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La música es una extraña forma del tiempo

(%=Image(6393705,»L»)%) (%=Link(«http:www.daniel-barenboim.com»,»Daniel Barenboim»)%), se pasea ecléctico con gran profundidad y una elocuencia característica en las obras de autores tan diversos como Bach o Berio, pasando por Beethoven o Takemitsu. No le interesa ser neutral, por el contrario asume una postura ante cada compositor,”quizá por haber conocido a muchos de ellos, incluso a algunos que nacieron en el siglo “XIX», comentó en un encuentro con los medios de comunicación, en el preámbulo del recital que ofreció el pasado 29 de agosto en el Teatro Teresa Carreño.

A los siete años Barenboim dio su primer recital; a los diez este músico argentino-israelí comenzó su carrera como solista que inmediatamente fue reconocida por Wilhelm Furtwängler en su interpretación al piano. 50 años después él celebra sus exitosas “bodas de oro” de trayectoria con una gira mundial que lo trajo, en un breve paso, a nuestro país, gracias a la iniciativa de la Asociación Wagner de Venezuela y la Asociación Venezolana de Conciertos.

Si de alergias hablamos


– Usted tiene un repertorio ecléctico. Los grandes públicos conocen sus trabajos de Beethoven, Schuman y Liszt, no obstante, en su propuesta con Teldec nos entrega el “Continuo” de Berio, la “Partita” de Carter y las “Visions” de Takemitsu, ¿piensa usted que la música neobarroca de esos autores, así como las propuestas de Gorecki y Part, son sólo neo o realmente una expresan una nueva lectura de la música del siglo XX?

La verdad es que soy alérgico a todo lo que es neoclasicismo, neoromantisismo, neonazi, neosemita, neotodo, porque creo que demuestra una falta de originalidad. No se puede hablar de la música contemporánea como si fuese toda igual, como si fuese un estilo colectivo, algo que se pone en el cajón y queda igual. Así como hay diferencias estilísticas en la música de la segunda mitad del siglo XIX, también las hay en la música de la segunda mitad del siglo XX. Hay compositores que escriben de manera muy diferentes unos de otros, por eso creo que el término “música contemporánea” es muy poco preciso, porque Berio tiene muy poco que ver con Henze o Lutoskovski tiene poco que ver con Boulez, etc.

A mí me entusiasma la música contemporánea, en primer lugar, por la curiosidad de lo nuevo y trato de interesarme por las diferentes tendencias. Naturalmente, hay algunas que me son más cercanas que otras y creo que el tiempo nos va a dar la perspectiva necesaria para saber quién fue realmente importante. El balance para la primera mitad del siglo XX ya está hecho, hablamos de Ravel, Stravinsky, Schoenberg, etc. Cuando yo era niño, en los años cincuenta, había una curiosidad muy grande por lo soviético; se colocaba a todos en el mismo plano: Kabalevsky, Khachaturian , Scnittke, entre otros. Con el tiempo se ha podido observar que hay más diferencia entre estos compositores de lo que se pensaba en aquella época. Yo creo que lo mismo va a pasar, en los próximos 40 o 50 años, con la música que se escribió en la segunda mitad del siglo. Hace falta un poco de distancia, para ver la diferencia estilísticas, es exactamente lo contrario de lo que ocurre con el ojo, por ejemplo, cuando uno se acerca puede ver mucho más claro la diferencia entre dos chicas.

– El minimalismo toma la escena académica de los años sesenta y setenta con Reich y Glass, y en los años ochenta empieza a destacarse el trabajo de gente como Nyman y los hermanos Fitkin, ¿Por qué no ha trabajado compositores de estas tendencias?

Ahora está tocando mi segunda alergia que se produce con todo ismo: El socialismo, capitalismo…

– Usted en varias oportunidades ha dirigido la ópera Tristán e Isolda, ¿Tiene alguna predilección especial por esta obra?

(%=Image(9880490,»R»)%) Es una ópera que me fascinó desde niño, y la considero una obra clave, no sólo en la obra de Wagner sino en toda la creación musical de los últimos siglos, porque es a la vez la suma de todo lo que se hizo antes y al mismo tiempo es una nueva apertura hacia lo que viene después.

Hay obras que me acompañan siempre…

André Gide hablaba de una manera de interpretar el arte que se fija en las emociones y las ideas que suscita y que transforma a quien lo percibe en el único garante de esa verdad, en el único juez. Asimismo, Banderboim recalcó la idea de la difícil aprehensión de la música – sonido indivisible – con las palabras ya que mucho de lo que de ella se escribe, tiene más que ver con la reacción que provoca en quienes la escuchan, que con la propia música, atrapando, probablemente, todo el cielo y el infierno de una pieza.

– En su repertorio clásico usted ha grabado dos veces el ciclo completo de sonatas y conciertos para piano de Beethoven así como los conciertos para piano de Mozart, ¿Qué significan Mozart o Beethoven para usted?

Hay compositores u obras que tengo la impresión que me acompañan siempre y me van a seguir acompañando, otras que son importantes en un cierto período (más o menos largo), otras que tengo la curiosidad de hacer las pruebas y otras que no me interesan desde el principio. Estas son las cuatro categorías. Mozart y Beethooven pertenecen a la primera categoría, son autores que me acompañan desde mi infancia, el primer concierto de Mozart con orquesta lo toqué cuando tenía ocho años, y Beethoven cuando tenía 8 o 10 años. Así que son fuentes donde el agua siempre se renueva y nunca se llega al final, ellos son compositores de obras que considero un privilegio que me puedan acompañar durante toda la vida.

– Entre tantas grabaciones suyas “Tribute to Ellington” nació en medio de los homenajes que recibió en 1999 la memoria del gran compositor norteamericano Duke Ellington, en el centenario de su nacimiento, ¿tiene tiempo todavía para el jazz?

No, ese disco fue un proyecto singular que hicimos, pero como el tango… son cosas que me interesan, pero que no he tenido el tiempo necesario para ahondar en ellas.

Siempre me han gustado los diferentes aspectos de (%=Link(«/media/mp3/buenos_aires.m3u»,»la música de las Américas»)%) («Mi Buenos Aires querido», Barenboim-Mederos-Console), tanto del Sur como del Norte. Los europeos todavía ven todo lo que no es europeo un poco como del tercer mundo o del cuarto mundo…La presunción de los europeos por haber desarrollado tanto conocimiento es muy grande, se trata un poco como una especie de imperialismo cultural y como todo buen no- europeo reaccionó con un poco de rebelión ante esa posición. Creo que lo interesante sobre la distinta música de las Américas – jazz, brasilera, cubana, entre otras – es que tienen un impulso, africano, mano de obra europea, y temperamento latino. Es una música que reúne tres continentes en su expresión.

Una de las grandes reglas del arte: no detenerse

Bareinboim, le imprimió a esta breve cita en Caracas, dinamismo y sentido del humor. Así como vino se marchó para continuar con su apretada agenda en Cuba y otros países que visitará. Poco antes de culminar el encuentro confesó que la composición no le interesa, también se refirió de manera particular al piano, «ese bicho raro» que para él tiene vida independiente y al que uno puede observar como si mordiera… y que permite crear ilusiones. Y de qué manera se ha relecionado con su piano y con la música que en todos estos años de trayectoria ha realizado una de las mejores propuestas del mundo académico contemporáneo.

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