Vida con estilo

Arepa Factory

Me gusta la arepa. Prefiero la llamada asada y delgadita. No como la frita. Para mí, el mejor desayuno la incluye, salvo los fabulosos buffet de algunos hoteles, en particular asiáticos, como por ejemplo el Oriental de Bangkok y el Mandarín de Hong Hong, los cuales desde hace unos años forman parte de la misma cadena hotelera Mandarín.

La forzada emigración ha llevado nuestro pan a unas cuantas ciudades en otros países. La guía Zagat de Nueva York (2014), reporta en la ciudad cuatro “Arepas Caracas”, otorgándoles 24 a la calidad de la comida, 15 al decorado y 18 para el servicio, todo ello sobre 30. Tengo la expectativa de ver pronto nuestra arepa al nivel de los tacos y más allá, en la preferencia internacional. Ya antes de la dificultad de conseguir productos elementales para llevar al fogón casero, me preguntaba por qué nuestra arepa era excluida de los panes propuestos en la generalidad de los restoranes caraqueños. Hoy, en nuestra deteriorada Caracas, las areperas, aunque siguen siendo numerosas, están unas más y otras menos afectadas por la empinada cuesta para hallar ingredientes comunes e incluso el básico maíz precocido para elaborar nuestro otrora pan casero de cada día ¡Dánoslo hoy, Señor!

De las que conozco, para mí Arepa Factory sigue en sitial de honor. Ahí puedo aún escoger a placer, entre las tradicionales y las resultantes de la creatividad, ubico la especial del día entre éstas últimas. Un día lo es de pollo Marrakesh y otro de higos caramelizados con queso Manchego y rúgula, por ejemplo. Cualquiera de ellas puede, adicionalmente, requerirse de maíz integral, de linaza o de yuca. Además de arepas ofrecen para el almuerzo, de lunes a viernes entre 12 del mediodía y tres de la tarde, un combo que incluye la sopa del día, una ensalada pequeña, “un relleno” y un jugo.

Plato del Restaurante Arepa Factory, en Caracas
Foto: Rosario Orellana

Cada componente puede también pedirse por separado. No lo he probado, pero leí que las ensaladas son tres a escoger y otro día vi que la sopa era minestrone de arvejas. Me impresiona la variedad de la oferta, muy venezolana, de quesos blancos, la cual persevera en Arepa Factory. Asumo que en estos tiempos el esfuerzo para ello es grande.

A propósito de quesos, me viene a la mente que una vez en Cartagena, huésped de amigas colombianas que sirvieron en su Embajada en Caracas, dijeron extrañar tal multiplicidad de quesos blancos, llamó mi atención que al lado no la hubiese equivalente. Recordé, entonces que informándome para una gestión oficial que me tocó hacer en Bogotá cuando el llamado caracazo, supe del mayor contenido graso de la leche que se consume en nuestra nación comparado con el de la colombiana. Volviendo a Cartagena, surgió como explicación que nuestro ganado pasta en el llano mientras en el vecino país lo hace en sabanas altas. Sin embargo, tiempo después un querido amigo ganadero la refutó afirmando que nuestra numerosa propuesta de quesos blancos desaparecerá el día en que sean pasteurizados… Agregó riendo algo sobre las moscas que para cuidar el agrado prefiero obviar.

Reiteradamente, al llegar a Arepa Factory me propongo probar otras que suenan exquisitas pero a la hora de pedir y pagar, reincido con una de mis preferidas: la Luna Pepiada (conocida generalmente como Reina Pepeada). A veces pido agregarle queso a la plancha. Me agrada la abundancia de sus componentes y cómo los mezclan. La probé recién, en otro lugar y tuve que conformarme con casi imperceptibles trocitos de aguacate. Es decir que suman calidad y cantidad para que mi apetito de mediodía quede saciado con una «arepita».

Arepa Luna Pepiada, en el Restaurante Arepa Factory
Foto: Rosario Orellana

La ambientación es la de una arepera y tan bulliciosa como cualquier otra con algunas variantes, tal como mesas con tope de granito con la base, fijada al piso, en color turquesa y también los marcos de las puertas, sillas modernas pintadas en naranja y paredes con terminación tipo ladrillo. El sistema es que se ordena en la caja lo que se desea y, de una vez, se paga. Te entregan uno de esos aparaticos electrónicos que suenan y cuyas lucecitas rojas se encienden cuando tu pedido está listo.

Pareja disfrutando de una arepa en el restaurante Arepa Factory
Foto: Rosario Orellana

Prefiero ir fuera de las horas pico para evitarme la cola y disfrutar de menor bulla. Cuando decido tomar el café allí mismo, a veces prefiero saborearlo en un espacio amplio que hay entre la acera, propiamente dicha, y la puerta de entrada.

Para mi agrado, cada visita ha estado impregnada de amabilidad, bienvenida sin que suene a formulismo, sonrisas francas y cordial despedida.

Personal del restaurante Arepa Factory
Foto: Rosario Orellana

Mi satisfacción: Cuatro en cuatro visitas

 

Dirección: Segunda transversal de Los Palos Grandes, entre Avenidas Andrés Bello y Segunda. Caracas.
Twitter: @arepafactory

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