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Bolsillos, inflación y dolarización

¡Se acabó la hiperinflación! Con satisfacción poco convincente exclamó el régimen a través del BCV, sin hacer un solo esfuerzo, con su plazo respectivo, de unos cuatro años, que los precios detuvieran su alza sin control, tal y como se venía haciendo.

Según esa institución, la tasa inflacionaria para 2021 fue de un 686,4 porciento; es decir, menos de un 50 porciento mensual, según el concepto tradicional, cerraría un ciclo hiperinflacionario que inició en 2017, cuando se frenó, incluso, la producción petrolera y la agropecuaria; no precisamente por las sanciones Trump, sino por incompetencia gubernamental, ostensible a todo nivel. Por aquel año el índice fue de un 862 porciento que, un año más tarde, se disparó a un 130 mil porciento. Pero, en 2019 fue de un 9.585 porciento y para 2020 fue casi de un tres mil porciento.

De cualquier modo, los precios dicen más que los indicadores y las mentiras del régimen, contraventor exponencial a toda normativa legal, financiera, laboral y hasta  internacional, tales como las dispuestas por FMI, OIT y otros organismos multilaterales. Mejoras, no se avizoran, pues según el concepto tradicional de Phillip D. Cagan, 1956, Venezuela saldría de la inflación al registrar por doce meses consecutivos una cifra mensual inferior a un 50 porciento. Pero, según otros economistas estadounidenses, (Reinhart y Rogoff, desde 2011 faltaría, aún, “un poquito”, pues su parámetro es el de una tasa anualizada por debajo de un 500 porciento, según el economista Hermes Pérez, docente de la Unimet.

Inevitablemente, la dolarización “de facto” (informal) desplazó a nuestro signo monetario, y hasta efecto de la propia hiperinflación, ha contribuido a la caída de los indicadores, así como a la reducción del déficit fiscal y la estabilidad de la tasa de cambio, tras la liberación de los rígidos controles durante 2018. Según Cendas-FVM, pensionados y trabajadores del sector público “som los más afectados” por el incremento de la Canasta Básica Alimentaria; unos USD 433 para dic pasado; Imcremento de casi un 13 porciento con respecto a 12/2020.

Por otro lado, en virtud del alza tan feroz de precios, a diario, la divisa estadounidense también pierde poder adquisitivo (inflación en US$), pese a un bolívar sobrevaluado ya que estamos, además, en medio de una vorágine predadora insospechada y quizá de alcance muy largo, pues se imponen algunas reformas más profundas para atisbar un avance mayor, con miras a recuperar nuestro PIB mediante inversiones foráneas directas, como parte de una solución a la crisis de crecimiento económico nacional.

Desde ya se pronostica que podríamos cerrar 2022 con índice inflacionario entre 120 y 300 porciento.

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