Ataca el Neo-Maltusianismo
José Tomás Esteves Arria
Thomas Malthus un clérigo inglés, en el siglo XIX esbozó una teoría en la cual, el mundo estaba aquejado por un problema de superpoblación, en vista que los alimentos crecían en una progresión aritmética, mientras que la población aumentaría en una progresión geométrica. Total, este pionero de la economía clásica veía unas perspectivas de hambruna generalizada más una enorme pobreza, en el caso de que no se detuviera el crecimiento de la población.
Últimamente han surgido de nuevo voces agoreras que están preocupadas tanto por el aumento de la población, como por una “nueva avaricia de la naturaleza” en cuanto al alza de los precios de las materias primas y sobre todo de la energía.
Ahora bien, recientemente según el Banco Mundial la población del planeta que vive en condiciones de extrema pobreza se ha achicado a una cifra que ronda por debajo de los 750 millones de habitantes, y esto por primera vez, desde que el instituto publica cifras sobre este tema desde 1990. Esto representa más de mil millones de personas que durante el último cuarto de siglo lograron escapar de esta categoría. También se define como pobreza extrema o crítica, a una situación en la que alguien vive o sobrevive con menos de 1,5 US $ al día. En América Latina, Brasil fue capaz de reducir su nivel de pobreza extrema del 37,8% al 18% entre 2002 y 2013. Chile, en la actualidad el país de más elevado producto interno bruto per cápita en esta región, su población en pobreza extrema pasó del 18,7% al 7,8%, en ese mismo lapso.
¿Qué ha pasado?
La idea de Malthus según la cual, un trabajador puede considerarse un factor homogéneo: esto es, que todos los salarios son iguales y empleados en la agricultura con idénticos instrumentos e igual productividad. En este contexto, estos rígidos postulados han perdido toda relevancia en la modificada realidad actual en la cual, el trabajo no es homogéneo sino variado, diversificado y especializado. Y, a medida que se incrementan los intercambios y se mejoran las vías de comunicación y transporte, el aumento de la población no puede resultar sino favorable al progreso económico. Friedrich von Hayek, en su libro La fatal arrogancia, nos aclara que no es el solo el aumento de la población sino la mayor diversidad de los individuos es lo que ha posibilitado el acceso a una mayor productividad.
Por lo tanto, cualquier región de nuestro planeta más densamente poblada, puede además emplear tecnologías que no hubieran sido aplicables en regiones más despobladas. En este punto cabe la pena destacar el progreso de China, el país más poblado del mundo, en la lucha contra la pobreza.. En efecto, entre 1981 y 2010 el gigante económico sacó a 680 millones de personas de la miseria. En 1980 afectaba al 84% de su población, en 2013, al 10%. Al tiempo, su ingreso per cápita se multiplicaba por cinco (de 200 a 1.000 dólares) en el lapso 1990-2000.
Por si fuera poco todo este panorama, en un estudio reciente, se ha estimado que los precios de las principales materias primas del mundo, entre 1980 y 2017, disminuyeron (en comparación con los precios de otros productos terminados en promedio 36%. Así mismo, se calcula que desde el año 1980 el ingreso real per cápita en el mundo aumentó en 80%. Por lo tanto, en términos de hora de trabajo, el precio de estas materias primas se redujo en 65%. Puesto que de otra forma, los bienes por los que había que trabajar 60 minutos para comprarlos en 1980 solo representarían 21 minutos de trabajo en el año 2017.
