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Tecnologías en México: disminuye la brecha de género en el mundo digital

El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer, un excelente momento para profundizar en la reflexión sobre las brechas de género y los avances hacia la igualdad sustantiva. De manera particular, la adopción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en México exhibe un escenario equitativo en su dimensión de consumo, tanto en servicios como en dispositivos. En el caso de la conectividad, tuvo que transcurrir casi una década para que el acceso fuera paritario.

En materia de la adopción de dispositivos de conectividad, se encontró que al finalizar 2018, 87.6% de las mujeres usuarias de telefonía móvil poseen un smartphone, indicador parecido al registrado por los hombres (86.8%). Asimismo,  la proporción de mujeres con acceso a banda ancha móvil (55.7%) resultó similar a la de hombres (56.9%). Este fenómeno de adopción similar se replica en otros aspectos como el acceso a tabletas, aplicaciones móviles de paga y servicios over the top (transmisión por internet ajena a las operadores tradicionales) de audio y video.

A pesar del acceso equitativo a las TIC, el uso de plataformas de comercio en línea no es equilibrado,  las mujeres reportan preferir la experiencia de comprar físicamente. En este sentido, 29.6% de las mujeres internautas han realizado alguna transacción monetaria en internet desde su dispositivo de conectividad, cifran aún menor a la registrada en hombres (44.7%)

 

De estas estadísticas, se concluye que el acceso equitativo a las plataformas digitales representa un punto de partida para atacar brechas de género en otras dimensiones tales como el acceso a la salud y a la educación. Tanto el acceso a contenidos culturales y didácticos en plataformas de e-learning, como a aplicaciones móviles enfocadas al cuidado de la salud se encuentran al alcance de usuarias y usuarios por igual.

Por otra parte, la brecha en torno a las TIC ya no se encuentra en el acceso, sino que podría estar en la manera en que se aprovechan. Por ejemplo, las mujeres no son partícipes de la economía digital en la misma magnitud que los hombres, este problema podría derivar de la existencia de otras brechas como los diferenciales de ingreso y acceso a medios de pago.

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