Vida con estilo

Lola

Había ido dos veces a la nueva versión de Lola sin convencerme pero en los días de su graduación, mi hija Oriana lo quiso conocer. Ahí fuimos con ella sus dos mamás: mi hermana Alejandra y yo En su fase anterior, Lola fue lugar para bailar, en esta etapa es plenamente restorán. Esa vez cambié de opinión.
Comenzamos con un obsequio de la casa para entonar el apetito: carpaccio enrollado en una señorita, lonjas muy delgadas de pan tostado en una bolsita de celofán con dos salsas, ají dulce y pesto de rúgula.

A Ori le gustó un Chupín de Pollo que fue su segundo. Ale y yo compartimos dos platos, un carpaccio blanco al tiradito que consiste en láminas de róbalo, pinceladas de leche de tigre, emulsión de ají amarillo, chips de batata, cebolla morada, cilantro y canchas (granos tostados de maíz grande) y un Roll de Causa Limeña de pollo sobre mix de Mayo de Calamate (lo de mayo ha de ser una pincelada primaveral del chef para bautizar lo que hace con aceitunas calamata y mayonesa), aguacate y ají amarillo.

Restaurante Lola, en Caracas
Foto: Rosario Orellana

Puesto que sábados y domingos hay brunch de 12 a 5 que se supone cambian cada mes, Ale y Ori arrancaron con huevos benedictinos, el tradicional es en Lola con lomo canadiense y tostada de pan de cereales, en tanto que el Benedictino a la Criolla, además del huevo benedictino, trae puré de caraotas, patas de grillo y conchitas de arepa.

Mi segundo, una ensalada de Hongos Portobello al grill acompañados de mozzarella de búfala fundida, tomates al horno y rúgula, también fue de mi agrado. Las tres compartimos una Cazuelita de Chocolate chip a la mode la cual, a pesar del diminutivo, encontramos suficiente. En el menú vi otros platos que me tientan, entre pastas, arroces, dim sums, dumplings de cerdo, de pato, spring rolls, otros ceviches, sándwiches que llaman entre panes, ensaladas y variedad de cocteles para mojar todo eso o tomarlos de aperitivo.

Restaurante Lola, en Caracas
Foto: Rosario Orellana

Regresé pronto. Reincidí con los Hongos Portobello, ahora entre dos, pero en forma de Buns al vapor (descritos como mini panes chinos, lo que ha de ser uno de los usuales recursos a la fantasía nomenclatural culinaria porque no creo recordar panes en las mesas chinas), con hongos y berejenas al grill, hoisin –salsa a base de ciruelas-, taosi –salsa a base de soya- y cilantro que resultó a mi gusto. También compartimos unos Dumplings crocantes rellenos de róbalo al malojillo. Acepté el ofrecimiento de un Cebiche Thai al curry que fue de mi agrado y mi amiga acompañante, a quien invité por su cumple prefirió un Cebiche Frito que aprobó. La atención no fue empañada por la novatería de un mesonero, quien con humildad enternecedora la confesó y procuró hacer lo mejor que pudo.

En posteriores visitas domingueras, mi balance positivo fue en descenso. Inicié bien probando el Lola Mimosa que ofrecen para el brunch. A pesar de no ser la cava de mi marca preferida, me encantó el casamiento con jugo de mandarina. Ese día, encontré menos esmerado el servicio y no todos los platos estuvieron a satisfacción.

Restaurante Lola, en Caracas
Foto: Rosario Orellana

El último domingo de abril, aún estaba entusiasmada de hacer conocer “Lola” y su Mimosa. No obstante la excepcional abundancia temporal de mandarina en cualquier expendio, apenas obtuvimos una copa de la original, forzosamente compartida con la amiga que me acompañaba o habría tenido que ser con naranja. Insistí en encontrarnos a más tardar a las 4.30 p.m., con la intención de poder optar por platos del brunch para lo que llamo un “alce” (almuerzo cena), puesto que según reiterada información previa, ello está disponible hasta las 5 p.m. Fue necesario insistir pero las indicaciones para un huevo benedictino a la criolla, fueron desatendidas. La rectificación demoró excesivamente. Hubo, además, un detalle poco serio en el aspecto precio que el Gerente remendó con diligencia y amabilidad. Me fui con la esperanza de que la ecuación entera decaiga únicamente el domingo en la tarde y la alegría de haber coincidido con una querida sobrina que festejaba su primer aniversario de boda.

Mi satisfacción: dos en cuatro visitas

Dirección: 5ta Transversal con Avenida San Juan Bosco – Altamira – Caracas

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