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Bolívar visto por sus contemporáneos

Ángel Rafael Lombardi Boscán

Existe una obra casi desconocida: Bolívar visto por sus Contemporáneos del ya fallecido profesor argentino José Luis Busaniche (1892-1959) (Tierra Firme/Fondo de Cultura Económica, 1981). Que tiene la virtud de retratar las muchas fotografías en forma de testimonios escritos que le hicieron a Bolívar quienes le conocieron en vida.

En la selección que Busaniche ofrece destaca la presencia de nombres y autores extranjeros, desconocidos para la mayoría, de procedencia británica, francesa y estadounidense como son los casos de: Jules Mancini, General Ducoudray-Holstein, Coronel Hippisley, G. Guenin, J. Nouaillac, Coronel J.P. Hamilton, George Laval Chesterton, Samuel Haigh, Gabriel Lafond, Robert Proctor, James Thomson, Francisco Burdett O¨Connor, Guillermo Miller, Alfonso Moyer, Capitán Malling, José Andrews, Cónsul Ricketts, Buchet-Martigny, Contraalmirante Rosamel, Francois Desiré Roulin, Lallement M., el médico A. P. Reverend entre otros, lo cual evidencia la importante presencia de oficiales, comerciantes, diplomáticos y soldados extranjeros al lado de las fuerzas republicanas durante la Guerra de la Independencia (1810-1824).

Cobra sentido el reclamo de la oficialidad española en Tierra Firme, y de manera concreta, los desesperados informes del General Don Pablo Morillo a la Monarquía durante los últimos años de la guerra, donde denunció el abandono a que estuvo sometido su ejército, y señalaba el contraste con el de su rival, apoyado desde el extranjero.

Llama la atención que en esos tan dispares testimonios, unos favorables y otros contrarios al Libertador, la mayoría destaque como su principal rasgo en el carácter: la constancia y la desmedida auto/confianza en sus posibilidades. Los españoles llegaron a señalar que Bolívar era más peligroso derrotado que vencedor.

Luego del triunfo de Ayacucho en 1824, Bolívar fue considerado en vida el otro Washington del continente americano, pero ese logro supremo no le bastó para impedir la anarquía y la desunión entre los hombres de los territorios recién liberados. En el año 1828, Bolívar es un hombre derrotado, acusado de ser un pérfido tirano devastador rechazado por sus ideas constitucionales que le acercaban a la monarquía parlamentaria. Desesperado, escribe misivas a diplomáticos estadounidenses, franceses y británicos solicitándoles ayuda para acabar con el caos político de los colombianos.

Perdió la confianza en los suyos y sintió el abandono y la traición, la cual se consumó con el atentado de septiembre del año 28 en Bogotá y la indiferencia y el rechazo de Páez y los venezolanos en acogerlo. Su correspondencia privada en los últimos años de su existencia lo presentan bajo la estela del desconsuelo y la amargura; rumiando entre sus más allegados una incómoda conciencia y sentimiento de fracaso.

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Un comentario

  1. Ser jefe del Ejército Libertador, integrado por los civiles que tomaron las armas durante 15 años de guerra para lograr la Independencia de España y formar repúblicas, no le daba derecho a Bolívar de ejercer el poder en forma vitalicia y menos de elegir sucesor como un monarca. Fué Bolívar quien perdió la confianza popular con su nefasta «Código Boliviano», que así llamó a su Proyecto de Constitución para Bolivia y significó su decadencia política. Fue el gran conductor para la guerra pero no entendió que ganada ésta se imponía la Federación y compartir el poder porque ya no existía la necesidad militar de un mando unificado y jerarquizado, al contrario, era necesaria la pluralidad y la participación democrática. Bolívar no lo entendió. ?Hasta cuándo repetirán los historiadores la tesis maniquea según la cual Bolívar fué «traicionado» en lugar de pensar con cabeza propia y entender que un país tiene derecho a escoger su gobierno y decidir su destino?

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