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Asesinato en el quirófano

Venezuela parece no tocar fondo en materia de inseguridad. El crimen ocurrido el pasado domingo en el Hospital Clínico Universitario (HCU) evidencia que los delincuentes ya no tienen ningún límite en su accionar. Es increíble que un par de criminales puedan entrar tranquilamente a un centro de salud, dirigirse a uno de los quirófanos y asesinar a una persona que se encontraba en pleno proceso operatorio.

Las informaciones periodísticas indican que los delincuentes que actuaron en este crimen pertenecen a un grupo paramilitar o «colectivo» que opera en El Cementerio. Este tipo de organizaciones, que nacieron bajo el irresponsable auspicio del gobierno nacional, hoy están completamente fuera de control. Sus rencillas internas o con otras bandas (por dominio de zonas o negocios), constantemente terminan en homicidios u otros hechos delictivos.

Otro dato relevante es que los homicidas son dos expolicías (uno pertenecía a la Policía de Caracas y el otro a la Policía Nacional). ¿Cómo es posible que estos individuos, capaces de cometer un asesinato tan atroz, hayan sido admitidos en un cuerpo policial? ¿Cómo el Estado les entrega un arma y una credencial a personajes de esta calaña? ¿Cuántos policías delincuentes continúan dentro de nuestros cuerpos de seguridad? Preguntas que deberían responder los que hoy están en el poder.

La rectora de la UCV tiene años tratando de coordinar medidas de seguridad con el Ministerio de Interior y Justicia, pero no ha obtenido una respuesta satisfactoria. Por ejemplo, nunca se ha concretado la colocación de una custodia policial externa o el control de los trabajadores de la economía informal que laboran en las afueras de esta casa de estudios. Asimismo, la instalación de unas puertas en las entradas fue impedida por el TSJ en 2010. Por otra parte, el ahorcamiento presupuestario que sufre la UCV, obstaculiza el fortalecimiento de su Dirección de Seguridad y la adquisición de cámaras de vídeo-vigilancia o detectores de armas.

Este doble homicidio en el HCU (en un pasillo también fue asesinado un hermano de la persona que acribillaron en el quirófano) sorprende por el sitio donde ocurrió, pero solo representa otro episodio de la violencia criminal que azota al país. Ese mismo fin de semana fueron ingresados 50 cuerpos sin vida a la morgue de Bello Monte (379 fue el total de junio).

En los últimos años se han presentado varios eventos delictivos dentro de los centros de salud del país. Ya se ha hecho común que una banda de hampones llegue a la emergencia de un hospital con un compañero herido y amenacen al personal médico. Asimismo, en 2011 un grupo comando se presentó en un hospital de Mérida para rescatar a un recluso que había sido trasladado para recibir atención médica, dejando un saldo de tres personas fallecidas. El año pasado una enfermera fue asesinada en la Maternidad Concepción Palacios. Los robos y hurtos también son el pan de cada día.

Después que asesinan a un paciente en el quirófano de un hospital, ya cualquier cosa es posible. Así está la Venezuela del «Patria Segura».

(ElUniversal.com)

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