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María Elvira Rodríguez, la madre que capacita docentes

Si los días pudieran tener más horas, María Elvira Rodríguez estaría complacida. La joven fundadora de la Asociación para el Desarrollo de la Educación Integral y Comunitaria (Aseinc), distribuye su tiempo entre la organización y su pequeña hija Lucía -de un año de edad- producto de su matrimonio con el abogado y concejal de Chacao, Manuel Rojas Pérez.

Egresada del colegio Mater Salvatoris, se inscribió en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y obtuvo el título de licenciada en Educación. También cuenta con una maestría en la Universidad Literal de Argentina.

Hace siete años decidió dedicarse a la capacitación de docentes de escuelas rurales y de difícil acceso. Cada plantel es un reto, pero el objetivo es el mismo: «hacerle frente a la deserción escolar e impulsar a los niños a continuar con su formación académica».

Los planteles del interior del país y zonas desasistidas presentan una dramática realidad: «los alumnos han abandonado el colegio para dedicarse al ‘bachaqueo’, otros no acuden porque sus padres no tienen cómo alimentarlos y ante la eliminación del Programa de Alimentación Estudiantil (PAE), proveerles comida es prácticamente imposible».

“Los maestros están solos”

A esta dolorosa situación se suma el mal estado de la planta física, la ideologización impuesta por el Ministerio de Educación y la violencia: «las balas no discriminan entre niños y maestros».

“Los maestros están solos tienen que subir escaleras, atravesar barriadas para llegar a las escuelas. Se han dado situaciones en escuelas en San Agustín que nos han obligado a salir del lugar, porque a las 11:00 am entre bandas hay ajustes de cuentas y las mamás corren a buscar a sus hijos. A pesar de todo esto, los maestros siguen acudiendo a su trabajo”.

Aunque el panorama luzca desfavorecedor no hace mella en el compromiso de las integrantes de la institución, quienes han dictado talleres de formación a más de 2 mil 500 educadores en todo el país. Para ello disponen del patrocinio de la transnacional petrolera Chevron.

“Empezamos también una alianza con la Arquidiócesis del Zulia y ellos manejan 980 maestros que están empezando a ser formados por nosotros”, manifestó Rodríguez quien comparte la directiva de Aseinc con sus colegas Carolina Orsini y Diana Costa.

“La maternidad demanda mucho tiempo”

En enero de 2015, Rodríguez se estrenó como madre. Reconoce que ser mamá en una Venezuela con escasez de pañales, fórmulas para teteros y medicinas es agotador, pero lo asume con la misma entrega y dedicación que enfrenta su otro gran amor: la enseñanza.

Afirma que todo es más llevadero, porque su esposo la ayuda no solo en la crianza sino en el cuidado de la pequeña.

“Yo creo que todas las madres que trabajamos tenemos que compaginar con la maternidad, porque demanda mucho tiempo, y para llevarla con satisfacción debes ser organizada y contar con el soporte en casa. Mi esposo me apoya en lo que hago, entonces nos turnamos las tareas de padres. Un día él se queda con Lucía, otro día yo; ese apoyo mutuo hace que podamos ser exitosos en nuestros trabajos”.

El día a día con Lucía

Maria elvira Rodriguez y familia

Rodríguez relató que su hija se despierta a las 7:00 am y se toma un tetero. Después de bañarla, sale a trabajar y regresa al mediodía. Su madre le colabora con la preparación de la comida. Ella también es una pieza clave en la faceta como madre primeriza.

“Mi madre me colabora muchísimo, yo llego a darle la comida a la bebé. La tarde sí nos la dividimos: si yo tengo una reunión de trabajo, Manuel, mi esposo se queda con Lucía, o si es posible llevármela, lo hago”.

Admitió que las mujeres deben aceptar ayuda cuando sienten que las actividades cotidianas pueden llevarlas al colapso.

“Esta es una sociedad matriarcal, pero en parte es culpa nuestra recargarnos de actividades, por eso debemos llamarnos a botón y aceptar ayuda. Aún tenemos la concepción de querer quitarle responsabilidad a los padres, hay que romper con ese esquema para avanzar como sociedad”.

Al igual que el resto de las madres venezolanas, aprovecha algunas horas de su complicado día y hace colas para adquirir productos de primera necesidad.

“¿Quién no hace cola en este país? Los enchufados son los únicos que no la hacen. Hago colas por pañales, fórmulas, y cuando no los consigo me veo en la obligación de pagarlos con sobreprecio. ¿Qué hago? ¿Dejo de comprarle la fórmula a Lucía? Yo puedo dejar de comer, pero mi bebé no. El tema de la alimentación en Venezuela es complicado en este momento, todos los adultos estamos estresados. Al bebé hay que comprarle lo que necesita”.

Ahora, María Elvira Rodríguez valora más el tiempo: «antes podía pasar más horas en actividades», pero tras el nacimiento de su primogénita se volvió más celosa de sus minutos, ahora las carcajadas y los abrazos de Lucía Rojas Rodríguez la esperan.

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