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Ritmo divino

(%=Image(7465146,»L»)%) Dicen que Dios es infinito y perfecto. Por eso, cada vez que un músico, limitado y maltrecho como todo ser humano, levanta la vista y exclama “¡Diablos, es Él!”, puede pasar cualquier cosa: la solemnidad de Bach, la euforia de Händel, el vértigo del pakistaní Nusrath Fateh Ali Khan, la desesperación de John Coltrane…

David S. Ware era uno de los máximos exponentes de la escuela de saxofonistas exploradores de lo desconocido, iniciada por Coltrane y continuada por Albert Ayler y Pharoah Sanders. Pero después de grabar discos increíbles como Cryptology (Homestead, 1995), Dao (Homestead, 1996), Wisdom of Uncertainty (AUM Fidelity, 1997) y Go See the World (Sony/Columbia, 1998), ha sido incandilado por una fuerte luz, o se sintió arrebatado, o fue dulcemente herido, o como quiera que se describa la visión del creador.

El resultado de esta iluminación es Surrendered (Sony/Columbia, 2000), el más reciente CD de su cuarteto, dos de cuyos miembros han permanecido fijos desde hace diez años –Matthew Shipp en el piano, William Parker en el bajo– y ahora están acompañados por un nuevo baterista: Guillermo E. Brown.

Lo más curioso del asunto es que a Ware la cosa religiosa le ha dado fuerte por el ritmo. El disco resulta así dividido en dos partes: en los primeros temas encontramos dos que son prácticamente un calco del devocional “A Love Supreme”, de Coltrane –”Peace Celestial” y “Theme of Ages”–, mientras que los últimos tres son, respectivamente, una especie de jazz latino –”Surrendered”–, un “Glorified Calypso” y un standard inspirado en la música africana: “African Drums”, de Beaver Harris.

¿Es esta irrupción de lo rítmico una estrategia para expandir el mercado del saxofonista? Podría pensarse que sí, teniendo en cuenta que su producción, hasta ahora, no era precisamente digerible, dada su predilección por las melodías complejas, su manera de tocar utilizando los registros extremos de su instrumento, siempre cercana a las fronteras del ruido, y su insistencia en una desgarradora expresión de los sentimientos, particularmente en las versiones que ha hecho de baladas clásicas como “Autum Leaves” (en Third Ear Recitation, DIW, 1993), «Tenderly», en Earthquation (DIW, 1995) y “The Way We Were” (en Go See the World). Sin embargo, este álbum no es tampoco muy complaciente, según se evidencia en la exploración armónica de “Glorified Calypso” y en la combinación del ritmo percusivo y una melodía fuertemente sentimental de “Surrendered”, por ejemplo.

En todo caso, la comparación queda en manos de ustedes. Sólo quisiera agregar que el cuarteto de Ware es una de las mejores bandas del jazz de vanguardia de la actualidad y que el pianista Shipp y el bajista Parker están entre los más destacados ejecutantes de sus respectivos instrumentos. Ambos también son líderes de sus propias agrupaciones: el cuarteto de Matthew Shipp, en el caso del primero; In Order to Survive, en lo que a Parker respecta. En su conjunto, estos tres artistas ofrecen un panorama bastante representativo de la actual escena de jazz libre y de vanguardia en Nueva York.

SURRENDERED
David S. Ware Quartet
Sony/Columbia, 2000

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