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¿Comenzó la transición en Venezuela?

La incorporación de dos curtidos  opositores al Consejo Nacional Electoral, así como la apertura hacia el Programa de Alimentación de Naciones Unidas y la excarcelación de los 6 de CITGO, han hecho pensar a muchos analistas que estas son señales suficientes para afirmar que estamos en una nueva etapa del juego político y que se están abriendo posibilidades para avanzar una transición, más cuando el propio Guaidó lanza un “Pacto de Salvación Nacional”. Pacto que propone elecciones libres y justas – a todo nivel- con supervisión internacional, libertad a los presos políticos y facilitación del ingreso de ayuda internacional, incluyendo las vacunas del COVID-19, entre otras cosas.

Por supuesto, muchos gritaron ¡anatema! ¡Ve de reto satanás! Y comenzaron con la letanía de: “no se negocia con delincuentes”, “es otra trampa de Maduro”, “no a la cohabitación con esos delincuentes”,  “¿otra vez?, ya llevamos 20 años en esto”, y pare Ud. de contar.

Últimamente nuestros sesudos politólogos se han dado a la tarea de escudriñar los diversos procesos en que se ha dado una transición de gobiernos no democráticos hacia la democracia.  Los resultados no son muy halagadores, pues la mayoría de los procesos de transición no necesariamente terminan en la democratización del país y la mayoría de los exitosos parten de una acción desde la “coalición dominante” y no por acción de los demócratas, según nos informa el profesor John Magdaleno.

Las razones por las cuales el régimen decide “abrir juego” no es altruista. Todo lo contrario es una manera de buscar una acomodación “gatopardiana”( cambiar las cosas para que las cosas no cambien), en especial cuando la correlación de fuerzas los favorece en lo doméstico. Pero aun así se plantean llegar a una mejor posición que la actual, pues entienden que la situación de crisis económica y social en que vivimos puede al final explotarles en la cara. Y no tanto por el sufrimiento de país, sino por la inconformidad que genera dentro de la coalición.

Así que lo que está tratando Maduro y sus compinches es mejorar su posición nacional pero sobre todo en lo internacional. Y  por supuesto, su idea no es perder el poder o compartirlo. Pero esta apertura puede ser el inicio de otra fase de un proceso de transición  y dependerá de la oposición aprovechar esta oportunidad.

 La transición de la dictadura  «gomecista» a la democracia duró treinta años, con avances y retrocesos. Incluso hubo una toma del poder por las fuerzas democráticas y elecciones por unos tres años, pero se revirtió en 10 años más de dictadura militar.

Se dice, y no sin bases, que este es otro proceso para dividir a la oposición, o que no juegan limpio, o que para qué competir electoralmente, si no van a entregar el poder.  Pero se debe aceptar también que eso pasó, se dijo y se discutió  en nuestra experiencia pasada y sin embargo, se produjo un quiebre en la “coalición dominante” que permitió salir de la dictadura militar (1958) y vivir los 40 años de la República Democrática  que tanto atesoramos.

Lo que hay que tener claro es que nuestra lucha no es para ganar unos carguitos en municipios y gobernaciones, aunque ganarlos no es algo necesariamente negativo – ¿Estaba mejor el estado Miranda antes o ahora? -. Nuestro objetivo debe ser aprovechar los procesos electorales para  promover el quiebre o al menos el resquebrajamiento de la alianza en poder, que a su vez “podría facilitar” la democratización del país.

Si entramos en un proceso de diálogo o de elecciones no es para legitimar al régimen, si es que esto a estas alturas es posible, sino para hacer política, para enfrentarlo en el campo electoral, donde por cierto hemos tenido las mayores victorias. Esto lo debe tener claro cada uno de los venezolanos y los gobiernos que nos apoyan. Si vamos a elecciones es para desenmascararlos más y si ganamos algunas gobernaciones y municipalidades es porque el poder del voto, que ellos han tratado de manipular,  es tan fuerte que no lo pudieron parar. Es la Venezuela que se resiste.

Ganamos la Asamblea en 2015 con un CNE ilegal y tuvieron que desenmascararse a tal nivel que salieron corriendo de la OEA , fueron condenados en el seno de Naciones Unidas por violaciones de derechos humanos y al final no pudieron mantener la ilusión de legalidad y legitimidad de su gobierno, tanto que unos 60 países no los reconocen. Claro que se defendieron atacando a esa Asamblea y le quitaron poder al igual que a las gobernaciones que ganamos, pero es que ellos no son demócratas, ¿qué podíamos esperar?

 En todo caso si se decide ir a elecciones y negociar se debe dejar claro que no se hace en marco de la legalidad institucional,  pues ella ha sido violada por el régimen, ni con un gobierno legítimo, sino que es una forma de luchar contra un régimen de facto, un acto de resistencia. En fin, cualquier resultado será positivo si y solo si esto ayuda a resquebrajar la alianza en el poder y favorece la transición.  

Y solo estamos hablando de lo doméstico. En esta transición  las fuerzas que juegan en el plano internacional han sido y serán decisivas, por tanto  lo que se haga debe también favorecer un resquebrajamiento de las alianzas internacionales del régimen.

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