Música

Mi vida es una sola nota: Cuando empecé hace algunos años a escribir estas notas en mi Mac.

Cuando empecé a escribir estas notas en mi computadora, hace varios años, puse esta reflexión que para diferenciarla de lo que hoy escribo la pondré entre comillas y en itálica «He estado pensando mucho en como hacer evolucionar esta especie de diario sin hacerlo pesado, tal vez lo mejor convertirlo en un blog, o al menos en un libro electrónico, en el que pueda insertar trozos  de las piezas musicales que más me han llamado la atención en el curso de mi vida, también si la oportunidad se presenta no escabulliré la oportunidad que se me presente, cual manchas de Rorschach, de evocar o simplemente recordar situaciones sentimentales, o simplemente nostálgicas unidas a cierta melodía.

He dejado de escribir por varios días ya que he estado inmerso, de nuevo, en la disputa sobre la reclamación del territorio Esequibo, tema sobre el cual debo preparar tres conferencias distintas para el próximo martes 11 de octubre, una en el Colegios San Ignacio, otra en la Universidad Metropolitana y la última en la fundación Raúl Leoni. Si soy sincero estoy un tanto agobiado  entre la lucha por hacer de analítica una mejor realidad económica  y excavar en mi memoria mis años transcurridos en torno al asunto del Esequibo, pero la verdad me tiene bastante entretenido. Lo único que lamento es no disponer de más tiempo para escuchar y comentar mis discos.

No he dejado, sin embargo, de oír música pero como forma de relajación y no para comentarla. En estos días he escuchado una versión de los cuartetos de Brahms con los hermanos Capuçon, lo mismo con el quinteto La Trucha de Schubert  y los amigos de Martha Argerich en Lugano en 2010. Ahora con un poco más de calma mientras escribo las conferencias estoy entusiasmado, como siempre, con ese maravilloso disco de

Miles Davis “ Kind of blue” que es sin duda un punto señero en la historia del jazz. En la portada del disco se  afirma que  este es un raro caso en el que coinciden los expertos y el vulgo, sosteniendo que esta música sólo pudo ser creada en el cielo. Tengo versiones del mismo en LP, en CD gastado por el uso y esta nueva versión remasterizada  junto con ascensor para el cadalso son algunos de los discos que más me gustan de este trompetista fuera de serie.  Para seguir redactando mis conferencias del próximo martes sigo con algo más de jazz y el disco seleccionado es “Jasmine”  una grabación privada en el estudio de Keith Jarret con el contrabajo de Charlie Haden, es un disco delicioso, diría que perfecto. Es una música ideal para andar a medio trago y enamorado y, como me cuenta Lourdes que esa era la expresión preferida de Marcelino Madriz.

Como no he terminado aún de redactar lo que tengo que decir, y para seguir en la misma onda, de músicos extraordinarios, el disco que escojo es  Petite fleur de Sidney Bechet, ese extraordinario saxofonista  que nació en Nueva Orleans en 1897 y murió en Paris en la ciudad que vivió gran parte de su vida en 1959. Hay de todo en el disco rag, blues y jazz es  como estar de nuevo en algunos de los cabarets de la rive gauche

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