Baja el telón, sube el telón. El Reto a la Institucionalidad en EEUU
Joseph Biden acaba de tomar posesión de la Presidencia de EEUU después de las situaciones de incertidumbre que se generaron con el desconocimiento de su triunfo en las elecciones de comienzos de noviembre 2020. Pero también, y más aún, después del llamado “asalto al Congreso” de comienzos de año. Todo esto degeneró en la adopción de medidas extremas de seguridad para la juramentación del nuevo presidente.
La democracia, la institucionalidad y el sentido común han prevalecido por los momentos, y la transferencia pacifica del poder ha ocurrido mediante el juramento a la Constitución. Ello no quiere decir que los problemas han desaparecido; por el contrario, permanecen y tomará tiempo solucionarlos. Nada está garantizado, recién comienza un camino duro, lleno de obstáculos y retos, no solo por lo que dejó Trump sino por los desafíos domésticos e internacionales, entre ellos el denominado “racismo sistémico” y el propio juicio político (impeachment) al ahora expresidente. Pero también hay que considerar que el nuevo gobierno demócrata tendrá mayoría en el Congreso, aunque esta puede no ser determinante para grandes decisiones.
Hay un país dividido que debe encontrar vías para lograr un cierto grado convivencia en paz y el liderazgo presidencial debe ser determinante. Como dijo Biden, lo que divide a EEUU no es nuevo, pero los problemas deberán enfrentarse y si no se solucionan las diferencias, al menos deben acercarse. Biden tendrá en la corriente republicana-trumpista y a los que puedan adherírsele, a su gran enemigo político para impedirle alcanzar éxitos en su administración.
La democracia es frágil y tiene enemigos, dentro y fuera de EEUU. Debe protegerse y trabajarse por ella todos los días, y no dar nada por descontado. Por ello, el llamado a la unidad resulta clave en un país bastante polarizado a su interior, de manera tal de continuar haciendo al país y su democracia viables. En el ámbito internacional también se requerirá unidad para no desestimar o minimizar los ataques a la democracia estadounidense provenientes de otros países.
En definitiva, el llamado a la Unidad resulta clave para superar los obstáculos actuales. Habrá que sanar heridas, aplicar la justicia, garantizar la institucionalidad y regresar al país a la senda de prosperidad para garantizar la paz.
Baja un telón y sube otro en la política estadounidense, aunque con grandes expectativas.