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Música:¡Dale duro, Jerusalén!

(%=Image(6085126,»L»)%) Tras alcanzar muy joven el reconocimiento de la crítica por obras que se inscribían dentro del experimentalismo de vanguardia, como Anaclasis (1960) y Treno por las víctimas de Hiroshima (1961), la producción del compositor polaco Krzysztof Penderecki experimentó un giro radical que lo llevó a dedicarse a la composición de obras religiosas, como su monumental Pasión según San Lucas (1966). Posteriormente su carrera dio un nuevo viraje, para dar inicio a lo que él mismo ha llamado su “fase romántica”, dentro de la cual se inscribe, según creo, su Sinfonía Nº 7, “Las siete puertas de Jerusalén” (1996), grabada para este CD en un concierto realizado en Viena, el 16 de noviembre del año pasado.

Lo primero que hay que advertir es que no se trata realmente de una sinfonía. Las siete puertas… es un oratorio que oscila entre pasajes de intensa emoción épica, como en la quinta parte, donde el coro canta “Alaba a Jehová, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión”, etc. (Salmo 147, 12-14), y momentos de gran dramatismo, como el cuarteto de voces, que entona un fragmento del Salmo 96 (1-3) en la primera parte (“Cantad a Jehová canción nueva; cantad a Jehová toda la tierra”, etc., etc.), o toda la sexta sección, donde se narra “visión de los huesos” del profeta Ezequiel (37, 1-10): “…y he aquí un temblor, y los huesos se llegaron cada hueso a su hueso. Y miré, y he aquí nervios sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos […] y entró espíritu en ellos, y vinieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo”. Todo un cántico al ímpetu guerrero de un pueblo que, pese al intento del compositor por universalizar su contenido, utilizando textos en latín, no puede ser otro que Israel.

¿Qué interés puede tener este monumento para quienes no somos judíos? Poco, de no ser por el genio de Penderecki, quien evitó todo fácil recurso efectista, para lograr que los sentimientos broten desde lo profundo del corazón de quien escucha -o desde esos huesos que el profeta vio ponerse de pie.

Krzytsztof Penderecki: Seven Gates of Jerusalem (7ª sinfonía) (Bozena Harazimowicz-Haas, soprano; Izabella Klosinska, soprano; Jadwiga Rappé, alto; Wieslaw Ochman, tenor; Romualdn Tesarowicz, bajo; Boris Carmeli, narrador; Coro de la Filarmónica Nacional de Varsovia, dirigido por Henryk Wojnarowski; Orquesta Filarmónica Nacional de Varsovia, dirigida por Kazimierz Kord) Wergo, 2000

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