Carolina Herrera presenta el «Fall Winter 2017»
Ella es libre. Sofisticada. Femenina. Eterna.
La nueva mujer ideada por Carolina Herrera para FW2017 no olvida la importancia de lo esencial. Esa capacidad de plasmar huella e ir más allá.
Así, en todas y cada una de las prendas, gestos y movimientos late armónicamente el espíritu más especial de la época de William Morris, dejándonos incluso, que perdamos la noción del tiempo al adentrarnos en los jardines interiores ingleses del cottage para finalmente sorprendernos con una parte masculina, hasta el momento, oculta.
Casi sin darse cuenta se encuentra inmersa en un viaje que la trasladará desde sus días más familiares llenos de recuerdos en el Upper East y que terminarán alcanzando su máximo apogeo en el Nueva York más sugerente. El auténtico. El que conquista.
En este paseo, las flores, los volantes, los paneles de abeja y la pata de gallo, van tomando forma y fusionándose con su estilo hasta convertirse en una sola. Ella. La nueva mujer Carolina no sigue las reglas pre-establecidas.
Se mueve con elegancia gracias a los plisados y a los volúmenes en capa. Las prendas se ciñen a la figura definiendo sutilmente la silueta al tiempo que al tiempo que no pierden movimiento gracias a la fusión de unos patrones firmes y estudiados con cuidados y exquisitos tejidos.
Rojo, azul marino, amarillo, gris, ivory y negro la envuelven. Delicados bordados y encajes se expresan en prendas cuajadas de historias del campo jamás contadas. Hay faldas vaporosas que marcan la cintura, vestidos con sugerentes escotes, hombros al descubierto, camisas con generosas lazadas y pantalones fluidos.
Las fantasías y los detalles de acabados cosidos a mano hacen que cada pieza de la colección sea única: le dan su sentido. Los tejidos van desde las sedas, a la tafeta, crepe o punto. Destacan, como novedad, un lado masculino de la propuesta que se manifiesta en una sofisticada lana con raya diplomática buclé.
El universo de su protagonista toma forma con un estampado principal en pata de gallo que convive con la delicadeza de las flores aportando el equilibrio perfecto entre el lado más ágil y atrevido con la sofisticación permanente de su espíritu ejerciendo ambas de hilo conductor del relato.
Elegancia y belleza sin artificios.
