La migración no es vacaciones
Vale la pena establecer una comparación entre ser turista y ser un emigrante. A veces se tiene una concepción totalmente errada cuando se toma la decisión de emigrar de tu país sin considerar los cambios que esto trae consigo. El emigrante viaja por un objetivo personal, profesional o por factores que lo empujan a tomar la decisión de irse, mientras que el turista viaja y sale de su entorno habitual por motivos recreativos y mayormente en un corto período de tiempo.
Hay quienes consideran que ser turista es equivalente a un emigrante, aunque en ambos contextos la persona debe hacerse responsable económicamente de sí mismo o de su grupo familiar, obvia, en el caso de la emigración, que tiene que enfrentarse a escenarios psicológicos y emocionales que lo pueden hacer susceptible con una dura realidad.
Por ejemplo, cuando el emigrante se topa con condiciones desfavorables en cuanto a los horarios de trabajo y el salario o cuando no puede legalizar su estatus migratorio en el país que ha seleccionado, esto conlleva a que sea vulnerable emocionalmente, debido a que son factores desfavorables que no había experimentado en su país de origen.
El coach migratorio Francisco Javier Ochoa asevera: “Ante una migración debes analizar cuál país te ofrece mejores condiciones y facilidades y no como hacen muchos, escogen a priori un país como destino para luego descubrir que no es el que más les convenía, de allí radica la importancia de la planificación migratoria, donde debes evaluar cada aspecto que será determinante en tu proceso, evitando en muchos de los casos el duro choque con esa nueva realidad”.
Cuando se evalúa cada aspecto de la migración sin duda ayudará a tener una visión más clara del mejor destino a elegir, evitando en muchos de los casos, aquellos males e inconvenientes que podrían estar presentes en el país seleccionado y servirá para considerar la nueva realidad y no se basará solo en percepciones, fantasías o por recomendaciones porque a otros les va bien.
Ochoa también señala que es por ello que en nuestras manos está el poder de tomar la mejor decisión y de convertirnos en un emigrante exitoso a través de la planificación, tomando siempre en cuenta que el emigrar no es unas vacaciones.
