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Un Clásico Italiano Revive en una Cinta Moderna

No hay duda que los clásicos existen para imitarse, y es difícil ignorar sus exitosas fórmulas. Entre esos clásicos se cuenta, sin duda, la obra maestra de Vittorio de Sica, “Ladrones de Bicicletas”, que en 1949 se ganó el Oscar como mejor película extranjera y decenas de premios internacionales. Aunque la italiana fue realizada con las uñas y un costo irrisorio (unos $ 50 mil), impactó tanto a la crítica –y a todos los públicos- que se ganó un sitial de honor entre las obras maestras del neorealismo italiano y quedó en la lista corta de las cintas más apreciadas de todos los tiempos.

El filme se destacaba en múltiples planos, como actuación, fotografía y montaje, mientras el sobrio guión es considerado como uno de los mejores que se hayan escrito, a cargo del legendario Cesar Zavattini. La huella de este filme se puede ver incluso en obras más modernas como “Cinema Paradiso” de Tornatore y “La vida es bella” de Benigni. Uno de de los admiradores de De Sica y de su película, es –por su propia admisión- el novel director Gabriele Muccino, representante de la nueva ola de directores italianos y que tiene en su haber media docena de filmes medianamente exitosos, especialmente “El último beso”. De ahí que, al ver su última cinta “En busca de la felicidad”, se explica en parte las múltiples coincidencias con la obra de De Sica, aunque sea en inglés y ambientada en EE.UU.

Un título llamativo, un tema cautivante
La película de Muccino tuvo poca suerte en la pasada ceremonia de los Oscares, cuando fue nominada apenas por la actuación de Will Smith, quien no triunfó esta vez, aunque lo merecía tanto como Forest Whitaker, el ganador. Pero la cinta de Muccino tuvo más suerte en los teatros, y recaudó a escala mundial cerca de $ 300 millones hasta la fecha, algo inusitado para una película sin sexo ni mucha acción. Con esto se recuperó con creces el modesto costo de $ 55 millones, aportado mayormente por Smith, quien funge como co-productor además de intérprete (junto con su hijo Jaden).

(%=Image(9699726,»L»)%) ¿Qué tiene “En busca de la felicidad” para atraer a tanta gente en sus primeros meses? No hay duda que su título es sumamente llamativo, aunque el guión tiene poco que ver con la búsqueda de la felicidad sino con la supervivencia con dignidad en el competitivo mundo de hoy. La cinta es todo un tributo a la perseverancia y el sacrificio, al tratar de lograr el protagonista una posición como corredor en la bolsa de San Francisco empezando desde abajo. La trama cobra más interés cuando se nos avisa al inicio que es una “historia de la vida real”, basada en la autobiografía de un tal Chris Gardner, quien luego se hizo millonario y dueño de su propia firma de corredores de bolsa.

Múltiples coincidencias
A lo largo de la trama, el cinéfilo con buena memoria no puede dejar de notar las coincidencias con “Ladrones de Bicicletas”, pues al igual que esta última, la obra de Muccino es un drama sobre las desventuras de un padre de familia con mucha mala suerte al principio, pero que luego se reivindica gracias a su capacidad y tesón. Gardner es una persona sin estudios, que hace proezas para mantener a su hijo de 5 años, y acepta un puesto de pasante sin sueldo, vendiendo a destajo un aparato médico de poca demanda para pagar la comida y durmiendo a veces en albergues para desamparados o incluso en un baño público.

En la cinta de De Sica, el padre roba una bicicleta, que necesita para obtener un trabajo de colocador de afiches en la deprimida Roma de la posguerra. En la cinta de Muccino, Gardner también es desempleado y tiene problemas con la justicia, al no pagar las numerosas multas por estacionar su auto en la calle. Asimismo, Gardner le concede una costosa golosina a su hijo mientras que De Sica le hace brindar al padre una sabrosa comida completa en un restaurante. Son detalles que el cinéfilo atento no puede dejar de notar.

En ambas, padre e hijo vagan por una ciudad cruel e indiferente, que sólo se humaniza cuando todo resulta bien, en un final feliz necesario para que la cinta se gane el calificativo de “inspiradora”. Asimismo, en las dos obras, se hace patente la motivación que aporta la necesidad de mantener y educar al hijo, factor que le hace tolerar sacrificios y humillaciones a ambos progenitores. En fin, toda una serie de felices coincidencias que demuestran la admiración que tiene Muccino por De Sica, a quien reconoce como uno de sus maestros, junto con prestigiosos directores como Fellini, Antonioni y Visconti.

Smith, el actual puntero en Hollywood
La cinta es también un triunfo personal para Will Smith, actualmente uno de los actores más cotizados de Hollywood, por el al artífice de llevar una historia tan sencilla como conmovedora a la gran pantalla, logrando de paso un sonoro éxito de taquiulla. Hasta hace poco Denzel Washington era el actor afroamericano más cotizado, pero ha participado últimamente en películas poco exitosas y su prestigio ha sufrido bastante. En cambio Smith ha escogido con mucho tino sus papeles y raramente hace más de una película al año, exigiendo ahora unos $ 25 millones por su actuación, al igual que astros consagrados como Tom Cruise y Tom Hanks.

Desde que hizo roles secundarios en sus primeros filmes, Smith ha sabido granjearse las simpatías del público haciendo papeles con quien la gente se identifica, sin importar la raza del protagonista. Así pasó con una inteligente obra de 1993 titulada “Seis grados de separación” donde el personaje se hacía pasar por hijo de Sidney Poitier. De hecho tanto Washington como Smith han tratado de llenar el vacío dejado por Poitier, un indiscutible pionero al ser el primer actor de raza negra en ganar el premio Oscar en 1963.

Smith fue nominado también en 2001 por su impresionante personificación del boxeador Muhammad Ali, y aunque no ganara, demostró que puede hacer algo más que cintas de acción como “Dia de independencia”, “Wild Wild West” y “Hombres de negro”, exitazos que recaudaron más de $ 3 millardos globalmente. No pasará mucho tiempo en que Smith gane un Oscar y ya tiene el papel ideal en su próximo filme, “Tonight he comes”, donde encarna a un actor que trata de mejorar su imagen contratando a una experta en relaciones públicas (Charlize Theron), de quien se enamora, por supuesto, anticipando así un sexy-romance interracial… de película.

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