Baler, un bastión español en el limbo

Jorge V. Ordenes-Lavadenz
Baler de las islas filipinas fue fundada en 1609 por misioneros franciscanos liderados por Fray Blas Palomino que cruzan la Sierra Madre de la isla de Luzón y fundan Baler y Casigurán más al norte, 37 años después de que el navegante español Juan de Salcedo, primer europeo que llegaba a esas costas entonces llamada “contracosta” por encontrarse al lado geográficamente opuesto a Manila. Los nativos de la zona son los ilongotes… y algunos otros. Los franciscanos en 1698 inician la urbanización diseñando y edificando barrios o “barangay” que perduran. En 1611 se construye la primera iglesia. En 1658 y por falta de frailes los franciscanos se ven obligados a ceder la administración eclesiástica a los Agustinos Recoletos… que tienen que devolver la gestión a los franciscanos que en 1703 establecen nuevas misiones en Dipaculao (1719) y Casigurán (1753). El área de Baler pasó a la provincia de Nueva Éjida, creada en 1705.
En 1896 el grupo clandestino filipino Katipunan se rebela contra el gobierno español aunque a finales de 1897 se pacta una solución y el líder, E. Aguinaldo y otros, salen a Hong Kong. Esto hace que España reduzca el destacamento de Baler de 300 a 50 soldados. El 14 de febrero de 1898 se hunde el navío “Maine” en Cuba y la guerra entre España y EEUU estalla también en la Filipinas donde el 1 de mayo, en Cavite, la armada de EEUU abate a los barcos de guerra españoles. Aguinaldo y los suyos regresan ayudados por EEUU y en nombre de la independencia atacan la guarnición española de Baler que se había refugiado en la iglesia donde comienza el sitio que pronto se convierte en asedio. Los sitiadores intentan en vano la rendición de los soldados con el envío de noticias que informaban del conflicto de españoles, insurrectos filipinos e invasores. En agosto EEUU toma Manila y las autoridades españolas en retirada envían misivas sugiriendo rendición. En agosto los sitiadores recurren a dos franciscanos que fracasan pero permanecen con el destacamento español durante el resto del asedio. En mayo, el enviado español, teniente coronel Aguilar, llega a la iglesia de Baler con órdenes de que se deponga la resistencia y que los sitiados le acompañen a Manila. Pero éstos vuelven a desconfiar. Sin embargo, al hojear unos periódicos dejados por Aguilar, los sitiados ven la dolorosa verdad. El 2 de junio de 1899, el destacamento español