelos y me prohibió cortarlos.  Nada pudo sacarlo de su nicho donde frecuente comulgaba. Jamás le fui infiel, sola sólo gustos con los otros muchos para evitar la soledad,  con ellos se alimentaba su sonrisa cretina, mezquina, inconclusa,  tantas veces, otras, como aquí miras, vibra la grandeza  de su alma. Y otras muchas también, quizá las más, de ángel.  No recuerdo ni se si tiraba bien, los hombres que a una aman suelen ser estúpidos en la cama, engordan sus prejuicios y su panza. Pero yo en cada otro lo encontraba, en el calor y olor de los demás varones  que hasta mí llegaban y recibía gustosa. También lo encontraba en  mis ídolos, mis fantasmas del alma, hombres a quien amé y aún amo, que me dieron cuanto mis circunstancias reclamaban, su palabra, su espacio, protección,  pero jamás buscaron recompensas en la cama. Arcángeles, Ramón, Arcángeles.

La vi llorar, gemir,  y mi padre le brindó medio litro de miche, ella ingirió veloz como si Ulises la esperara en la cama y cantó acariciando el galgo de la casa. A su lado una hermana de Ulises se reía de las travesuras de Petra y lloraba  por ella, rindiéndole homenaje a la fidelidad  que por Ulises cumplió a cabalidad sin fallar nada.

     Petra Murió,  de los familiares de Ulises no se sabe, murieron unos o tiraron de la memoria su recuerdo.

En su epitafio  se lee,  aquí yacen Petra y Ulises,  que aguardó todo el tiempo hasta que ella llegara y de Petra  también allí está escrito, heme aquí nada ni nadie de mí sacarte pudo.  Eres mi luz mi rey y mi mañana.

     El cura se ha negado rotundo a conmemorarlos en un réquiem o en un simple responso clandestino. Petra pecó.  “Su pecado mortal no lo perdona el papa,  amó a su muerto en idolátrico rito necrofílico por encima de Dios”, tal dijo el párroco en tono de sentencia.

Semejante pecado no conoce perdón, porque el pecador  no se arrepiente porque no peca… ¡AMA!


Cuando sea importante

Habrá secado ya el renacer la primavera

Cuando sea importante

Ya habrá muerto la alegría del verano su luz ya opaca y estará triste el mar

Cuando sea importante

El otoño habrá enterrado su color de reflexivo sabio

Cuando sea importante

La nieve del invierno habrá huido sin tiempo en la memoria

Cuando sea importante

Me habrán negado tantas veces

Que ya no tendré nombre

Cuando sea importante

Ocuparé un lugar detrás del infinito

Cuando sea importante

El Amazonas se habrá muerto de sed

Y los niños cruzarán el Pacífico deslizándose en patinetas de montaña a montaña

Más altas que los cielos

Apostando a quien llega primero al otro extremo

Cuando sea importante

El sol habrá muerto de epilepsia

Y la Galaxia detendrá su expansión e iniciará el regreso hasta el origen

Cuando sea importante

Correrán a despedirme en SERCOMPRECA

Si el seguro alcanzó para la fiesta

Por no ser importante

Como en efecto lo saben, lo dicen, lo vivo en lo más íntimo

Tributo rindo a los seres que amo, dios, tu, él, ella, la palabra, el silencio, la

música, el verso. Sin importarme saber, porque lo se…que no soy importante.


La cajita de Isa

Como si quisiera ver con otros ojos, los cerraba y miraba los objetos y las cosas todas con sus manos, cándidas como un manojo de sueños de infantiles anhelos de ficciones abiertas sin mesura  y los reconstruía  en colores diversos, el triángulo es azul del olor de los cielos. Las pirámides son sus casas donde viven felices los misterios.  Los cuadrados perfectos son armónicos construyendo los  cubos  que guardan los silencios. Las esferas son formas de pedacitos cuyos planos los  toca el dedito meñique, el chiquito,  y allí está todo,  todo lo que está dentro se mueve y se escuchan sus pasos y sus vuelos. Y abría sus ojos y sonreía y sobre el papel  con  colores contaba y cantaba lo  que había descubierto.  Al término, tiraba las cosas construyendo el desorden que a la mamá alarmaba, a veces hasta el grito,  pero luego cedía, cautivada bajo mágica expresión, mamá déjame verte. De vuelta a su mundo con sus ojos herméticos acariciaba el rostro de su madre. Tienes los ojos himnos de superior belleza y desde el mas allá de los altos cerros miras al mundo descubriendo sus secretos, la mar la llevas dentro;  tus labios, mamá, decía, al rozarlos con sus dedos tan suaves como pincel de sueños, son la forma perfecta de cuanto imaginable del amor alcanza el universo. Al abrir  sus ojos solía reírse y trataba de nuevo de grabar sus hazañas en colores, tal  sus descubrimientos eran.

    Así crecía de color a color que encontraba en las formas con sus ojos cerrados. Nada me estorba ver cuanto ver quiero con mis ojos de adentro, repetía a su madre, siempre. Se acercaba a ella para evitar su ira de afanes permanentes por lo pulcro y el orden cuando tiraba todo lo que no había logrado ver con sus ojos de adentro. Si vieras madre, que cuando esto lo tiro y todo lo ves desparramado es porque lo lanzo de ese modo, es así, mamá, para al cerrar los ojos ver del caos su juego. La contemplaba acariciándola con sus manos abiertas, eres bella mamá, tan bella eres como bellas tus piernas y tus senos, tus glúteos valientes, erguidos, inhiestos, siempre en vuelo. 

    Según iba creciendo iban decreciendo sus descubrimientos  con sus ojos de adentro.  Tanta cosas afuera, se dijo, que debo abrir los ojos, mis manos son pequeñas los ojos van mas lejos, y ver a todas partes para descubrir las formas que cubren lo de adentro. Fue así  como conoció a su papá y en adelante lo llamó por su nombre. Y así fue cada vez mas para siempre, llamar por su nombre a quien veía con sus ojos de afuera,  son sus nombres la gente, decía y así ponía el acento o distancia a la palabra para al pronunciar sus nombres, identificarlos.

    Un día, por cosas que la Providencia o como otros dicen, decisiones de Dios, tuve la dicha de saber de ella, conocerla  luego. Me auscultó con sus ojos de afuera y una vez visto de mí cuanto qué ver tenía, cerró sus ojos, y posó sus manos en un teorema de geometría firmado por  Euclides. Me regaló una sonrisa,  de vuelta,  con sus ojos abiertos,  dulces, cándidos, seráficos, pero indagadores de cuanto queda cerca o está lejos. Suave de parquedad no dijo nada. Anotó sin colores unos datos, y al tiempo de mi tiempo en mi cumpleaños me regaló una cajita. Tejida estaba de sus tiempos pequeños con sus juegos.   Un poliedro, de poemas por lado,  que con sus ojos de adentro había tejido no se si  para mí, o quizás llegué a tiempo según se cree Dios ha dispuesto,  colmada estaba de sabores de diversos colores que conservo cada uno de ellos intentando cada vez  y descifrar no puedo su misterio.  Suelo en la soledad interrogarla  y cierro mis ojos para  ver qué hay dentro, que resguardado encuentro.  Escucho  hablar  el silencio que  atento cuido para no perder nada, una voz  me dicta algún poema o propone un tema para la reflexión y escribir pueda con mayores aciertos. ¿De ella o de su mamá? No la distingo con exactitud, su timbre su color los oigo y veo idénticos. La cierro de nuevo para ver mas completo cuanto lleva en su seno. Hay suaves sonrisas si la palabra que traduce la idea es bella y hay reproches severos  si en lugar de ironía sabia y sobria hay un tono grotesco que hiera al ojo abierto o provoque indignación a los ojos de adentro. Y cuando curre esto, lo último descrito, que la ira se escucha entre sus fuegos, soy yo quien ahora se mira con sus ojos de adentro y reconstruyo el verso o se rehace el cuento y la dignidad y la belleza, el amor se hace paz al empezar  de nuevo. Y, entonces, una voz se sonríe en verde de ilusiones y comienzos.

    Ayer vi a Isa, volaba alto con sus alas abiertas en azul, el sonido del cielo, el mundo le empieza a ser pequeño. Sus ojos muy abiertos han sabido descubrir  el horizonte y sus ojos de adentro la han hecho andar por el camino recto. Abrí la cajita,  los sonidos vestidos de colores danzando   se encontraban de fiesta, su mamá entretejía sus sueños mientras sublime dirigía la orquesta. El horizonte  ya quedaba mas cerca. Era la Navidad y el año nuevo de esperanza y bondad in crescendo  de todos los días cuando el amor decide los encuentros.

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