Vida con estilo

Desigual y Calvin Klein dominaron en la Semana de la Moda de Nueva York

La diversidad cultural de la casa de moda española Desigual y la representación antagónica de Hollywood de Calvin Klein dominaron la primera jornada de la Semana de la Moda de Nueva York, donde decenas de las firmas más importantes muestran sus propuestas de Primavera/Verano 2018.

Desigual volvió a la Gran Manzana con una colección dominada por influencias culturales de todo el mundo, que además contó con el singular toque del nuevo director creativo de la firma, el reconocido diseñador gráfico, ilustrador y fotógrafo Jean-Paul Goude.

Asia, y en concreto Japón, fueron los protagonistas del vistoso show, en el que unas cuarenta bailarinas y una docena de modelos recorrieron la pasarela danzando al ritmo de eclécticas canciones, vestidas con coloridos y originales diseños.

La colección, bautizada «Unexpected» (Inesperado), supone una oda al concepto de que todos los individuos son únicos y señala la importancia de una sociedad rica y diversa.

Los diseños se han inspirado en junglas no solo exóticas, sino también en las urbanas y psicodélicas, por lo que las prendas cuentan tanto con coloridos diseños florales como con pantalones y chaquetas vaqueras trabajados con llamativos detalles.

Las blusas y los pantalones estilo kimono, las faldas vaporosas y veraniegas con aperturas en los laterales, y sobre todo, los gorros y camisas típicas del clásico marinero también estuvieron muy presentes en el show de Desigual.

Destacó además en la pasarela el maquillaje y la peluquería de sus maniquíes, muy diferentes entre sí, que iban desde arreglos florales que ocupan todo el cabello combinados con maquillajes que recuerdan a las geishas japoneses, hasta salvajes rastas doradas, voluminosas y sensuales melenas onduladas o grandes tocados de tul.

Calvin Klein presentó por su parte una colección de Primavera 2018 inspirada en el mundo del cine, concretamente en Hollywood y en sus retratos tanto de la pesadilla como del sueño americano.

Raf Simons, el director creativo de la prestigiosa casa de moda desde hace poco más de un año, mezcló en sus diseños constantemente los códigos estéticos de los filmes de Hollywood más crudos con los de las cintas que muestran una sociedad exenta de defectos y una vida ingenua y sencilla.

Así, las prendas amplias de plástico, goma y materiales desgastados, raídos, pintados y manchados de las películas de terror se mezclaron en la pasarela con prendas de cortes limpios y clásicos manufacturadas con satén brillante en colores rosas, rojos, blancos, azules y negros, combinados con botas estilo cowboy.

Especial presencia tuvo el pompón de las animadoras estadounidenses que han protagonizado tantas películas de Hollywood, que Simons utilizó de inspiración para diseñar tanto bolsos como vestidos y llaveros.

También dominó este artículo la puesta en escena de la pasarela, donde el artista Sterling Ruby colgó enormes pompones del techo, de los que a su vez pendían grandes hachas en otra mezcla de símbolos del horror y la belleza.

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