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Una pregunta:¿Qué queremos los venezolanos:heroes o ciudadanos?

En el libro, editado bajo la coordinación de Heraclio Arencio Bello: Aproximación a nuestra cultura(Caracas: Fundación Venezuela Positiva, 2011.946 p.) compuesta por treinta y nueve trabajos, verdadera enciclopedia de nuestra cultura en su mas lato sentido, hay un ensayo de nuestra escritora Ana Teresa Torres(1945): “Cultura de héroes o cultura de ciudadanos”(p.846-858) el cual, por la relevancia de sus reflexiones, deseamos detenernos en esta columna.

No puede ser más interesante la pregunta que se hace Ana Teresa Torres, qué queremos ser ¿héroes o ciudadanos? A la que sigue esta otra interrogante: por qué fracasamos los venezolanos, o mejor dicho porque no logramos lo que nos proponemos, “esto nos conduce a una baja autoestima…a una permanente sensación de incapacidad, de desconfianza ante nosotros mismos”(p.847). Además “son contados los hitos de los que los venezolanos se sienten orgullosos”(p.847). O por qué “¿preferimos endosarle la responsabilidad a nuestros gobernantes?”(p.847), “pareciera que olvidamos que nuestros gobernantes son, en primer lugar, elegidos por los gobernados”(p.847). Son observaciones válidas porque como ella misma dice la sociología del pesimismo sigue viva, expresada de modos fatalistas: “estamos en Venezuela” o la expresión “no parece venezolano”(p.848) cuando estamos ante un logro de algún venezolano laborioso. Ante esta grave problemática, refutable con los ejemplos positivos del vivir venezolano, ella enumera una serie de hechos que se deben tener en cuenta.

Se coloca primero ante los males: discontinuidad, incapacidad para concluir lo iniciado, dejarlo a la mitad, “cuando precisamente lo que faltaba era el menor esfuerzo”(p.849); ”desprecio de la idea de ‘mantenimiento’ que implica previsión”(p.849), culto por el operativo, propio de cuando las cosas entran en crisis, la imposibilidad de establecer “la permanencia de los proyectos”(p.848) que es distinto del “continuismo inerte”(p.848), si desaparece la persona que liderizaba lo que estaba en funcionamiento, a veces durante años, hasta por décadas, aquello desaparece. A veces, dice la autora, basta que cambie la composición de la institución, que cambie el gobierno, que se imponga el cansancio, que reine la arbitrariedad para que lo hecho con sentido se detenga, pareciera que nuestro destino es “morir sin saber de que mal”(p.848).

 

COMO NOS VEMOS

 

Por ello cómo nos vemos, cómo nos percibimos, parece ser un sendero para la rectificación. Y esta debe comenzar por comprender nuestros atributos  negativos. Cuando Ana Teresa Torres hinca su diente en esta exploración desde luego piensa en el común de los venezolanos no en las personas de altos logros que por ello se alejan de común, pese a ser ejemplares, son aquellos que saben, como escribió Augusto Mijares(1897-1979), “que un trabajo…siempre igual; ese trabajo tenaz y abnegado que de días siempre idénticos forma una vida excepcional”(La luz y el  espejo. Caracas: Ministerio de Edicación, 1955, p.168).

Lo negativo nuestro lo halla ella en la pasividad,  la falta de cultura, la prodigalidad, el irrespeto a la leyes, ya apuntado por el Libertador, “los venezolanos aman la Patria pero no aman sus leyes” dijo(Febrero 15,1819) en su oración de Angostura(Escritos del Libertador. Caracas: Sociedad Bolivariana de Venezuela,1964-2009. 32 vols. La cita aquí es del  t.XV,p.28).

Entre nuestros atributos positivos enumera: la alegría, la simpatía, la inteligencia, el sentido del humor, el igualitarismo y el coraje.

Y entre lo socio-histórico mira la permanente violencia, que define nuestro periplo desde el encuentro de Puerto Flechado, la actual Tucacas, en 1499, la pereza, la falta de creatividad, la irreflexión, según la enumeración de la socióloga Maritza Montero(Ideología, alienación y identidad nacional. Caracas: Universidad Central de Venezuela,1984.187 p.). Esta autora indica como al estudiar a los venezolanos no solo encuentra una constante acusación sino que el dolor parece cubrir toda nuestra experiencia, la pública y la íntima(Ideología, alienación y identidad nacional,p.29).

Otras dificultades son nuestros bajos logros, ”la cultura venezolana no aprecia la ejecución eficiente y el logro como cualidades prioritarias”(p.850): de allí, decimos nosotros, la siempre suspicacia ante los que si tienen logros, ante los que dedican su vida a una actividad, lo que permanecen en ella y no la abandonan y desde luego se destacan y algunos, hombres y mujeres, llegan a ser venezolanos egregios(ver José Miguel Salazar: “Perspectivas psicosociales de la identidad venezolana” en Identidad nacionales en América Latina. Caracas: UCV,2001,p.115-139. Ver aquí p.118-120).

Dicho esto indica ”el sentido de vida del pueblo venezolano no es el progreso sino el mantenimiento y el disfrute”(p.850). Vivimos en una sociedad cuya esencia está en la “trama materna”, somos una sociedad sin padres, por ello matricentrista. Todo “se construye siempre a la manera de la trama familiar…una comunidad solidaria pero con una solidaridad de tipo materno, esto es, no basada en acuerdos ni en razones sino en afectividad” (Alejandro Moreno: Historia de la vida de Felicia Valera. Caracas: Conicit,1998). Y como somos una nación sin padres, dice Ana Teresa Torres, hemos elegido “Un padre autoritario, aventurero y abandonante, que ofrece a los hijos el mismo camino para adquirir la propiedad y el poder. Un padre que se superpone a la ley, que se constituye en ley de sí mismo, y que deja abiertos los esquicios para que los hijos encuentren sus propias leyes, o aprendan a burlarlas”(p.855).

Ese hecho de la sociedad sin padres merece una especial reflexión, más amplia que la que se le ha concedido hasta ahora, es un asunto esencial que toca incluso el propio desarrollo de la sexualidad en los hijos y hasta la propia identidad de nuestra mujer, siempre valerosa, siempre junto a sus hijos, siempre, decía el psiquiatra Francisco Herrera Luque(1927-1991) es ella, “la que educa los hijos, la que lee los libros, la que hace psicoterapia”. De allí que haya que preguntarse ¿por que para los hombres los vínculos familiares son tan cortos? ¿por qué el padre abandonada a los hijos e hijas?¿por que la la vivencia del compromiso es algo lejano a ellos?¿Por qué solo está con ellos mientras la mujer lo quiera a él, es decir haga el amor con él? Si ello no sucede de va y ni siquiera se vuelve a ocupar de los hijos, así hasta las mujeres que fueron casadas se transforman en madres solteras porque todo en la vida de sus hijos depende de ellas.

En medio de esto se refiere Ana Teresa Torres a la ausencia en nuestra sociedad del “pacto social de convivencia. El comportamiento doméstico predomina sobre el comportamiento social, y la ética de esa socializaicón está determinada por una cultura matrisocial”(p.851), así la “matrisocialidad” privilegia los vínculos afectivos y privados del grupo tribal sobre los impersonales, indispensables para establecer normas de convivencia y criterios universales”(p.851), ”la afectividad y la voluntad personal por encima de las normas universales y colectivas, tiende a un ciertos caos cognitivo y volitivo: las cosas se hacen pero de acuerdo a la emoción y disposición del momento”(p.851). Así ”prever, continuar, terminar, son acciones propias de quien piensa en los otros, entendiendo los ‘otros’ como todos aquellos que incluyen a los ‘míos’, pero no son solamente los ‘míos’, sino la colectividad como un todo; la colectividad abstracta, que no conozco ni me conoce, pero de la que formo parte en tanto compartimos la ciudadanía; incluso, la comunidad del futuro”(p.851), ello se explica por ”la pobre educación ciudadana que los venezolanos hemos recibido”(p.852). Así “El impulso de libertad, presente en todas las sociedades, adquiere en Venezuela la cualidad de anarquismo, “absolutismo personal, la insumisión rebelde, el marcado individualismo convertido en personalismo” (p.854). Pero ello somos un país díscolos, la autoridad es nuestra enemiga, las leyes son para los gobiernos no para ser cumplidas por el gobernante sino para ser aplicadas a sus adversarios. Solamente a ellos.

 

CIUDADANIA

 

Y “La ciudadanía exige algo más. En primer lugar el concepto de ciudadano… Ciudadano es un concepto singular, particulariza al sujeto, lo individualiza”(p.851). Sus condiciones son: ser los constructores de la sociedad, contribuir a su permanencia y crecimiento a través del trabajo, de la educación, de valores sustantivos, de proyectos, de sentido colectivo de permanencia.

Por ello apunta Ana Teresa Torres:”Ser conciudadanos no significa que pensamos lo mismo…Significa que a pesar de nuestras diferencias, e incluso gracias a ellas, somos participes de una empresa que nos interesa a todos”(p.852).

 

EL HEROE

 

Aquí se plantea un hecho que debe examinarse con atención. Para los venezolanos, la educación lo inculca, lo más alto es el héroe, es decir, siempre el protagonista de la guerra de independencia, el héroe militar. Así apunta Ana Teresa Torres: “en la psicología del héroe no hay espacio para los quehaceres de la paz. Desconoce el mérito del trabajo y el valor de los imperceptibles logros ordinarios. Desprecia el empeño metódico y constante”(p.853) dice citando a  Axel Capriles.

Pero he aquí nuestra discrepancia: esto se anota pensado en el héroe militar solamente. Pero hay otros, de vida tan heroica como la de aquellos. Esto proviene, dice Ana Teresa Torres, “de haber impuesto al héroe guerrero como ‘rol model’ de la educación de los venezolanos…y de haber instalado la guerra de Independencia como única proeza de la venezolanidad”(p.853). Hay otras, tal la revolución de la salud cumplida una vez se restauró la democracia bajo López Contreras. Sus protagonistas fueron héroes, implantaron una revolución pacífica, la verdadera, aquella que dice Augusto Mijares(1897-1979), “revolución es proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras”(Lo afirmativo venezolano. Caracas: Dimensiones,1980,p.349). Y después hemos tenido otras: las empresas de Guayana y la formación de PDVSA por el general Rafael Alfonso Ravard(1919-2006) y las ahora encabezadas por Luis Alberto Machado(1932) y por José Antonio Abreu(1939), ambas basadas en la educación, en la formación de las personas, sobre todo de los niños y los jóvenes. Abreu es hoy el primer educador de la juventud venezolana. Y todas estas no han sido las únicas, debemos pensar lo que solo en su laboratorio ha hecho el científico Jacinto Convit(1913) para la humanidad: la vacuna contra la lepra, mal milenario, y la solución salió de Venezuela. Ahora a los noventa y ocho años cada día va su trabajo, labora ahora en obtener una vacuna contra el cáncer. Y estos son todos los que se deberían nombrar, pues ha habido trabajadores constantes de obras prodigiosas, caso Arturo Uslar Pietri(1906-2001) o Pedro Grases(1909-2004) quien completaron obras literarias e históricas que seguirán alumbrando el sendero de Venezuela. Y Uslar nos legó además el árbol de sus meditaciones y planes para nuestra sociedad. Tanto como Convit sigue laborando cada día, ahora que se acerca a los noventa y cinco años, Ramón J.Velásquez.

 

UN PARENTESIS SOBRE BOLIVAR

 

Escribe Ana Teresa Torres: “El ejemplo bolivariano entendido como pasión por arrasar con el pasado, y el permanente deseo de empezar todo desde los cimientos”(p.853). Pero nos preguntamos ¿fue solo eso Bolívar? ¿No procedió la emancipación de un proyecto cuidadosamente elaborado?¿No había entrado el mundo, desde décadas antes en la sociedad liberal, en el reconocimiento de los derechos humanos, la libertad debía ser implantada, de allí el suceder, a veces violento de la guerra en América Latina, contienda que en Venezuela fue la más violenta de toda América Latina. Pero hay mucho más en ese proceso y creemos que también debe ser tenida en cuenta cada vez que se analizan estos hechos. Uno de sus autores, tanto como Francisco de Miranda(1750-1816), Simón Bolívar(1783-1830) y Juan Germán Roscio(1863-1821), don Simón Rodríguez(1769-1854) escribió “donde no hay proyecto no hay mérito”(Obras completas. Caracas: Universidad Simón Rodríguez,1975,t.II,p.302). Así la acción de aquella generación provino de un proyecto elaborado en todos sus puntos como puede ver quien analice los textos de los pensadores que hemos citado, entre ellos el Libertador fue más que solamente un militar en acción. Mucho más que solo un demoledor de lo que encontró, si bien es correcto pensar que fue él quien acabó con el imperio español, pero también soñó que tras la independencia, después de libertar a Cuba y Puerto Rico ir a España que acabar con el régimen de Fernando VII(1784-1833) e imponer allá un régimen liberal.

Veamos con detalle el punto, creemos que en aquello que deseamos para la sociedad venezolana, como en nuestro caso en este escrito, el deseo de ciudadanía impone además la reflexión sobre el nuevo heroísmo, el de los tiempos de paz.

Todo en Bolívar no fue destruir, fue poner fin el colonialismo español, acabar con el imperio hispano en nuestras tierras, pero su tarea fue construir. Por ello tuvo Bolívar primero una concepción clara de España, de la cultura hispana y del significado de los tres siglos coloniales, tanto que pudo decir(Abril 13,1814) en plena Guerra a muerte: “Una devastación universal ejercida con el último rigor ha hecho desaparecer del suelo de Venezuela la obra de tres siglos de cultura, de ilustración y de industria”(Escritos del Libertador,t.VI,p.241). Y al definir la sociedad civil, él fue el primero en hacerlo, dijo en la Carta de Jamaica(Septiembre 6,1815): “Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevo en casi todas las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil”(Escritos del Libertador,t.VIII,p.232). Este punto de lo que pensó Bolívar de España, sus lecturas de la historia de aquella nación, a la que pertenecíamos, en donde pasó años de estudio, en donde se casó incluso con una joven española, ha sido poco abordado. España en Bolívar es tema de obligante análisis. En el Libertador pero también en Miranda, en Bello, en Simón Rodríguez.

Expresar que Bolívar no fue solo un dirigente militar, aunque era un oficial de escuela, había ingresado en las tropas reales joven aun. Examinar esto es fundamental. Las tareas de su vida fueron tres, no una sola: la guerra, la educación y la diplomacia, fueron los tres esenciales actividades de su vivir. Sin prescindir de lo castrense desde luego, pero siempre presente las otras dos, recalcadas por José Luis Salcedo Bastardo(1926-2005) en su Historia fundamental de Venezuela.(13.ed. Caracas: UCV,2006,p.256) pero unidas a una cuarta, según nuestro personal punto de vista, proyectista constitucional y autor de la legalidad de la nación que creó en medio de los mil avatares de la guerra, de allí su preocupación por el desamor de nuestra gente por las leyes, ya apuntada más arriba. Las leyes además de ser normas de control social son las máximas del vivir ciudadano.

Por ello para ver a Bolívar en sus facetas completas hay que señalar siempre que fue un dirigente-intelectual, hizo la guerra, desde luego, para escribió leyes y constituciones, fue un pensador, pensó en la paz, pero apareció el elemento disociador: el caudillo, que él fue el primero en observar y describir, el mismo año de Carabobo al escribir a don Pedro Gual(1783-1862) y expresarle que los soldados vendrían “a cobrar las adquisiciones de sus lanzas”, que temía “más a la paz que a la guerra”(Escritos del Libertador,t.XX,p.62).

Pero hay más: Bolívar es un clásico y fue un gran escritor, hombre que usaba las letras para expresar sus ideas políticas, que si quería conocerlo, dijo a su maestro don Simón Rodríguez, que viera “mis pensamientos, mi alma pintada en el papel”(Escritos del Libertador,t.II,Vol.I, p.291).Buena intuición  en él fue su idea de lo contradictorio que para una sociedad era la mezcla de dinero y esclavitud. Lo dice en la Carta de Jamaica: “oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por si mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza apreciar la sana libertad; se enfurece en los tumultos o se humilla en las cadenas”(Escritos del Libertador, t.VIII,p.244). La segunda: aquella del Discurso de Angostura, “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad política(Escritos del Libertador,t.XV,p.16-17).

Ahora bien, si muchas de las observaciones del Libertador están contenidas en la brevedad de sus cartas era porque a ello lo obligaba su acción política diaria, pero para hablar de él hay que estudiarlo, y esto requiere tiempo, mucho, porque él es un territorio entero. Para hablar del Libertador hay que leer sus 10.000 cartas, aunque hasta ahora se han acopiado, en la más reciente edición de los Escritos del Libertador 11.127 textos y hay que leer además los doscientos libros interpretativos fundamentales que existen, todos bien registrados en las bibliotecas y en los estudios.

Y observamos esto porque en estos años en la polémica que vive el país en su controversia con el presidente Chávez, que se exhibe como bolivariano sin haber estudiado al Libertador, sin conocerlo bien, y exponiendo su delirio de que “Bolívar…ha resucitado hoy en el pueblo venezolano y en nuestra revolución que es la misma”, como lo recogió la periodista Laura Weffer(“Causas de la muerte del Libertador siguen siendo un enigma”, El Nacional, Caracas: Julio 26,2011). Aquello de la resurrección de Bolívar no es más que una fantasía, un parafraseo del poema de Pablo Neruda(1904-1973) “Un canto para Bolívar”(de su Tercera residencia.1947). No ha habido tal renacer, el Libertador es un personaje de la historia, así debe ser examinado. Y la revolución que él dice, que le parece continuación de la de Bolívar, tampoco existe, media Venezuela la rechaza. Además el tiempo de las revoluciones pasaron en el mundo, el socialismo cayó por su propio peso(Noviembre 10,1989) y la URSS desapareció(Diciembre 31,1991). Es todo en Chávez una inmensa fantasía, la propio del hombre mágico que es, del ser  que no sabe ver la realidad como debiera.

Es por ello que se ha avivado una controversia sobre Bolívar en la cual para poder enfrentar al gobernante, en el asunto específico que tratamos, hay primero que nada que estudiar bien al Libertador, en todas las mil aristas de sus pensamientos e ideas, en las variaciones a la que la propia acción política lo empujó. No se puede estudiar a Bolívar sin leer sus documentos, sin conocer los detalles de su biografía, sin observar sus graves momentos psicológicos, lo que los hechos le enseñaron y siempre teniendo al lado, en la mesa en donde los estudiamos, o escribimos sobre él, un ejemplar de El Príncipe de Maquiavelo.

En estos años la confusión ante Bolívar ha sido muy amplia. De hecho ya la palabra “bolivariano” no puede ser utilizada en el sentido que la da la Real Academia Española de la Lengua, “perteneciente o relativo a Simón Bolívar o a su historia, su política” que dice el diccionario académico, porque la palabra se ha convertido en una consigna política. Consigna anti-bolivariana de hecho. Y lo peor de este hecho es que la controversia política ha llevado a utilizar a Bolívar no como un persona de la historia, que es lo que es, como debe ser examinado, sino como una persona presente. El bolivarismo de este gobierno no tiene  ningún sentido crítico, es confuso, le atribuye al Libertador los actos de Chávez, sin darse cuenta de todo lo que los separa, entre otras cosas casi dos centurias, dos épocas distintas, antípodas. Y lo que es también peor en todo esto existe el bolivarianismo  escuálido tan nefasto como el chavista porque es solo un arma política. Y ello tanto para los que siguen al presidente como para esos gritones de esquina que son los escuálidos.

No hay que olvidar que en cuanto a pensamiento Bolívar es territorio, casi un país de escritos, tanto como lo son los de Miranda, Bello e incluso Simón Rodríguez, ese último pese a la brevedad de sus libros, siempre usó el aforismo, brevedad densa, su forma de expresarse tan bellamente lacónica nos ha hecho pensar muchas veces en un maestro quien va escribiendo sus pensamientos en el pizarrón, con la tiza en la mano, ante sus alumnos.

Bolívar siempre está presente en la meditación de los venezolanos, casi siempre implícitamente, porque aunque mucha gente no haya leído explícitamente ni la Carta de Jamaica ni el Discurso de Angostura, por cierto obras literarias plenas, todos las escuchamos leer, desde niños, a nuestros profesores.

No olvidar que el heroísmo que se ha propuesto a los venezolanos, en el que se ha llegado a extremos grotescos como los que vemos ahora, viene como consecuencia del nacimiento del culto oficial a Bolívar, que exalta además al militar por encima del civil.

 

LOS CAUDILLOS

 

En el estudio de los heroísmo que nos propone Ana Teresa Torres, quien antes, en su celebrado libro La herencia de la tribu(Caracas: Alfa, 2009.287 p.), se acercó a estos asuntos son perspicacia, se ocupa de los justificadores de la rebelión, que dice Gisela Kozak(Venezuela,el país que siempre nace. Caracas: Alfa,2008,p.9). Estos existen, pero también está, y es lo que debemos mostrar, el pensamiento contrario, que es el constructivo. Es verdad que de la guerra surgió el caudillismo y el personalismo  pero también el proyecto nacional de la sociedad liberal, la propuesta: contra el militarismo, el civilismo. De hecho la Constitución de 1830 abolió el fuero militar, en 1999 restaurado en la Constitución de Chávez, lo que no deja de ser insólito. También fue abolida la representación proporcional de las minorías.

El igualitarismo, otra aporía, se lo ve, dice Ana Teresa Torres, como otra forma de resistencia a la autoridad, “se desmonta todo contrato social basado en la ‘autoritas’…la idea de que el venezolano solo puede aceptar órdenes de quien considere su igual…está íntimamente relacionada con otro valor independentista: la igualdad”(p.854), pero es esta una igualdad desfigurada. De allí que encuentre que examinado lo relativo a la rebeldía y el autoritarismo “podemos trazar las huellas de la libertad”(p.854), la “relación conflictiva con la ley”(p.855) que tienen los venezolanos. Tanto, que indica Axel Capriles, citado por ella, ”Una larga historia de despotismo, opresión, personalismo, autoritarismo, violencia y dictadura, impidió la acción e internalización de la norma como mecanismo de regulación y control socialmente útil”, (La picardía del venezolano. Caracas: Taurus,2008,p.149). Es allí donde aparece el “alzao”, “el que se rebela contra toda autoridad”(p.855), el “pájaro bravo”, ”persona sinvergüenza y aprovechada”(p.855), el vivo, Tío Conejo que se resiste a Tío Tigre pero que cuando llega al poder se convierte en Tío Tigre, según lo pensó nuestro gran escritor Antonio Arráiz(1903-1962) en sus cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo(Caracas: Ministerio de Educación,1945. 210 p.).

Puede pensarse, incluso, que el “malandro” viene del vivo, definido por el padre Alejandro Moreno como “la rebelión frente a la autoridad, la existencia fuera de toda norma, la incapacidad para asumir responsabilidad o la evasión de del compromiso, la inmediatez, la concepción del tiempo como sucesión de presentes, la dificultad para concebir la vida como proyecto o la intención de gozar la vida sin ningún límite”(Y salimos a matar gente. Maracaibo: LUZ,2008,p.167). Para el malandro “tener respeto es que nadie lo someta”, es su esencia según el mismo padre Moreno(p.856).

El malandro es distinto del rebelde que se revela primero y que construye después porque siempre la rebeldía es creadora, el mundo se ha desarrollado gracias a los disientes, como indicó el maestro Uslar Pietri en conversación con Rafael Arríaz Lucca(Grabados. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1989,p.34). Rebelde es “el héroe maldito, el poeta solitario, los enamorados que pisotean las leyes sociales…el rebelde, ángel caído o titán en desgracia, es el eterno inconforme”(Corriente alterna. 2ª.ed. México: Siglo XXI Editores, 1968,p.150.151) escribió Octavio Paz(1914-1998). Chávez y su gente, dentro de esta concepción es solo un revoltoso, “un espíritu insatisfecho e intrigante, que siembra la confusión” como dice Paz(Corriente alterna,p.148). Por ello no es una revolucionario y ni siquiera un conspirador, caso, entre nosotros de Francisco de Miranda, conspiró con un plan por delante. En cambio el revoltoso Chávez no tenía ni un proyecto, es su mente solo hay desorden, de allí que en la sociedad donde manda, porque gobernar es otra cosa, solo ha sembrado caos, desorden y anarquía.

 

EL POSESO

 

Poseso llama nuestro gran Zapata al presidente Chávez. Y para estudiar todo esto que tan exactamente expone Ana Teresa Torres se requieren otras observaciones más.

Chávez se exhibe como el continuador de Bolívar: no lo es. Y escogió además a los que se parecen a él, los caudillos destructores del siglo XIX, caso Ezequiel Zamora(1817-1860), a algunos marxistas, caso Pío Tamayo(1898-1935), hombre honorable, de principios e ideales, y a los guerrilleros fracasados de los años sesenta del siglo XX entre los que están los únicos venezolanos que se unieron a una potencia extranjera, Cuba, para invadir al país por Machurucuto, en 1967. Invasión repelida rápidamente por nuestras Fuerzas Armadas apenas aquellos mercenarios pisaron nuestras playas. Y al no tener apela a los que existen, a los verdaderos, todos absolutamente apartados de lo que el chavismo piensa. Pero para mostrarlos también cambia lo que hicieron y pensador, caso la diatriba contra el general José Antonio Páez(1790-1873) que para nada fue lo Chávez piensa.

Y todo esto sucede por un hecho que no ha sido señalado: la izquierda latinoamericana no tiene héroes, ni siquiera tiene personalidades egregias, no creemos que pueda considerarse una personalidad representativa de una sociedad aquel que dijo en Montevideo, en 1961, “hemos matado, estamos matando y seguiremos matando”, que no fue otro que el doctor Ernesto Guevara de La Serna(1928-1967), ¿eso es  hacer una revolución?, no, desde luego.

Con Chávez volvió a surgir el militarismo que se había logrado aclimatar a la democracia que fue una fábrica de ciudadanos desde los gobiernos creadores de López Contreras y Medina Angarita.

Es a ese anti.heroismo al que se refiere Axel Capriles cuando señala: “El heroísmo es, es su núcleo arquetipal un código de guerra y pillaje”(La picardía del venezolano,p.35-38). Y explica Ana Teresa Torres: “es un arquetipo vinculado al fanatismo y a la legitimación de la violencia. Su pasión está conducida por una ira prolongada, y su apetito es la conquista; incluso, el saqueo y el botín como tantas veces ocurren en las guerras. Su invasión produce una forma de poder que es la ‘dominación carismática’ la entrega al líder mediante lo que se deposita en ese otro al que se le atribuye todo el poder y la fuerza que la persona no tiene”(p.856). Es esto clarificador.

No hay que olvidar aquí que Venezuela, como lo estudió Francisco Herrera Luque(1927-1991), fue conquistada por un país que venía de una guerra de seiscientos años, eran hombres de la postguerra, seres violentos, que no habían podido aplacar sus hábitos agresivos.

Lo que aspiramos es a convertir nuestro país en una morada de ciudadanos, por ello apunta Ana Teresa Torres: “para nadie será un descubrimiento que en los últimos años la palabra[ciudadano] ha sufrido una sensible ‘disminución’ en los discursos públicos, sustituida por la palabra pueblo. El pueblo es un concepto inclusivo pero amorfo, anónimo, masificante. Todos y nadie lo conforman”(p.851). Pero la distorsión es mayor porque pueblo somos todos, no solo los pobres, no solo los seguidores del presidente Chávez, por ello la socarronería nuestras lo denomina “el pueblo de Chávez” porque no se sienten formando parte de ese conglomerado de iracundos destructivos. Pero desde luego entre pueblo y ciudadano hay que escoger el segundo. Para ser ciudadanos se requiere una educación cívica, por lo cual la materia Educación Cívica, que antes todos cursamos, debe ser restaurada en nuestros programas escolares para que desde niños los venezolanos sepan como deben relacionarse con sus semejantes.

 

PARA  NUEVO HEROISMO

 

Al lado de todo lo que hemos descrito, en silencio, están “los venezolanos otros”, los que entienden bien nuestra historia y nuestras realizaciones en lo que tiene de constructivo. Son ellos los que saben, como lo dijo Augusto Mijares,  que heroísmo es “una íntima condición ética, que es lo que pone al hombre por encima de sus semejantes: héroe es el que resiste cuando los otros ceden; el que cree cuando los otros dudan; el que se rebela contra la rutina y el conformismo; el que conserva puro cuando los demás se prostituyen”(Lo afirmativo venezolano,p.32-33). Este mismo regio pensador sabía que el vivir éticamente, bien relacionado con los demás, con tolerancia, laborando cada día “puede ser también una epopeya”(p.33). Por ello, según sus propias ideas, hay que luchar cada día contra lo que denominó “sembradores de cenizas” que son los “que se empeñan en regar esterilidad sobre el suelo de la patria”(p.29). Debe estar abierta la lucha contra los “venezolanos efímeros” que dijo Herrera Luque(La historia fabulada.Barcelona: Pomaire,1983,t.III,p.124) y a la vez dispuestos todos a escuchar las lecciones de los “venezolanos duraderos” que dijo el mismo escritor(La historia fabulada,t.III,p.126). esa debe ser nuestra tarea.

 

CERRANDO

 

La síntesis de estas meditaciones sobre lo que expuesto por Ana Teresa Torres está en este renglón suyo: “La persistencia de un imaginario heroico como cultura privilegiada sobre los valores ciudadanos nos mantiene en el culto por las ‘glorias históricas’ que en nada nos acercan al progreso…Necesitamos construir un ‘relato alternativo’ que haga honor a las virtudes democráticas y pacíficas de la venezolanidad”(p.857).

 

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