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Mamaosa 2000: una exposición de Clemencia Labin

(%=Image(9307828,»R»)%) Clemencia Labin ha logrado una formación sólida entre New York (1970-74 ) y Hamburgo( 1984-90), donde vive y trabaja. Pareciera que la distancia ha sido más que importante, determinante en su posición creadora, que constituye todo un proceso de recuperación interior. Curioso: su temperamento apasionado, impulsivo, por paradoja, la inclina a salir fuera, a desbordarse en su obra, múltiple desprendida de los medios y asideros comunes, en busca de una solución comprometida con la libertad. Pero es precisamente en ese “volcamiento” donde está la clave para encontrar los trazos del propio sentir, de ese extraño patrimonio secreto que es nuestra identidad.

(%=Image(8176786,»L»)%) Labin se suelta a los medios. La pintura que se desborda cubre el marco, se vuelve caja, involucra la pared que es como el espacio otro asociado, por último, se vuelve instalación. Aquí también se prolonga el juego de la diversidad y hasta del azar: además de intervenir el tabique, el soporte vertical, la pintura se asocia a los volúmenes geométricos que están sobre el piso, y se resuelven en formatos pequeños, series que diversifican el pensamiento, la memoria, el cambiante juego de las imágenes y los símbolos. Para corroborar esta decisión de desanudarse, Labin asume las técnicas como un instrumento a descubrir, lleno de sorpresas, de soluciones y ventanas hacia nuevos alcances. Así combina en primer término los lenguajes figurativo, o someramente representativo, y abstracto. En ambas tendencias, lo fundamental está en lo enigmático que resulta tanto de las figuras, como de los símbolos y definiciones abstractos, en los fondos provenientes del sustrato personal. Salir fuera es arrastrar lo que se lleva dentro, un complejo universo que es constante y continuo, pero nunca previsible de antemano. La artista propone esa pauta espontánea, fuera de norma, de salir del mundo y al mismo tiempo llevar siempre el lastre propio, la materia que se comparte con los otros.

(%=Image(1848661,»R»)%) Aprovecha los lenguajes de las últimas décadas. Ese espacio modulado de la transparencia a la densidad, que recorrió con acierto la pintura de los ochenta, y que la artista maneja con un gusto definido por las materias «crudas», la figura desdibujada por el monigote y el grafismo, la organización inconforme a toda señal anticipada. Pero el mundo de Clemencia Labin cobra sentido a partir de su propia nostalgia del origen, de los contextos culturales y memorias dejándolas atrás. En especial aprovecha las imágenes y los signos que revelan las rupturas y el anhelo por resaltar cierta espiritualidad perdida. En uno u otro formato, en obras de gran envergadura o pequeñas pinturas expuestas en forma seriada, no es difícil percibir estos ecos, reiterados, que nos llegan a una definición porosa, como presencias tercas y transparentes.

Lo que es extraordinario es que, en el fondo, su obra no toma partido. Procura entre la razón y el instinto establecer sus hallazgos. Pero luego prefiere dejar sueltas las opciones. Más que un lenguaje único, el suyo es la huella del ser que no quiere sobrepasar lo que la existencia contrapone, explora, acoge o abandona. La huella abierta, dispersa que es como una señal viva. Una manera de recuperar el entorno, los reinos amenazados pero rescatados en la obra.

Sala Alternativa, Elvira Neri, Galería de Arte
Esquina Calle Paris con Mucuchíes, Qta. Alternativa Las Mercedes, Caracas
Horario de fin de semana: Sábado 11:00 am. a 5:30 pm / Domingo: 11:00 am. a 3:00 pm.

Telefax: 992-20-23 / 9931270/ E-mail [email protected]

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