Un Shana Tova irreverente
No soy creyente, pero le pido a Dios que, si existe, no nos haga creer que somos todos iguales, siendo que todos somos diferentes, y esa diferencia es la que nos iguala.
No soy creyente, pero le pido a Dios que, si existe y nos sacó de Egipto, no nos deje volver. «En Egipto éramos esclavos», y si como dice la Torá: «el primer paso de la libertad es el desierto», entonces, bienvenido sea el desierto.
Como ya les dije, no soy creyente, pero le pido a Dios que, si existe, no me obligue a creer en él, ni haga que otros hombres me obliguen. A mi vez prometo no tratar de convencer a nadie de que no crea, y respetar a todas las formas de creer que no me involucren.
No puedo pedirle a Dios que haya paz en el mundo, porque no creo que eso dependa de él. Tampoco le pido dinero, salud, mucho sexo, charlas «de aquellas», tiempos compartidos con personas queridas, viajes de placer, buenas películas, libros maravillosos, música que conmueva, blintzes de queso y risas; aunque mal no me vendrían y estoy dispuesto a aceptar con humildad y alegría todos estos dones; y si además incluye a todas mis personas queridas (quien reciba este mensaje, obviamente está incluido) entre los beneficiarios, mucho mejor.
No soy creyente, por eso no tiene sentido rezarle a Dios ni al server para que este mensaje llegue a destino, pero si lo estás leyendo, es que llegó, que el milagro se produjo, y en ese caso, te invito a brindar conmigo: ¡¡Lejaim!! – ¡¡Por la vida!!