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Asamblea Nacional: ¿Salvación o Perdición?

Juan Carlos Rubio Vizcarrondo

Hace un año exactamente, cuando el partido Un Nuevo Tiempo asumió la dirección de la Asamblea Nacional, expresé que teníamos un congreso instalándose sobre la nada, pues la institución había perdido demasiada integridad tras el chiste que fue la dirección de Ramos Allup y el fracaso en la que consistió la de Borges, mientras que Barboza, cosa la cual comprobamos luego, era la viva promesa de una Asamblea causante de bostezos.

En efecto, la elección parlamentaria del 2015 que resultó en el alza de la esperanza en Venezuela ha degenerado en una gran promesa incumplida, en un potencial, por los momentos, desperdiciado. Por ello, muchos ven al Poder Legislativo como una institución en coma cuyo final vendrá más temprano que tarde.

Pero ¿en realidad todo ha terminado para la Asamblea?

En esta conjetura, ya localizados en el año 2019, se nos presentan enormes oportunidades de naturaleza política para restaurar y preservar una institución que, nos guste o no, va a ser la única reconocida por las potencias internacionales y el mundo civilizado. Sin embargo, para poder aprovechar tales circunstancias, se requerirá por parte de ciertos actores políticos que estén a la altura de la historia.

El evento espurio en torno a la usurpación de la Presidencia tiene que desatar, tanto en lo interno como en lo externo, el desconocimiento total y absoluto del régimen de facto que arrastra al país hacia el abismo. Además, este acto no puede quedar reducido a meras declaraciones, sino que también debe dar pie a acciones contra el secuestro nacional.

Por cosas del destino, es el partido Voluntad Popular, de tendencia socialdemócrata e inscrito en la Internacional Socialista, el que tendrá que manejar un panorama clave para la causa de la liberación nacional. En tal sentido, su abanderado para presidir a la Asamblea, el Diputado Juan Guaidó, tiene un peso tremendo sobre sus hombros. De él dependerá que la casa del pueblo resurja de las cenizas y que la parálisis ciudadana ceda, por cuanto todo buen liderazgo debe generar la confianza que se traduzca en poder de convocatoria.

El partido de Leopoldo López y su abanderado tienen en sus manos la oportunidad de emendar los errores que han saboteado a la causa libertaria y, para ello, deben dar pie a un cambio radical de dirección. No más tibieza, ni incoherencia, ni, sobre todo lo demás, dispersión de esfuerzos. En fin, se esté de acuerdo o no con la ideología de Voluntad Popular, lo que hoy el congreso sí necesita de ese movimiento, es la garra y la irreverencia que lo caracterizó durante tantos años.

El Diputado Guaidó debe atreverse a romper el molde de sus predecesores. Una vez él sea el Presidente del legislativo, éste debe extender su mano al pueblo, pedir disculpas en nombre de la Asamblea por los desaciertos, hacer alta política y convocar a todos los sectores de la oposición real, tanto en el país como afuera. En este año es que es menester que alguien envestido de autoridad nos diga a los venezolanos, sea cual sea nuestro rol en esta lucha, estemos donde estemos, que ha llegado la hora del lenguaje común y la unidad de propósito.

Ante el horror que se nos viene urge que la Asamblea Nacional sea el bastión de los movimientos pro democráticos. Nosotros, independientemente de nuestro signo político, necesitamos un foro legítimo en el cual podamos dirimir nuestras diferencias y coordinar acciones. De tal manera, el Diputado Guaidó tiene el chance, no solo de recuperar al congreso y la conexión con el pueblo, sino de construir a una gran concertación opositora, a una unidad, término tan vulgarizado en el presente, que sea genuina, incluyente y no de cogollos partidistas.

El país en esta hora menguada no necesita franquicias electorales. Los tiempos de la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad Democrática y el autodenominado Frente Amplio se acabaron. Estamos enfrentando una catástrofe que requiere, por una parte, un liderazgo superior y, por otra, la unificación de esfuerzos ante la deriva tiránica.

Nuestra Venezuela no puede ser condenada a ser una sombra perenne sobre este continente. Nosotros podemos, en conjunto con los esfuerzos internacionales, volverla un ejemplo de que puede regresarse de las tinieblas. Esto debemos hacerlo juntos o no lo lograremos.

Diputado Guaidó, ojala Dios lo ilumine, por cuanto usted puede hacer la diferencia en un país que está cansado de más de lo mismo. Capitalice a la Asamblea Nacional, ya que es lo único que nos queda y si nosotros no desplazamos al régimen pronto, éste concluirá su labor de desmantelar al legislativo.

Si usted hace lo correcto, Venezuela tiene una oportunidad.

Estamos en el cruce de los caminos. Uno nos lleva a la salvación, otro a la perdición. Espero que tengamos la fortuna de ver perseverar a lo mejor dentro de nosotros mismos.

@jrvizca

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