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Con sindéresis y cafecito

  • Apaga el carro que de este semáforo no te vamos a dejar pasar.
  • Pero, señora, es que nosotros somos de los Derechos Humanos, a nosotros nos mandaron a visualizar todo lo que…
  • ¡¡¡No vas a poder “visualizar”!!!
  • Sí, señora, hemos estado visualizando.
  • ¡Y lo han estado haciendo mal! ¡Ustedes lo que han estado es “viendo”, no se dice “visualizando”. Visualizar es imaginar: “Yo visualizo un mejor futuro para Venezuela”; “Tú visualizas poder comer más de una vez al día dentro de un tiempo”; ¿me expliqué?
  • Sí, señora. Nosotros estamos viendo detenidamente la situación país.
  • ¡Ah, caray, ésa es otra! Tienes que decir la situación DEL país. ¡¿Qué invento es ése de “situaciónpaís”?! Vamos a empezar a hablar bien a ver si nos entendemos.
  • Señora, estamos viendo la situación del país: todo lo que ustedes están haciendo; estamos viendo como ustedes han trancado todas las intersecciones…
  • ¡Atención, vecinos, ¿lo están oyendo hablar?! “Ustedes están haciendo”, “Us-te-des”…
  • Bueno, “nosotros”.
  • Apaga tu carro es lo que es, que te vas a quedar sin gasolina.

Caracas, miércoles 28 de junio de 2017, recorrido desde el Millenium hasta la plaza Altamira y regreso a la “tranca” más cercana a mi apartamento. Aguacero, paraguas, pie hinchado y vendado… y qué importa. Cordón humano, ramas de árboles, largo mecate grueso-amarillo-fosforescente trancando siete canales.

Unas señoras comienzan a desencajar una alcantarilla.

  • ¡¡¡Eeepaaa!!! ¡¡¡Dejen esa alcantarilla puesta!!! ¡¡¡Aquí no queremos guarimbas!!! ¡¡¡Dejen de destrozar nuestra calle!!!
  • ¡No, señora, la vamos a quitar y dentro de cuatro horas la vamos a poner en su lugar.
  • ¡Ajá, bien chévere, y ahora viene el reportero y el fotógrafo de “France Presse” y les toma fotos y siguen de largo! ¡Y mañana sale en periódico “Le Monde”, que me lo leo todas las madrugadas: “Mujeres violentas vandalizan las calles de la ciudad; ante los destrozos, la policía se hace presente para reprimirlas y arrestarlas”… Y “France Presse” no recoge el resto de la noticia: “Quatre heures plus tard les femmes ont mis en place la alcantarilla”, ¡no sé cómo se dice “alcantarilla”, en francés!  ¡Y así nos ve el mundo, como unas mismas salvajes desatadas!

Las señoras dejaron la alcantarilla en su sitio.

«Y llovía, llovía »… y haciendo frío. Y uno ahí firme y derechito.

  • ¡Oye Fran! ¡¿Qué hora es?!
  • Las 2:10, ¿por qué?
  • Porque ya me están picando los ojos.
  • Señora, es que están echando bombas lacrimógenas en Altamira.

Y nadie se movió de allí. Lluvia maravillosa que hizo que los gases no se propagaran con total intensidad.

Y aparecen dos “Inventos”, con las cabezas y los rostros entrapados y con sus bombitas Molotov y unas piedras. Son esos muchachos andrajosos disfrazados de “Guerreros”, que lo que tienen es Hambre con mayúscula. Ellos lo que están buscando es que alguien les dé qué comer, ya en las bolsas de basura no se consigue nada. Pero tampoco es que los “Inventos” son mansitos; ellos son los primeros en quemar cartones y escombros, hacer destrozos y retirarse tan pronto aparece la guardia (justo a la hora en la que llegan los “Guerreros” para que los maten).

  • ¡¡¡Miren, ustedes dos, esto es una protesta pacífica, aquí nadie está armado y no queremos quemadera ni desorden, cojan pa’llá arriba, miren aquella mata de mango que está cargadita, vayan a comer mangos!!!

Y para allá mismo se fueron. Las piedras las usaron para tumbar mangos verdes y se me confirmó lo que siempre he dicho: “En un país en dónde hay mangos, siempre habrá esperanza”.

Y una esposa con su señor trajeron una mega banderota de Venezuela. Los hombres se abocaron para colgarla bien alto, en otro mecate, de poste a poste en la avenida: cuatro canales, una bandera y un orgullo nacional.

  • ¡Acuérdense de que hay que ponerla al revés!
  • ¡Nunununu, que dicen que eso es pavoso!
  • Mire, doña, una bandera al revés es una solicitud de auxilio, es una señal de alarma y, también, se pone así por inobservancia de los Derechos Humanos en un país. Eso lo entienden aquí y en todo el ámbito internacional. O sea: en el planeta Tierra.
  • Sísísí… pero dicen que es pavoso, de mala suerte.
  • ¡¡¡Por favor que alguien le explique a la doñita, porque con ella sí es verdad que voy a perder la paciencia!!!

Bandera al revés “y llovía, llovía”.

A las 3:00 p.m. aparecieron dos señoras mayores totalmente “clase media-media”. Traían un termo grande y vasitos plásticos.

  • ¡¿Quieren un guayoyito?!
  • ¡¡¡Ay, sí, por favor, gracias!!!
  • Es los hemos estado viendo desde el balcón y ustedes no se han movido en tres horas.
  • Y nos falta una más, enchumbados y todo, y sin almuerzo como la mayoría de la gente en Venezuela, estén manifestando o no.

Juro que nunca antes me había tomado un café aguarapao tan bueno. Sabía a café y no, a borra con garbanzo molido. ¡Y tenía azúcar! ¡¿De dónde sacaron estas señoras Café Y Azúcar!? Y no eran personas adineradas, pero sí, generosas y venezolanas. Ésa es la Venezuela que yo recuerdo y que no se ha perdido. Entonces a uno le entra una emoción en el alma, en la patria.

Un cuarto para las cuatro y grita un señor: “¡A quitar la bandera y los mecates!; y grita otro: “Y a quitar las ramas atravesadas”; y grito yo: “Y a recoger cualquier basurita “que se haya caído”, vamos a dejar nuestra calle más limpia que cómo la encontramos”. Y todos juntos, organizados, colaborando.

Cinco para las cuatro. Comenzamos a cantar el Himno Nacional con par de pulmones. Y una camioneta “full equipo”, que aparece de la nada despacitico, rodando “chuceadito”, como quien no quiere la cosa, y yo me le recuesto a la puerta del conductor y sigo cantando: “¡Abajo cadenas, abajo cadenas, gritaba el señor!”. Y es que no hay necesidad de violencia, de romperle un faro al carro, de rayarle el “capot”, de abollarle la puerta. Una recostadita nada más y eso se detiene.

Fin del himno y aplausos. El Himno Nacional no se debe aplaudir. Eso se lo enseñaban a uno en la escuela y es algo que se ha olvidado por andar viendo béisbol, fútbol, Fórmula 1, pero tuve que aplaudir, aplaudirnos la educación, el respeto, la resistencia pacífica.

Estamos aprendiendo. Todo con civismo. Así, sí.

@carolinaespada

 

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