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Lafourcade y Dudamel llenan de magia y talento latino a Los Ángeles

Magia latina. Eso fue lo que se vivió en Los Angeles (EEUU) este domingo, gracias a Natalia Lafourcade y Gustavo Dudamel quienes se aliaron para crear una noche puramente latina con un excepcional concierto en el auditorio del Hollywood Bowl, en el que la cantante mexicana estuvo escoltada por la Filarmónica de la ciudad californiana a las órdenes del maestro venezolano.

«Esto es un sueño (…). Esto es el cielo musical», dijo maravillada la cantante en su debut en este emblemático recinto al aire libre de Los Ángeles, que agotó sus 17.500 asientos para ver el fabuloso encuentro entre Lafourcade y Dudamel.

Con el sol poniéndose en un agradable atardecer estival de la ciudad californiana, la mexicana comenzó su recital con boleros como «Alma mía» o «Tú me acostumbraste», aunque fue una muy expresiva «La llorona» la que arrancó los primeros gritos y aplausos entusiastas de un público mayoritariamente latino.

El talento latino fue el protagonista

«Natalia es una artista muy versátil, tiene una voz hermosa», dijo el maestro Gustavo Dudamel sobre una cantante con la que ya actuó hace dos años en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles.

«Cómo desarrolla su arte, cómo lo expresa, es mágico (…) Es una artista única que aprecio y admiro muchísimo», destacó el director, quien se refugió en esta ocasión en un discreto segundo plano ante una Lafourcade que es menuda de estatura pero que sobre el escenario crece y crece hasta parecer una gigante con todo bajo su poder.

La Filarmónica de Los Ángeles, una de las orquestas más prestigiosas y punteras del panorama clásico actual, se convirtió hoy en una banda de acompañamiento precisa y de auténtico lujo para la mexicana en canciones como «Soledad y el mar».

El concierto homenajeó a la tradición latinoamericana, con versiones como «Qué he sacado con quererte» de Violeta Parra; pero también miró al presente con «Remember Me», que dio el Óscar a la mejor canción a la película «Coco» (2017) sobre el Día de Muertos de México.

Uno de los instantes más vibrantes de la velada, en la que Dudamel y Lafourcade mostraron su sintonía y complicidad de principio a fin, sucedió con el esperanzador y reivindicativo tema «Un derecho de nacimiento».

«Todavía tenemos mucho que trabajar como humanidad para estar en balance, en equilibro, en paz, en amor y en respeto», afirmó Lafourcade. «Y quiero dedicar esto especialmente a las generaciones muy jóvenes: es increíble cómo están despertando en tantos movimientos», añadió.

Pero esta hija ilustre de Veracruz no podía dejar la ocasión de enseñar a Hollywood «una probadita del son veracruzano», el ritmo que la vio crecer y del que hoy mostró una jovial y festiva pizca con «Mi tierra veracruzana».

«Es tan increíble que la orquesta y Gustavo estén dando espacio para la música y para tener esta mezcla de estilos. Es muy inclusivo mezclar juntos esos mundos diferentes y tener esta hermosa fiesta aquí», dijo muy agradecida.

Ahí concluyó la colaboración de Dudamel y Lafourcade, ya que en la segunda mitad del concierto no tuvo a la Filarmónica como respaldo sino que fue la banda de la mexicana la que dio un paso al frente con su formato habitual.

El paseo musical por el mundo

Lafourcade, que lleva varios años extraordinarios y en estado de gracia, ofreció entonces una estupenda lección de versatilidad con el vistoso reggae de «Lo que construimos» o la bossanova de «Elefantes». Pero fueron sus éxitos pop-rock los que realmente invitaron al público a dejar sus asientos y animarse a bailar en los pasillos del Hollywood Bowl.

«Hasta la raíz» y «Ya no te puedo querer» apuntaron ese camino durante la primera mitad, pero en el tramo final «Mi lugar favorito» demostró que Lafourcade es una verdadera maestra no solo para redescubrir la herencia hispana sino también para bordar los sonidos contemporáneos.

«Viva México, viva Latinoamérica. Viva América desde arriba hasta abajo (…) Es muy emocionante estar aquí parados. Han sido meses hermosos de preparación para este concierto», indicó.

Dos sobresalientes y asombrosas interpretaciones acústicas de «Tonada de luna llena» y «Cucurrucucú paloma» pusieron la piel de gallina al Hollywood Bowl antes de que Lafourcade colocara un apropiado broche final a un recital cien por cien latino con «Ya no vivo por vivir» de todo un ídolo hispano como Juan Gabriel.

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