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Whittier Heights: Un vecindario de Seattle para mujeres «sin techo»

El vecindario Whittier Heights, una de las 8 comunidades construidas en Seattle (Washington) por la alcaldesa Jane Durkan, es gestionado por el Instituto de Vivienda de Bajos Ingresos (LIH) para ayudar a reinsertarse en la sociedad a mujeres sin hogar, que afrontan problemas de drogadicción y salud mental, o a otras rescatadas del tráfico sexual.

Escondido entre el estacionamiento de una sucursal bancaria y un complejo de apartamentos del barrio de Ballard, se encuentra el Whittier Heights, un terreno vallado imposible de acceder sin permiso.

Sherry Sternhagen, trabajadora social del LIH, aseguró a Efe que ayudan a buscarles una casa, «pero es algo complicado», así que están «más enfocados en cómo ayudar a estas mujeres a obtener un carné de identidad, un numero de Seguridad Social, o a registrarse en programas para comida locales», explicó.

Financiada con donaciones públicas y privadas y construida en terreno público, la comunidad, rodeada de férreos controles de acceso, es la primera de este tipo exclusivamente para el género femenino.

Ayuda para resolver

Es un hogar temporal que acoge hasta 21 mujeres mayores de 16 años durante un máximo de dos años.

El objetivo del centro, inaugurado el pasado 10 de julio, es que permanezcan sólo 8 meses y por tal motivo ayudan a sus huéspedes en la reinserción social.

«Son mujeres con mucho trauma, que vienen de la violencia extrema, con abusos sexuales; de ahí que las sesiones (de terapia) son muy emocionales», asegura Sternhagen.

Viven en el centro mujeres solteras, algunas parejas y personas mayores. Las mascotas también son bienvenidas.

Un psiquiatra y un médico las visita una vez al mes. Llegan gracias al trabajo de un equipo de investigación que trabaja con los «sin techo» en Seattle, compuesto por trabajadores sociales y policías.

Identificada como Renée, una «inquilina» de 46 años dijo a Efe que antes estaba en una de las comunidades mixtas, «pero (allí) la gente no es tan decente».

«Aquí he conseguido un lugar para descansar sin miedo», agrega mientras prepara comida.

A su lado, dos residentes visiblemente afectadas por las drogas, discuten porque la grúa se ha llevado el coche de una.

Mini casas

Las 15 pequeñas viviendas de 2,5 metros de ancho por 3,6 de profundidad, valoradas en 2.500 dólares, han sido construidas por mujeres y decoradas y pintadas por artistas locales de Seattle.

Tienen espacio para cama, almacenamiento, y cuentan con calefacción, electricidad y una puerta con cerradura.

Al ser contiguas, forman un espacio cerrado de 30 metros cuadrados, con mesas comunes en el centro.

Las áreas generales ofrecen una cocina completa y baño. Sólo en estas zonas se puede recibir invitados.

Con reglas claras

El lugar es uno de los dos de Seattle denominados «de emergencia y alto riesgo». En las otras seis comunidades, las reglas son más estrictas porque albergan a familias con niños.

«Es mucho más fácil encontrar hogar para las familias que se quedan sin trabajo y acaban en un coche, que al final es requisado y se ven durmiendo en la calle», apunta Sternhagen.

«Firman un contrato y, aunque es ilegal hacerles test de drogas o de alcohol, si los asistentes intuyen que están bajo los efectos, inmediatamente les sacan del programa. Aquí las drogas y el alcohol están permitidas pero nunca en espacios públicos», indicó la asistente social.

Según su experiencia, «desafortunadamente es muy frecuente que se vayan después de un día por incumplir las normas».

«En nueve meses no he visto ningún caso de reinserción en una vida normal, pero algunas están a punto de conseguirlo», dice esperanzada la asistente, que también ayuda con citas a los médicos.

«Les ofrecemos tratamientos para desintoxicarse, ropa y enseres higiénicos«, agrega Sternhagen.

El personal trabaja 24 horas para mantener el lugar limpio, seguro y organizado.

Este concepto, sin embargo, enfrenta la oposición de algunos vecinos y críticos del plan de la alcaldesa de Seattle.

«Un problema complicado de resolver, porque en EE.UU. ponen requisitos muy estrictos, incluso para las viviendas destinadas a personas con bajos ingresos. La gente necesita un buen historial de crédito y ganar el doble del precio del alquiler para acceder a una casa», dijo Sternhagen.

En el Condado King, del estado de Washington, cerca de 11.600 personas se encuentran en la calle, de las cuales un 35 % son mujeres, según datos estatales de 2018.

En general, unas 1.000 personas son atendidas por los 250 pequeños hogares como el Whittier Heights, que el LIH supervisa en Seattle.

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