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Película: Lincoln

El film se construyó sobre un guión muy denso en ideas y anécdotas que dan fondo a la estructura de este biopic dramático llamado Lincoln. Steven Spilberg presenta, con profesional espíritu una cadena bien organizada de relatos que nos cuenta parte de la historia para entender la razón de ser y comportamiento de la sociedad actual y gobiernos de los Estados Unidos.

Mezcla el Director Spielberg, con mucha sutileza y sumo cuidado, parte de la historia oficial y “correcta” sobre la interpretación que se ha manejado sobre el  Presidente Lincoln. El creador dibuja los héroes fundacionales y reflexiona sobre los mitos que el pueblo fabricó sobre ellos, para explicarse como fueron en ese momento turbulento de la vida de la Unión.

La película es una impecable exposición sobre los  tumultuosos últimos meses del mandato del decimosexto presidente de los Estados Unidos.

Desde su inicio  y hasta el final estará mostrando básicamente la figura del caudillo. En la primera secuencia habla con dos soldados que lucharon en la batalla de Gettysburg. Se preparan para otro combate dirigido contra el Puerto de Richmond. Le hacen al líder una pregunta justa, pero, que él, no contesta: “Si tenemos las mismas armas que los blancos y morimos igual, por que no ganamos como ellos”. Se queja: “Aquí, aun no hay todavía ningún teniente ni capitán negros”. Insiste, -antes de retirarse-, en ser fiel con lo que hace, y sueña: “quizás en cincuenta años halla un coronel negro y en cien años, tal vez podamos votar”.

 Eternos retos y contradicciones que la sociedad norteamericana, pasados ciento cincuenta años de Lincoln, continua tratando de resolver. Sobre todo, el eterno tema de la igualdad entre los seres. Máximo si de racismo, entre negros y blancos, norteamericanos se trata. Es tema no superado, aunque exista Obama, y Spilberg intente redimirlo, aún con las guerras que mantiene y las que prepara.

Es otra pregunta clave de lo no tratada en el film. Que, sin ser mostrada, por latente da sentido a la película, aunque, cree dudas sobre el enfoque racial y bélico que se utilizó.

Facciones que ante la falta de acuerdo deben intentar resolver sus diferencias, de todas las formas posibles, incluido el camino de la guerra. Fenómeno motivado por varias fuerzas de la vida de la Republica:  social, económico, político, ideológico y moral.  Spielberg, solo cubre el político y omite la mayoría; deja sin explicar, por ejemplo, el económico con un Norte, industrializado y un Sur eminentemente agrícola y lo que ello implicaba. El tema social e ideológico,  apenas lo asoma en su relato, narra sí, que ambos lados cuentan con un recurso común que los ata ingratamente como siameses en contradicción. Solo insinúa que los bandos en disputa necesitaban, y tácticamente sueñan como utilizar o explotar –en forma diferente- para su beneficio, nada mas y nada menos que la insustituible fuerza de trabajo esclava.

El film expone como Abraham Lincoln emprende un conjunto de acciones con el objetivo de acabar con la guerra, buscando unir al país y a  la vez abolir la esclavitud. Quijotada, pues solo cuenta con su talla moral y su fuerte determinación para lograrlo. Para la tensionada situación del país, era contar con muy pocos recursos.

 En su dimensión dramática sobre el héroe el film cuenta  las diferentes formas y estilos, tácticas y conductas que adopta Lincoln para lograr su cometido en un momento tan crítico de la historia de la humanidad. Sobre todo, siendo consciente, de que, cuanto allí se lograse, sin duda, y como aconteció, debía afectar el destino de las generaciones venideras.

Es este uno de los logros de Spielberg,  hacernos presentes y obligarnos a participar de las motivaciones, a la par de hacernos ver como se resuelven los asuntos políticos en una Asamblea Nacional tan fragmentada y violenta como el mismo país.  Mostrarnos el escabroso camino que se trazó Lincoln para lograr la aprobación de la Decimotercera Enmienda dirigida a abolir la esclavitud.

 En ese camino de hierro no es poca cosa tener que mirar al gran héroe, símbolo y mito de la antropología norteamericana como debe mojarse las manos de materias infecto fecales para tratar, como estadistas, a quienes apenas a ochenta años de su nacimiento como nación, daban sus primeros pasos en materia política.

 Descubrir, como el lo dice, mientras golpea una mesa con allegados: “soy el hombre mas poderoso de la nación, pero son Uds. los que deber conseguir los veinte votos que faltan para obtener la aprobación”. Aprender que el camino mas corto entre dos posiciones – políticas- es la cantidad de dinero que uno posee y el otro ambiciona. Son los primeros balbuceos de una democracia en ciernes, pero, eso, es también política y Spielberg no lo oculta, no todo reluce ni es puro en la vida de una democracia.

 La obra de Spielberg respira una bocanada de incienso y patria. Luego transpira otra de azufre adonde tiene que escupir impurezas. Es habilidad ya conocida en el director, siempre tratando de decir algo sin comprometerse. Aquí lo logra de modo consumado. Se oculta tras largos e incomprensibles textos que todo lo dejan en las enredadas manos y mentes del atontado espectador. Jeringonza que quizás,  sea una de las debilidades de la película.

 Miro mas teatro que cine. Por eso, el galimatías y la extensa  perorata política le ponen peso a la narración y le restan fluidez, haciendo que la cinta, por momentos resulte pesada.

 Es un logro retratar filmográficamente a Lincoln como un ser noble e inteligente, recto y con aguante y talante para soportar las embestidas de sus rivales. Apto para acudir a la gracia magistral de la anécdota para dar luz  y enseñanzas. Argucia negociadora para diluir con maestría las premisas más espinosas que le tocaba enfrentar. 

 Válida argucia, eficaz con todos, menos con su inteligente mujer y con sus fanáticos hijos.

La obra de Spielberg se soporta  por la presencia del actor Daniel Day-Lewis. Acertado mostrándose en su papel de eterno conciliador, actuación que acompasa con el recursos actoral de un andar torpe y complicado, para convencernos absolutamente de su propuesta interpretativa. Aunque a veces, muestra un rostro ajado y pareciera que no se conmoviera en nada frente las injusticias y sufrimientos de sus mas cercanos, extraño en un ser de su comentada humanidad.

Imposible no aplaudir la actuación de Tommy Lee Jones, que asume y maneja un dignatario cuya personalidad es tan inescrutable y duro como sus palabras. Cuyos parlamentos conmueven, hasta darle gravedad dramática a su actuación. Personaje que evoluciona a costa de muchos perjuicios y termina como un ser vanguardista de pensamiento liberal. En fin, un idealista que, contradictoriamente gusta en secreto de practicismo.

 Todos dan marco al personaje Lincoln, que con mucho recato y justa diplomacia no dudó en recurrir a procedimientos donde la moral, y la política pudieran parecer  repugnantes, aunque justificadas al buscar sus metas.

Quien, sin punto y coma, ni asco acudió al soborno al chantaje para lograr sus fines. Y, de ser necesario, no temió a la guerra para alcanzar sus metas. Contradictorio jurando a Dios y buscando dos entelequias superiores: la abolición de la esclavitud y mantener la unión de unos Estados Unidos totalmente fracturado. Tarea adonde no se para en mientes, y lo lleve hasta justificar la muerte de  novecientos mil sureños y un millón doscientos jóvenes del norte.

 El film sugiere preguntas: ¿si Lincoln es el símbolo mas venerado de la cultura norteamericana, ¿por qué, entonces criticar a Clinton, Bush o el Sr Obama cuando mantienen guerras, no en su país, sino en el mundo, para imponer  su democracia made in usa. ¿Pensaría en esto el Sr. Spilberg al crear este alegato fílmico sobre la racionalidad, justicia de la guerra infinita y justificación de medios según fines¿.

 El tino de Spielberg se demuestra rotundamente al lograr una ambientación sobria de claroscuros que fácilmente te lleva a sentir y entender la triste realidad de un país en guerra y en transito hacia una sociedad mas abierta. También para demostrarnos, paradójicamente, que el mundo político pareciera haberse quedado atascado en aquel escenario que también sirvió de marco a Lincoln.

 Finalmente aplaudo que el filme no caiga en el gigantismo y espectacularidades con trucos apocalípticos, inventos digitales que de forma repetitiva nos brinda el cine de Hollywood. Saludo su maestría para carpetearse y evitar la recreación mil veces vista del asesinato de Lincoln.

En síntesis, estamos ante una obra que me permito recomendar. Que mucho sugiere. Pero les advierto, si logran armarse de alguna información previa de esa parte de la historia de Estados Unidos podrá disfrutar mas de la pieza y entender los motivos ocultos y omisiones conscientes de Steven Spilberg.

El film se construyó sobre un guión muy denso en ideas y anécdotas que dan fondo a la estructura de este biopic dramático llamado Lincoln. Steven Spilberg presenta, con profesional espíritu una cadena bien organizada de relatos que nos cuenta parte de la historia para entender la razón de ser y comportamiento de la sociedad actual y gobiernos de los Estados Unidos.

Mezcla el Director Spielberg, con mucha sutileza y sumo cuidado, parte de la historia oficial y “correcta” sobre la interpretación que se ha manejado sobre el  Presidente Lincoln. El creador dibuja los héroes fundacionales y reflexiona sobre los mitos que el pueblo fabricó sobre ellos, para explicarse como fueron en ese momento turbulento de la vida de la Unión.

La película es una impecable exposición sobre los  tumultuosos últimos meses del mandato del decimosexto presidente de los Estados Unidos.

Desde su inicio  y hasta el final estará mostrando básicamente la figura del caudillo. En la primera secuencia habla con dos soldados que lucharon en la batalla de Gettysburg. Se preparan para otro combate dirigido contra el Puerto de Richmond. Le hacen al líder una pregunta justa, pero, que él, no contesta: “Si tenemos las mismas armas que los blancos y morimos igual, por que no ganamos como ellos”. Se queja: “Aquí, aun no hay todavía ningún teniente ni capitán negros”. Insiste, -antes de retirarse-, en ser fiel con lo que hace, y sueña: “quizás en cincuenta años halla un coronel negro y en cien años, tal vez podamos votar”.

Eternos retos y contradicciones que la sociedad norteamericana, pasados ciento cincuenta años de Lincoln, continua tratando de resolver. Sobre todo, el eterno tema de la igualdad entre los seres. Máximo si de racismo, entre negros y blancos, norteamericanos se trata. Es tema no superado, aunque exista Obama, y Spilberg intente redimirlo, aún con las guerras que mantiene y las que prepara.

Es otra pregunta clave de lo no tratada en el film. Que, sin ser mostrada, por latente da sentido a la película, aunque, cree dudas sobre el enfoque racial y bélico que se utilizó.

Facciones que ante la falta de acuerdo deben intentar resolver sus diferencias, de todas las formas posibles, incluido el camino de la guerra. Fenómeno motivado por varias fuerzas de la vida de la Republica:  social, económico, político, ideológico y moral.  Spielberg, solo cubre el político y omite la mayoría; deja sin explicar, por ejemplo, el económico con un Norte, industrializado y un Sur eminentemente agrícola y lo que ello implicaba. El tema social e ideológico,  apenas lo asoma en su relato, narra sí, que ambos lados cuentan con un recurso común que los ata ingratamente como siameses en contradicción. Solo insinúa que los bandos en disputa necesitaban, y tácticamente sueñan como utilizar o explotar –en forma diferente- para su beneficio, nada mas y nada menos que la insustituible fuerza de trabajo esclava.

El film expone como Abraham Lincoln emprende un conjunto de acciones con el objetivo de acabar con la guerra, buscando unir al país y a  la vez abolir la esclavitud. Quijotada, pues solo cuenta con su talla moral y su fuerte determinación para lograrlo. Para la tensionada situación del país, era contar con muy pocos recursos.

En su dimensión dramática sobre el héroe el film cuenta  las diferentes formas y estilos, tácticas y conductas que adopta Lincoln para lograr su cometido en un momento tan crítico de la historia de la humanidad. Sobre todo, siendo consciente, de que, cuanto allí se lograse, sin duda, y como aconteció, debía afectar el destino de las generaciones venideras.

Es este uno de los logros de Spielberg,  hacernos presentes y obligarnos a participar de las motivaciones, a la par de hacernos ver como se resuelven los asuntos políticos en una Asamblea Nacional tan fragmentada y violenta como el mismo país.  Mostrarnos el escabroso camino que se trazó Lincoln para lograr la aprobación de la Decimotercera Enmienda dirigida a abolir la esclavitud.

En ese camino de hierro no es poca cosa tener que mirar al gran héroe, símbolo y mito de la antropología norteamericana como debe mojarse las manos de materias infecto fecales para tratar, como estadistas, a quienes apenas a ochenta años de su nacimiento como nación, daban sus primeros pasos en materia política.

Descubrir, como el lo dice, mientras golpea una mesa con allegados: “soy el hombre mas poderoso de la nación, pero son Uds. los que deber conseguir los veinte votos que faltan para obtener la aprobación”. Aprender que el camino mas corto entre dos posiciones – políticas- es la cantidad de dinero que uno posee y el otro ambiciona. Son los primeros balbuceos de una democracia en ciernes, pero, eso, es también política y Spielberg no lo oculta, no todo reluce ni es puro en la vida de una democracia.

La obra de Spielberg respira una bocanada de incienso y patria. Luego transpira otra de azufre adonde tiene que escupir impurezas. Es habilidad ya conocida en el director, siempre tratando de decir algo sin comprometerse. Aquí lo logra de modo consumado. Se oculta tras largos e incomprensibles textos que todo lo dejan en las enredadas manos y mentes del atontado espectador. Jeringonza que quizás,  sea una de las debilidades de la película.

Miro mas teatro que cine. Por eso, el galimatías y la extensa  perorata política le ponen peso a la narración y le restan fluidez, haciendo que la cinta, por momentos resulte pesada.

Es un logro retratar filmográficamente a Lincoln como un ser noble e inteligente, recto y con aguante y talante para soportar las embestidas de sus rivales. Apto para acudir a la gracia magistral de la anécdota para dar luz  y enseñanzas. Argucia negociadora para diluir con maestría las premisas más espinosas que le tocaba enfrentar. 

Válida argucia, eficaz con todos, menos con su inteligente mujer y con sus fanáticos hijos.

La obra de Spielberg se soporta  por la presencia del actor Daniel Day-Lewis. Acertado mostrándose en su papel de eterno conciliador, actuación que acompasa con el recursos actoral de un andar torpe y complicado, para convencernos absolutamente de su propuesta interpretativa. Aunque a veces, muestra un rostro ajado y pareciera que no se conmoviera en nada frente las injusticias y sufrimientos de sus mas cercanos, extraño en un ser de su comentada humanidad.

Imposible no aplaudir la actuación de Tommy Lee Jones, que asume y maneja un dignatario cuya personalidad es tan inescrutable y duro como sus palabras. Cuyos parlamentos conmueven, hasta darle gravedad dramática a su actuación. Personaje que evoluciona a costa de muchos perjuicios y termina como un ser vanguardista de pensamiento liberal. En fin, un idealista que, contradictoriamente gusta en secreto de practicismo.

Todos dan marco al personaje Lincoln, que con mucho recato y justa diplomacia no dudó en recurrir a procedimientos donde la moral, y la política pudieran parecer  repugnantes, aunque justificadas al buscar sus metas.

Quien, sin punto y coma, ni asco acudió al soborno al chantaje para lograr sus fines. Y, de ser necesario, no temió a la guerra para alcanzar sus metas. Contradictorio jurando a Dios y buscando dos entelequias superiores: la abolición de la esclavitud y mantener la unión de unos Estados Unidos totalmente fracturado. Tarea adonde no se para en mientes, y lo lleve hasta justificar la muerte de  novecientos mil sureños y un millón doscientos jóvenes del norte.

El film sugiere preguntas: ¿si Lincoln es el símbolo mas venerado de la cultura norteamericana, ¿por qué, entonces criticar a Clinton, Bush o el Sr Obama cuando mantienen guerras, no en su país, sino en el mundo, para imponer  su democracia made in usa. ¿Pensaría en esto el Sr. Spilberg al crear este alegato fílmico sobre la racionalidad, justicia de la guerra infinita y justificación de medios según fines¿.

El tino de Spielberg se demuestra rotundamente al lograr una ambientación sobria de claroscuros que fácilmente te lleva a sentir y entender la triste realidad de un país en guerra y en transito hacia una sociedad mas abierta. También para demostrarnos, paradójicamente, que el mundo político pareciera haberse quedado atascado en aquel escenario que también sirvió de marco a Lincoln.

Finalmente aplaudo que el filme no caiga en el gigantismo y espectacularidades con trucos apocalípticos, inventos digitales que de forma repetitiva nos brinda el cine de Hollywood. Saludo su maestría para carpetearse y evitar la recreación mil veces vista del asesinato de Lincoln.

En síntesis, estamos ante una obra que me permito recomendar. Que mucho sugiere. Pero les advierto, si logran armarse de alguna información previa de esa parte de la historia de Estados Unidos podrá disfrutar mas de la pieza y entender los motivos ocultos y omisiones conscientes de Steven Spilberg.

 

 

 

 

 

 

 

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