Vida con estilo

Metrocable San Agustín, una aproximación aérea a la ciudad informal

Arq. Tomás Pérez Calderón

En el marco de la celebración del Mes de la Arquitectura 2016, de la semana de Caracas y su 449° aniversario, el día sábado 23 de julio se desarrolló el recorrido convocado por el Colegio de Arquitectos de Venezuela, en conjunto con la Fundación William Niño Araque y la Fundación para la Cultura Urbana, al Sistema Metrocable de San Agustín en la ciudad de Caracas. La actividad se citó para las 2:30pm en la entrada de la Galería de Arte Nacional, donde se presentaron más de  noventa (90) personas quienes integraron este recorrido, que mantuvo un aire sosegado y esperanzador de esa ciudad posible, en la que los ciudadanos podamos recorrer sus espacios en paz y armonía.

Coincidió el llamado al encuentro en la GAN, punto de inicio del recorrido, con una actividad de “Caracas Combo” en el que se realizaron lecturas de poemas en honor a Caracas. Iniciado el periplo, se atravesó la Av. Bolívar sentido sur hacia el icónico conjunto de Parque Central, diseñado por Henrique Siso y Daniel Fernández Shaw (Siso, Shaw y Asociados) hasta la estación del sistema Metrocable, ubicada en el borde sur del conjunto e inaugurada en enero de 2010 como parte del sistema Metro de Caracas. Este sistema se compone de cinco estaciones, con un recorrido de dos tramos conectados por un trasbordo en una misma estación (La Ceiba); cuya finalidad es integrar estas comunidades al sistema subterráneo y superficial del sistema Metro.

En grupos de ocho personas, la capacidad máxima de las cabinas del funicular, ascendimos hasta la estación La Ceiba; donde continuamos en las doce cabinas que requirió el grupo entero, sentido San Agustín, para llegar a la estación El Manguito, final de nuestro recorrido.  Allí nos concentramos en dos plataformas-miradores que posee dicha estación y en una de las plazas públicas de acceso al sistema, todas con maravillosas vistas al valle de Caracas y al proyecto El Helicoide, obra inconclusa de los arquitectos Jorge Romero Gutiérrez, Pedro Neuberger y Dirk Bornhorst.

Los participantes se deleitaron con las vistas durante el ascenso y permanencia; poder reconocer y retratar El Helicoide y su contexto inmediato, así como el proyecto de Parque Central y el centro de la capital, donde las torres del Centro Simón Bolívar (obra del Arq. Cipriano Domínguez) y el cerro El Ávila, destacaban dentro del paisaje. Parte de la experiencia enriquecedora fue el intercambio con usuarios habituales del sistema, quienes refirieron anécdotas del lugar, proyectos de bloques sustitutos de viviendas informales, proyectados por diversas organizaciones gubernamentales entre las décadas de los ´60 y ´70; las escuelas de Fe y Alegría, presentes en todos los sectores populares del país y la más reciente intervención de la Misión Vivienda, donde un estridente ritmo llenaba el ascenso entre las estaciones de La Ceiba y El Manguito.

Durante la permanencia en nuestra estación destino, se reconocía en la distancia  la ciudad formal desde un espacio ocupado por informalidad, como ocurre en muchos de los sectores populares de nuestras ciudades. Apreciamos la escasa afluencia de usuarios, quienes señalaron el poco uso que este sistema tiene; lo que  nos lleva a la reflexión acerca de la utilización de los recursos públicos, que deben garantizar la inclusión de los ciudadanos a la ciudad formal, objetivo principal del proyecto Metrocable.

El éxito de las inserciones de sistemas masivos de transporte por funicular consiste en crear las condiciones espaciales, funcionales y culturales alrededor de las estaciones y/o conexiones, donde el equipamiento urbano pueda consolidar espacios y generar ciudad dentro del tejido informal. Lamentablemente estas poblaciones aún mantienen la lectura de asentamientos, conservando fronteras intangibles definidas por grupos, bandas y comunidades que no terminan de integrarse o reconocerse como una sola colectividad.

El haber ocupado estos espacios por parte de un grupo de entusiastas de Caracas (que de otro modo no hubieran visitado este sistema) debe ofrecernos distintos panoramas de la ciudad posible, la que aún no está hecha, pero la que debe buscarse, necesaria para una verdadera cohesión social donde los ciudadanos no se “conecten” con la ciudad, sino que la ciudad se materialice entre los sectores informales con intervenciones coherentes, consistentes y perdurables. No continuemos aproximándonos mediante vuelos rasantes sobre los sectores informales, hemos de crear ciudadanía proyectando los espacios públicos necesarios para nuestras ciudades.

 

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