Tecnología

NASA anuncia los ganadores de su reto para la creación de un hígado artificial

El concurso tenía como objetivo acelerar las innovaciones en ingeniería de tejidos para beneficiar a las personas en el planeta Tierra y a los exploradores espaciales en el futuro, detalló la agencia federal en un comunicado

Dos equipos de científicos de Carolina del Norte ganaron los primeros puestos de un desafío de la agencia espacial estadounidense NASA para crear un hígado artificial que comience a abrir el camino para el trasplante de órganos de este tipo en humanos.

Se trata de dos equipos de científicos del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa (WFIRM, por su sigla en inglés), que trabajan en Winston-Salem (Carolina del Norte), y que resultaron ganadores del primer y segundo lugar en el Vascular Tissue Challenge de la NASA.

Cada equipo utilizó un enfoque diferente para crear tejidos de hígado humano cultivados en laboratorio que resultaran lo suficientemente fuertes como para sobrevivir y funcionar de manera similar a los del cuerpo humano y fuera capaz de hacerlo durante 30 días en el laboratorio.

Ambos equipos lo lograron y utilizaron para ello diferentes diseños impresos en 3D y diversos materiales para producir tejidos vivos que albergaban tipos de células que se encuentran en el hígado humano.

«Será excepcional escuchar sobre el primer trasplante de órganos artificiales algún día y pensar que este nuevo reto de la NASA podría haber jugado un pequeño papel para que esto sucediera», aseguró Jim Reuter, administrador asociado de la NASA para tecnología espacial.

El concurso tenía como objetivo acelerar las innovaciones en ingeniería de tejidos para beneficiar a las personas en el planeta Tierra y a los exploradores espaciales en el futuro, detalló la agencia federal en un comunicado.

Explica que en el espacio, los modelos podrían usarse para estudiar cómo la exposición a la radiación afecta al cuerpo humano, documentar la función de los órganos en microgravedad y desarrollar estrategias para minimizar el daño a las células sanas mientras viven o trabajan en el espacio.

La microgravedad también puede facilitar la creación de tejidos de ingeniería aún más grandes y complejos que se ven y funcionan más como los del cuerpo humano, en comparación con los tejidos construidos en la Tierra.

El ganador del primer puesto tendrá la oportunidad de avanzar en su investigación a bordo del Laboratorio Nacional de EE.UU. de la Estación Espacial Internacional (ISS).

La investigación puede facilitar el crecimiento y la supervivencia, a largo plazo, de tejidos tridimensionales gruesos para aplicaciones de investigación y terapéuticas, y eventualmente vendajes y reemplazos de órganos.

A corto plazo, podrían acelerar las pruebas farmacéuticas y el modelado de enfermedades.

Y aunque se necesitan más avances para hacerlo realidad, los órganos artificiales desarrollados a partir de las propias células del paciente cambiarían vidas, reducirían las listas de espera de trasplantes y ayudarían a acabar con la escasez de órganos, informó la NASA.

Los tejidos del cuerpo dependen de los vasos sanguíneos para suministrar a las células nutrientes y oxígeno y eliminar los desechos metabólicos, un proceso conocido como perfusión.

Como no es fácil recrear este proceso en el tejido diseñado, la NASA les pidió a los equipos que desarrollaran y probaran estrategias para fabricar tejidos con vasos sanguíneos artificiales funcionales.

«El valor de un tejido artificial depende completamente de qué tan bien imita lo que sucede en el cuerpo», precisó Lynn Harper, administradora de desafíos en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley de California. 

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