Entretenimiento

Tres y seis, nueve propuestas estéticas

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Tres y seis, nueve propuestas estéticas es una exposición que convoca, a través de igual número de obras, tal y como lo expresa Bélgica Rodríguez, diversas orientaciones estéticas que definen, de manera particular, el trabajo de cada una de las creadoras: Mercedes Pardo, Luisa Richter, Margot Römer, Domenica Aglialoro, Carola Bravo, Mercedes Elena González, Nela Ochoa, Gisela Romero y Patricia Van Dalen, entre cuyas propuestas, tal y como afirma Víctor Guédez, se revela claramente un diálogo y correspondencia. En tal sentido, Tres y seis, nueve propuestas estéticas es también una exposición en la que se evidencian nueve espacios y nueve tiempos que conviven en nuestra contemporaneidad.

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La Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela invita, en esta ocasión, a experimentar a través de esta exposición -propuesta por AICA, capítulo venezolano, y bajo la curaduría de Bélgica Rodríguez y Víctor Guédez-, la complejidad que nos caracteriza y que se expresa a través de múltiples formas, ideas, conceptos, propuestas y tendencias que se pueden percibir en el diálogo abierto que ofrece esta exposición, como entidad plural y grupal que rinde un claro homenaje al trabajo individual de estas nueve artistas, a algunas de ellas por su legado, y a otras, por la trayectoria que ya han iniciado.

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AICA, Carta de Presentación

La Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA, Capítulo Venezuela, fue fundada en 1973 por un grupo de personalidades, quienes parte de su tiempo lo dedicaban a la crítica e historia del arte en Venezuela, al coleccionismo y otras actividades afines a la actividad teórica de las artes plásticas venezolanas. Conjuntamente con el desarrollo cultural del país, esta actividad fue creciendo hasta convertirse en una profesión, a lo que grandemente contribuyó la creación de la Escuela de Artes de la UCV, así como instituciones tan importantes como el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber y la Galería de Arte Nacional, GAN.

El Capítulo Venezuela de esta ONG internacional, dependiente de la UNESCO, hoy cuenta con 32 miembros cuya actividad es fundamental en museos, galerías, así como en el análisis de la realidad artística local. La contribución a la bibliografía sobre el arte venezolano de los miembros AICA, ha sido fundamental para la proyección, difusión y comprensión de las artes plásticas del país.

En su afán de consolidar una palestra, durante los últimos años AICA, Capítulo Venezuela, ha venido desarrollando una actividad constante, traducida en su presencia en salones y bienales de arte, tertulias en exposiciones, participación en foros, mesas redondas, seminarios y conferencias, encuentro de la crítica como el realizado el 2003, siendo las comunicaciones leídas y presentadas allí, recogidas en una publicación que apareció a fines del pasado año. La muestra Tres y seis, nueve propuestas estéticas, forma parte de esta intensa actividad. La obra de nueve mujeres artistas es analizada a la luz de sus convergencias y divergencias estéticas. Mercedes Pardo, Margot Römer (ambas fallecidas) y Luisa Richter, forman un marco histórico para el desarrollo de las seis más jóvenes, Carola Bravo, Domenica Aglioloro, Gisela Romero, Mercedes Elena González, Nela Ochoa y Patricia Van Dalen. Los aportes al desarrollo de la pintura en Venezuela de las tres primeras son indiscutibles. Estos aportes se conjugan con el trabajo de las seis artistas más jóvenes, marcando pautas en la continuidad de ese desarrollo.

La exposición ha sido posible gracias al soporte y apoyo de la Universidad Central de Venezuela, la Dirección de Cultura y la Galería Universitaria de Arte, no solo en conceder la sala para este propósito, sino también de ocuparse de su coordinación, catálogo y otros menesteres. Así mismo agradecemos a la Galería de Arte Nacional, GAN por el préstamo de las obras de Pardo y Römer, a la Galería Medicci por la obra de Richter, a Seguros La Previsora por su contribución, y a todas las jóvenes artistas presentes por su desinteresada cooperación y respuesta inmediata a la invitación formulada. Vaya a todos nuestro profundo agradecimiento.

Bélgica Rodríguez
Presidenta

Orientaciones estéticas

En 1978 el
(%=Link(«http://www.whitney.org/»,»Whitney Museum of Art de New York»)%), realizó una exposición que tituló Art About Art (Arte Alrededor del Arte), salvando la distancia, la propuesta artística y estética expresada en la exposición Tres y seis, nueve propuestas estéticas, trata de un diálogo entre la obra de nueve artistas mujeres y significa una reflexión del arte alrededor del arte, no para involucrarse con el pasado, sino para tomar el tema del arte mismo como experiencia creativamente obsesiva. Ellas conforman un elocuente ejemplo de una vanguardia que ha actuado en su momento y en su tiempo siguiendo argumentos estéticos que podrían definirse como antitesis de la tradición artística en Venezuela, si bien, como diría la crítica de arte, para luego imponerse como una tradición. Sus planteamientos, estéticos y artísticos, han estado adecuados a su tiempo cultural y existencial. Uno de los puntos de unión está sustentado en la posición que ha sumido ante la creación cada una de ellas. Posición estrechamente vinculada a una actitud “subversiva” hacia el arte, con compromisos hacia problemas existenciales que implican no solo su propia vida en la sociedad contextual en la que han desarrollado su obra, sino también reflexiones sobre el arte mismo y complejidades de la realidad del Ser. Y por último son creadoras en toda la extensión del concepto y vida.

Mercedes Pardo, Margot Römer y Luisa Richter, están acompañadas por Patricia van Dalen, Nela Ochoa, Carola Bravo, Mercedes Elena González, Gisela Romero y Domenica Aglailoro. Mujeres para quienes el arte es un diálogo directo con ellas mismas, con el espectador y con el universo cultural de su sociedad, definiéndose a partir de una relación humanista. El suyo es un diálogo que busca expresar el irremplazable sentido de la vida humana en un lenguaje artístico específico. Con nuevas ideas y nuevos planteamientos plásticos, vehementemente creen, y han creído, en sus propios caminos investigativos (Pardo con el color y la geometría, Römer con sus ironías pop, Richter con sus paisajes abstractos alucinantes, Van Dalen con un expresionismo salvaje de color y manchas, Ochoa y sus investigaciones sobre problemas genéticos, Bravo y sus mapas cartográficamente humanos y metafísicos, González y sus exploraciones en las pérdidas físicas y emocionales de la mujer, Romero y sus dibujos expresivos de la angustia del ser por habitar una ciudad celda y Aglialoro con sus referencias a la dualidad del universo femenino.

En principio, la identidad artística de todas ellas ha sido sustentada por un evidente rechazo a la figuración, concretándose en investigaciones individuales sobre conceptos que junto a la exploración del comportamiento de los materiales, hacen visible de manera eficiente el significado de la obra. Haciendo funcionar la intuición junto a ciertos niveles empíricos, aclaman las fuerzas del arte y de la vida. En conclusión, color, formas y no formas, imágenes agresivas, telas, objetos, materiales no convencionales como goma espuma y plásticos así como el tan noble mármol, establecen coincidencias en los conceptos manejados y las diferencias en la situación plástico-formal. Estas diferencias han hecho posible la creación de argumentos artísticos que derivan en una estética basada en un balance entre la tradición y la innovación, quiere decir que el trabajo de estas artistas es cada vez más analítico, formalmente han sintetizando experiencias de generaciones anteriores. Sin dejar de estar ancladas en lo más puro de la cultura artística definida por la “investigación” que desde mediados de los años cuarenta se cuenta como un haber, y propiciada por la toma de la abstracción geométrica como única posibilidad de universalización del arte local (verdadera entrada de Venezuela a la modernidad), la única naturaleza de su trabajo reside en la total independencia de dogmas estéticos, también heredera de las investigaciones en el campo de la plástica de los años setenta.

La libertad creadora exaltada por muchos artistas, sobretodo en las que concierne a este texto, es parte de su honestidad para romper con los lazos del quehacer convencional, en donde incluso elementos formales y técnicas en una época desacreditadas como no puras ni pertenecientes a las “bellas artes”, han sido utilizadas en función de modelar una estética que se inserta en la pluralidad artística contemporánea, siempre conducente al debate y cuestionamiento. El intenso trabajo en conformar teorías que sustenten la obra, ha tenido por objetivo definir conceptos y significados de su actividad artística y estética, además del buen gusto en realizarla y presentarla en todas sus dimensiones. Las seis jóvenes, Patricia Van Dalen, Nela Ochoa, Carola Bravo, Mercedes Elena González, Gisela Romero y Domenica Aglialoro, parte de una “nueva generación”, no forman un grupo único; su homogeneidad estética estriba en la expresión de la experiencia esencial y no de la representación de ella, un axioma heredado de las tres de otra generación, Mercedes Pardo, Margot Römer y Luisa Richter, cuya trabajo resulta del análisis de su propia experiencia, en presencia y en ausencia.

Ante la obra de cada una de estas artistas, una experiencia a ser experimentada es la capacidad estética que tiene de invadir el espacio de vida del espectador, dejando de lado la relación objetiva entre individuo y objeto, para elevarla al plano de la emoción, el espíritu y los afectos. Mercedes Pardo, por ejemplo, invita a penetrar espiritualmente los campos de color de su pintura, Patricia Van Dalen, si bien al igual que Pardo explora al máximo la fuerza expresiva del color, opta por hacerle penetrar en su turbulencia emocional y simbólica; Margot Römer, en esta importante etapa de su desarrollo, investiga el color sujeto a la forma figurativa (una estrella, una bandera, un urinario), con significados conceptuales (ironía y crítica), ironía y poética que expresa la estética de Gisela Romero con sus referencia a “espacios donde no se puede reflexionar” y los mapas “geográficamente humanos” de Carola Bravo. En esta nivel podría añadirse las propuestas “rosadas” de Mercedes Elena González y Domenica Aglailoro, como fenómenos para lograr una respuesta visceral y emotiva ante su connotación de “furias” orgánicas femeninas. El examen del ritmo pictórico gestual por parte de Luisa Richter, muy claro en su obra estructurada en varios planos y prácticamente monocromática (blancos con celajes de otros colores), podría encontrarse como herramienta fundamental, y sin que se parezcan en lo más mínimo, en la obra de Nela Ochoa, obra que requiere de medios técnicos complejos, con un resultado cercano a lo que se conoció en USA como “combining painting”, es clara la estructura en varias dimensiones. En los límites de la exploración del hecho artístico en sí mismo, ellas realizan hacen un examen crítico y sintáctico de las diferentes formas de comunicación por medio del arte.

Una obra de arte implica la complejidad infinita de lo sensible. Es un acontecimiento que tiene implicaciones en todos los dominios del quehacer humano, trata el silencio y el grito.

Bélgica Rodríguez

Mercedes Pardo

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Nace en Caracas, 1922. Muere en la misma ciudad en 2004. Desde niña demostró talento para la pintura, practicándola intensamente hasta su fallecimiento. En 1934 comienza en los cursos libres de la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, luego, en 1941, se inscribió en la misma escuela, ya para seguir los cursos regulares y académicos hasta 1944, cuando viaja a Chile para estudiar en la Academia de Bellas Artes de Santiago hasta 1944. Hacia finales de esta década viaja a Francia y entra al taller de André Lhote, aprendizaje que le será de mucha utilidad. Fue una pintora abstracta desde siempre, usando el color como base formal fundamental. Se destacó como una gran colorista y sus aportes al desarrollo del arte venezolano son indiscutibles. Con mucho éxito exploró además la obra gráfica, la acuarela y el esmalte sobre metal. La obra de Mercedes Pardo se inscribe en un afán investigativo en las posibilidades expresivas del color y la geometría sensible. Muchísimas fueron sus exposiciones individuales y representó a Venezuela en eventos internacionales.

Bélgica Rodríguez

Luisa Richter

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Nace en Alemania, 1928, reside en Venezuela desde 1955. “Mi ideal es que la estructuración de la obra pintada se transforme en campos ópticos, estimulantes, que conduzcan a una posición activa, una atención especial hasta llegar a crear una multiplicidad”. Su maestro Willy Baumeister le inspira la pasión por la pintura abstracta, inmediatamente después de su muerte Richter viaja a Venezuela. En 1959 realiza su primera exposición individual en Caracas, en el Museo de Bellas Artes, y desde ese momento ha continuado con intensidad la labor expositiva, tanto en colectivas como personales. Entre los muchos reconocimientos recibidos, en Venezuela y su país de origen, está el Premio Nacional de Artes Plásticas, que le otorga el estado venezolano en 1982. Su obra ha sido admirada por público de Colombia, Perú, Cuba, los Estados Unidos, Italia, México, Alemania, país que en 2005, le rindió un homenaje con una extraordinaria exposición retrospectiva.

Bélgica Rodríguez

Margot Römer

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Nace en caracas, 1938. Muere en la misma ciudad en 2005. Desde 1963 a 1974, realizó estudios en diferentes escuelas de arte y talleres de artistas; entre ellos el Taller Libre de Arte, La Escuela de Artes Aplicadas Cristóbal Rojas de Caracas, Centro Gráfico INCIBA y el taller de la artista grabadora Luisa Palacios. Desde los inicios su interés plástico se centró en la fuerza expresiva del color. A principio de los años setenta, se une al grupo de jóvenes artistas interesados en renovar la figuración a partir de tendencias de actualidad como el Pop Art. Su pintura se caracterizará entonces por una tendencia hacia temas que le permitían expresar cierta ironía y crítica, como los urinarios, la bandera venezolana, presentándolo en imágenes gigantes sobre el primer plano. Lógicamente muchas exposiciones individuales y colectivas. En 1977, obtiene el Gran Premio del Salón Arturo Michelena, siendo la primera mujer artista que obtiene tal recompensa.

Bélgica Rodríguez

Diálogo y correspondencia

La conjugación de planteamientos afianzados en sus singularidades proporciona interesantes ventajas apreciativas. Por una parte, permite demostrar que las individualidades se perciben con mayor especificidad y se valoran con mejor comprensión en el marco de la diversidad. Siempre se es lo que se es por lo que se hace diferente a los otros. Pero además, ésta realidad también nos invita a recordar que el arte, como la democracia, existe a partir de las diferencias y para preservar las diferencias. El problema del arte no es ?como tampoco lo es de la democracia? la apertura de actitudes y la pluralidad de visiones distintas. Por el contrario, los inconvenientes y las limitaciones afloran, tanto en el arte como en la democracia, cuando se intenta intimidar para imponer una falsa homogenización, o aún peor, cuando se asume la tarea de marginar a los distintos para que todos seamos iguales.

Edgar Morin puntualizaba, con mucha propiedad, que la verdadera conquista del siglo XXI proviene de una disposición orientada a erradicar las ortodoxias, cultivar las divergencias y avivar el pluralismo. Precisamente, esta muestra se inspira un poco en lo heterodoxo de las propuestas, la ampliación de las divergencias y el énfasis en lo plural. La diversidad es la mejor manera de convivir, al mismo tiempo, es la más elevada alternativa para la innovación. Además es la opción superlativa del crecimiento.

Los enunciados expuestos se legitiman porque estamos en presencia de un intenso diálogo entre las obras de Carola Bravo, Nela Ochoa, Patricia Van Dalen, Gisela Romero, Mercedes Elena González y Doménica Aglialoro, en donde lo que prevalece es un amplio espectro de visiones. Aquí no se aborda de una perspectiva de género, ni existe un motivo estético coincidente. Tampoco se pone de manifiesto un estatuto ideológico ni una exacta nivelación generacional. Sin embargo, al menos, tres cualidades distintivas se apoderan de la atmósfera que aquí se respira, como son la entrega y profesionalismo en el ejercicio investigativo, la concreción de aportes referenciales y, sobre todo, el enraizamiento de una vocación proyectada hacia el futuro como consecuencia de sus insobornables compromisos como artistas. Podríamos decir que lo que se produce es un diálogo en función de la afirmación que cada una de las artistas hace en un mismo tiempo y ocupando un mismo espacio. Cada una de ellas es ella misma a partir de su integración con el conjunto.

Lo heterodoxo, lo divergente y lo plural se revela entonces de manera abierta. Carola Bravo recurre a sus cartografías expresivas que replantean y redimensionan los códigos geométricos convencionales. Doménica Aglialoro, por su parte, aporta una metafórica y poética realización de la cual brota el recio carácter de su afirmación estética. En este orden, Mercedes Elena González promueve alusivas visiones orgánicas que remiten al concepto de las pérdidas propias del sexo femenino. Desde la perspectiva reflexiva y desgarrada, Nela Ochoa recurre a la consideración ética y a la problematización estética para ponerlas al servicio de una revalorización humana de la “Genética”. Gisela Romero promueve dos planteamientos de lectura para denunciar la pérdida de libertad en la ciudad. Finalmente, Patricia Van Dalen, alcanza un sincretismo entre el color primitivo, la sonoridad luminosa y la poesía exclamativa, con lo cual subraya la superlativa plenitud de los planos estéticos.

Pero el interesante diálogo que dichas propuestas despliegan alcanza un nuevo plano de relectura, al aparecer en el espacio expositivo tres mujeres referenciales en la plástica venezolana, como son Mercedes Pardo, Luisa Richter y Margot Romer.

Mercedes Pardo se hace presente con una obra cuyo título “Umbra y penumbra” remite a los efectos producidos por limpios y tonales planos solapados. Aquí, el aporte cromático y el foco de las armonías se convierten en un valor decisivo para ampliar las resonancias visuales y virtuales de la ejecución. Por su parte, Luisa Richter pone de manifiesto su temperamento expresionista asi como su disciplina compositiva. En su obra, la abstracción instintiva e intuitiva procede de los planos y umbrales que se entrelazan hasta alcanzar las profundidades más insondables. También la materia plástica y la ansiedad de los acentos se recrean en los afloramientos de un estatuto plástico pletórico y poético. En esta secuencia encontramos, la obra “Sobre el Roraima” de Margot Romer, en donde se muestra una estrella cargada de vida que palpita con una clara referencia orgánica y con una sensible revelación de símbolo lacerado. Estas sensaciones se acrecientan como consecuencia de una morfología volumétrica de apariencia sensual. Pero por encima de tales sensaciones se encuentra la reflexión acerca de la bandera patria, cuya desintegración fue intuida por la artista con una anticipación asombrosa. Aquí la estrella parece reclamar la libertad y la vigencia de su significado con una voluntad que trasciende sus aparentes fuerzas.

El universo de posibilidades estéticas que representa esta congregación de seis jóvenes creadoras en pleno ascenso consagratorio y de tres veteranas establecidas como emblemáticas de nuestra plástica, promueven, en esta ocasión, una extraordinaria oportunidad para establecer un balance de las contribuciones estéticas de la mujer venezolana. Igualmente, esas diversas manifestaciones nos hacen revivir el valor de la búsqueda creadora lanzada sin restricciones ni cortapisas. Desde lo más profundo, este universo plural nos invita a celebrar que, afortunadamente, todavía tenemos el arte para experimentar la riqueza de la diversidad. Que, afortunadamente, tenemos el arte para compensar tanta suciedad y contaminación. Que, afortunadamente, tenemos el arte para contrarrestar las ventajas de la desvergüenza. Que afortunadamente, tenemos el arte para encontrar el espacio desde donde podemos resistir.

Victor Guédez

Reseña sobre la obra de Domenica Aglialoro

Una gran superficie de tela, cortina fruncida de doppio velo transparente, oculta un misterio en su interior. En Voila, Domenica Aglialoro, continúa su exploración en la conceptualización del tema de la mujer y su cualidad femenina. Sobre la superficie del material ha cosido nudos, emblemáticos de sueños atrapados, de sentimientos que pugnan por salir. La cuadrícula que resulta de la disposición de los nudos podría considerarse como el orden de lo cotidiano. En el centro, detrás de la masa rosada, se haya una columna vertebral enyesada con costillas y pelvis (receptáculo del útero). Este elemento se debe descubrir, como también la ranura en forma de vulva y la pequeña protuberancia que está colocada a la altura del cuello parecida a un pene. Para Aglailoro esto representa la dualidad entre géneros.

La artista Aglialoro se coloca como testigo visual de propuestas relacionadas a conceptos actuales, propios de la modernidad. La unidad interna de la obra no se remite a cosas vistas, es la sugerencia, a partir de elementos conocidos, de un espacio imaginario, en el que un tema (en realidad abstracto), se desarrolla y alcanza unidad, gracias a la alternancia de valores formales, como la luz, las sombras y el valor que alcanza la monocromía a partir de un color que puede resultar cursi, pero que sus manos enaltece en su condición simbólica.

Bélgica Rodríguez

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Domenica Aglialoro
Voila
2006
Ensamblaje, modelado, enyesado, cocido. Gres, gasa de yeso, doppio velo
Dimensiones variables

Domenica Aglioloro

Nace en Caracas, 1962. Desde 1994 expone extensivamente en exposiciones colectivas, entre las últimas más importantes están: 2000, X Premio Eugenio Mendoza, Sala Mendoza, Caracas y 5 Bienal Internacional de Cerámica del Cairo, Egipto. 2001, IV Bienal Barro de América, Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez y 59 Salón de Artes Visuales Arturo Michelena, Valencia. 2002, La Casa de América, Bucarest, Rumania y I Bienal de Arte de la Facultad de Arquitectura, UCV. Caracas. 2003, Salón Exxon Mobil, Galería de Arte Nacional; GAN, Caracas. 2004, 62 Salón de Artes Visuales Arturo Michelena, Valencia. 2005, V Bienal Barro de América, Memorial de América Latina, Sao Paulo. Algunas exposiciones personales: 2005, Galería Zpazio Zero, Caracas. 2001, Galería Moro, Maracaibo. 2000, Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez y Ateneo de Valencia.

Reseña de la obra de: Carola Bravo

Es arquitecta y esto lo expresa en la estructura de su obra. Instalaciones en las que el espacio como medida física y conceptual es factor definitorio del significado de la obra. El espectador es llamado a examinarla en sus extensiones en el muro, a veces ocupando piso y techo, en las dimensiones áureas del dibujo que se proyecta en el espacio a partir de aquel otro que ocupa la plancha de mármol y se continúa en el muro. En un recorrido al infinito, la línea sin pausa precisa el motivo y estructura que la artista propone. Línea negra valorizada que junto a la emblemática frialdad del mármol, se mueve sobre la superficie del soporte, haciendo visible el tema de la obra al relacionarlo con los arquetípicos mapas geológicos que tienen que ver con el espíritu y con la materia.

En su obra, y muy precisamente en la Serie Estrías que presenta en esta exposición, Carola Bravo logra evidenciar las cualidades abstractas del espacio al oponer volumen y peso al dibujo que orienta el muro hacia varias direcciones. Territorios y “cartografías” que llaman la atención por su densidad y fragilidad. Poética del espacio sensible y físico.

Bélgica Rodríguez

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Carola Bravo
Serie Estrías
2006
Grafito carbón y tinta sobre mármol y pared
110 x 300 x 2 cm (7 piezas)

Carola Bravo

Nace en Caracas, 1961. Arquitecto. Maestría en Historia y Teoría del Arte, UCV. Estudia pintura, dibujo y grabado en diversos talleres desde 1972 a 1996. A partir de 1990 realiza labor docente en artes plásticas. Entre los reconocimientos se cuentan los de 1999: Gran Premio, XXIV Salón Nacional de Arte de Aragua y Premio Andrés Pérez Mujica, 57 Salón Nacional de Artes Visuales Arturo Michelena, Ateneo de Valencia. Desde 1992 expone individualmente, entre las más importantes: Casa Rómulo Gallegos, CELARG, Caracas, 2001; Galería 39, Caracas, 1999; Galería Arri-Art, Caracas, 1995. Entres las últimas colectivas están: 2001, IV Bienal Barro de América, Museo Alejandro Otero, Caracas; 2000, realiza un mural para la Universidad Metropolitana de Caracas; Proyecto Mapa, Casa Rómulo Gallegos, Caracas; 1999, II Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, 1998, II Bienal Nacional del paisaje: Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu, Maracay.

Reseña de la obra de: Mercedes Elena González

Ocuparse del “paisaje” natural y humano ha sido una de las preocupaciones de esta artista, cuya obra pareciera tener algo de obsesivo cuando de urdimbre se trata. Es un tejido a veces semejante a un bosque enmarañado, otras a un mar encrespado, o a un finísimo dibujo de interiores de la anatomía del hombre. En Las ovularias Mercedes Elena trata un universo femenino privado, muchas veces angustioso, porque como dice la artista … saben que el ciclo de flujos pronto se irá: allí donde los óvulos habitan y se mueren.

Extraña poética resulta la expresión de un tema delicado que la artista vuelca como imagen que tiene en su mente (y alma por qué no?) representado en el fragilísimo manto que cuelga y se desarrolla en todo su esplendor a partir de las cintas, hilos, y otros materiales, con los que teje una especie de coraza entre rosada y el tenue color de otras fibras, formando, a veces, especies de nidos como úteros y formas orgánicas en crecimiento. La simbología del color es ineludible, responde al convencionalismo de lo femenino, pero la obra en sí, está estructurada como un relieve bidimensional que podría apreciarse como una especie de capa sagrada que está allí, precisamente, para proteger lo femenino. La suavidad de la textura general contrasta con la agresividad de la propuesta temática.

Bélgica Rodríguez

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Mercedes Elena González
Las ovularias
2004-2005
Técnica mixta
Dimensiones variables

Mercedes Elena González

Nace en Caracas, 1952. Licenciada en Bellas Artes, School of the Museum of Fine Arts, Boston. Algunos reconocimientos: 2002, Premio Armando Reverón, Salón Arturo Michelena, Valencia. 2001, Gran Premio Salón Nacional de Arte de Aragua, Maracay. 1976, Bolsa de Trabajo CONAC. Desde 1977 realiza exposiciones individuales, entre ellas: 1996, The Venezuelan Center Gallery, New York. 2001, Sala Alternativa Elvira Neri Galería, Caracas. 2002, Valu Oria Galería de Arte, Sao Paulo. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, entre las más importantes: 2005, “13 Instrumentos de Dibujo” Fundación Cultural Corp Group, Caracas. 2004, V Bienal Barro de América, Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez y “Figuración Fabulación”, Museo de Bellas Artes, Caracas. 2003, “Muestra 2”, Sala Alternativa Elvira Neri, Ciudad de México.

Reseña de la obra de: Nela Ochoa

En un soporte de bordes irregulares y reblandecidos, Nela Ochoa replantea la imagen radiográfica de un costillar humano impactado por una bala y sus respectivas esquirlas. Pero, más allá de cualquier limitación anecdótica, lo que a ella le interesa es recuperar por esta vía una reflexión sobre la genética y sus correspondencias con el comportamiento humano.

En el caso particular de esta obra, el foco de indagación es un gen relacionado con la violencia. Para afianzar la fuerza de esta inquietud, Nela Ochoa incorpora al soporte la secuencia inscrita de este gen con una energía que alcanza y traspasa con intimidación los espacios reales e invade con intriga la curiosidad del espectador. Desde el fondo de esta conjugación de datos perceptivos aflora el propósito de precisar valoraciones que permitan comprender las relaciones entre ética, estética y genética. Dependiendo de los esquemas de lectura, el observador podrá privilegiar las jerarquías que mejor se ajusten a sus intereses. Podrá pensar en la ética de la estética y de la genética; en la estética de la ética y de la genética; o en la genética de la ética y de la estética. Pero, en todo caso, el foco de origen siempre es el de una “gen – ética” que Nela Ochoa no ha diseñado para ver una radiografía, sino ver a través de la radiografía. Ese puente la conduce a la presencia de un proceso de recontextualización–revisión–resemantización que tiende el puente entre crítica fundada y la exhortación desgarrada.

Victor Guédez

Nela Ochoa

Nace en Caracas, 1953. Realiza estudios de diseño, pintura y danza contemporánea en Caracas y París. Su obra se enmarca en la generación de artistas cuyas propuestas hacen uso de los llamados “nuevos lenguajes”: Técnicas multimedia, ensamblajes y video-instalación. Su interés por el cuerpo humano la ha llevado a indagar en las reproducciones de rayos X, tomografías y secuencias genéticas. En 1987 recibe el Premio de Arte no Objetual en el Salón Arturo Michelena, Valencia y en 1990 le fueron otorgados cuatro reconocimientos en la V Edición del Festival Nacional de Cine, Video y Televisión de Mérida. Ha desarrollado un trabajo creativo en el área de la coreografía y el performance, los que registra e integra a sus propuestas de video. 2004, representa a Venezuela en la Bienal del Estandarte, Tijuana, México y participa en la exposición colectiva “Figuración Fabulación Venezuela”, Museo de Bellas Artes de Caracas.

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Nela Ochoa
Rojo x Naturaleza
(Gen DRD4, relacionado con agresividad)
2006
Acrílico sobre tela impresa y pared, goma espuma
100 x 210 cm

Reseña de la obra de: Gisela Romero

Gisela Romero recurre a una deliberada y desafiante ambivalencia. A partir de un aporte sutil y frágil plantea una crítica vehemente y cáustica. La alusión al deterioro de la ciudad y a la pérdida de los espacios urbanos se revela mediante explícitas sentencias caligráficas. La ciudad limitada y cercada, los territorios vedados y lacerados, la realidad contaminada y fragmentada, las vías agrietadas e interrumpidas, en fin, la descomposición material, social y espiritual de nuestra restringida libertad es mostrada con certidumbre y dolor, pero también con delicadeza y levedad.

Esos contrastes se recogen mediante una tela colgada que transparenta la insondabilidad de lo que esconde. Ilusiones y esperanzas parecen palpitar desde la más recóndita profundidad, así como voluntad de denuncia y vocación de entrega invaden las superficies más evidentes. Estos cruces anfibológicos promueven una extraña convocatoria para que el espectador asuma el reto de distinguir sin separar y conjugar sin confundir los mensajes múltiples que aquí se combinan.

Victor Guédez

Gisela Romero
Nace en Caracas, 1960. Master en Bellas Artes del Pratt Institute de New York y Licenciada en Bellas Artes del California College of Arts and Crafts. Algunas exposiciones individuales: 2005, Alianza Francesa, Caracas. 2003, Galería 39, Caracas. 2001, Studio Soto, Boston. 2000, Sala Mendoza, Caracas. Entre las últimas colectivas importantes están: 2005, “13 instrumentos de dibujo”, Fundación Cultural Corp Group, Caracas. 2004, IV Concurso Internacional de Estampas Digitales Premio Gravat, Oslo. 2002, “Happening Extremos V”, Museo Alejandro Otero, Caracas. 2000, 9th Biennial Print and Drawing Exhibition, Taipei Museum of Fine Arts. Algunos reconocimientos recibidos: 1993, Premio Ferro de Venezuela, XXII Salón Nacional de Artes del Fuego. 2000, Premio Fundación Banco Mercantil, III Bienal de Artes Gráficas de Caracas. 2004, Mención Honorífica, XI Bienal de Miniaturas Gráficas, Taga. Caracas.

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Gisela Romero
Ciudad celda
2006
Diferentes técnicas de dibujo sobre tela (doppio velo liso)
300 x 300 cm

Reseña de la obra de: Patricia Van Dalen

En este cuadro de Patricia Van Dalen, las luces encendidas con el amarillo y las sombras absorbidas por el azul se mezclan en un juego de ambivalencias y complementaciones. De repente, las luces ocupan los lugares de las sombras y, simultáneamente, las sombras habitan los espacios de las luces, con lo cual lo visible asume la condición de un extraño simulacro. Perceptivamente, todos los efectos terminan por convertirse en fogatas cromáticas que no disimulan su pletórica festividad ni encubren la fuerte expresión de su energía. En medio de esta dinamización entran en escena rectángulos alargados que se adosan con la conciencia de pertenecer a otros tiempos y a distintos espacios. Con estos fragmentos se repotencian las sensaciones espaciales y se reactivan las resonancias de un interesante contraste. Son segmentos que alteran los espacios abiertos pero que no interrumpen la expansión generalizada y orgánica de un mismo estatuto estético y de un semejante repertorio cromático. También se produce otra conjugación significativa en donde lo geométrico se relativiza en medio de las manchas informales y éstas, a su vez, se dejan llevar por una expansión lírica. Aquí surge la necesidad de parafrasear a Harold Rosemberg para decir que Patricia Van Dalen logra que su obra afinque el color propio de la pintura, afiance el ritmo propio de la música y asuma la exclamación propia de la poesía.

Victor Guédez

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Patricia Van Dalen
Detrás de la cerca
2006
Acrílico y collage de tela sobre tela
170 x 300 cm (3 paneles de 170 x 100 cm)

Patricia Van Dalen

Nace en Maracaibo, estado Zulia, 1955. Graduada de diseñadora gráfica en el Instituto de Diseño, Fundación Neumann-Ince, Caracas. Entre 1980 y 1986 trabaja en París con el artista Yacoov Agam. Ha sido docente en el taller Experimental de Artes Plásticas de la Facultad de Arquitectura de la UCV. Caracas. Algunos reconocimientos recibidos: 2001, gana el Premio Único Concurso Ideas para la Galería Mural Autopista Prados del Este, Caracas (realizado). 1991, I Premio Salón Nacional de Artes Visuales, Conac, Caracas. Entre las muestras personales más importantes están: 2005, “Gramática”, Galería 39, Caracas. 2004, “Luminous Garden”, Fairchild Tropical Botanic Garden, Coral Gables; USA. 1999, “Espiral II”, Museo de Bellas Artes de Caracas. Desde 1978 ha participado en más de 150 exposiciones colectivas, entre ellas el Salón Nacional de Jóvenes Artistas, las cinco ediciones de la Bienal de Guayana, la Bienal de Estandartes de Tijuana, México.

Créditos

Curaduría general: Bélgica Rodríguez
Comité curatorial: Victor Guédez, Bélgica Rodríguez
Coordinación general: María Gabriela Córdova

Museografía: Bélgica Rodríguez, Freddy Carreño
Montaje: Galería Universitaria de Arte

Notas biográficas: Bélgica Rodríguez
Fotografía: Carlos Germán Rojas y de la sala Jorge Raventos
Diseño gráfico: Ira León

Agradecimientos:

Agradecemos especialmente al Rectorado de la Universidad Central de Venezuela, a Luisa Richter, a la Galería de Arte Nacional, a la Galería Medicci, a Mercedes Otero y a William y Rolf Römer Benedetti, por contribuir a materializar esta iniciativa.

Esta exposicióm ha contado con la colaboración de Seguros La Previsora a próposito de su 92 aniversario faltando 8 para 100

Jueves 11 de mayo/3:00 pm:
Encuentro con Patricia Van Dalen, Gisela Romero, Nela Ochoa y Mercedes Elena González, y visita guiada a cargo de Bélgica Rodríguez.

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