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Creencias y Ciencias. Contrarias e incompatibles

Gracias a los esfuerzos de una minoría de individuos, con curiosidad y metodología, que se dedicaron a observar, comparar, experimentar, calcular, organizar y explicar toda la información que recopilaron a lo largo de sus vidas, además de inventar y producir los aparatos, equipos, maquinarias e instrucciones imprescindibles para sacar provecho de sus descubrimientos,es obvio e innegable que la humanidad ha avanzado, en el reciente segmento de veinte mil años (una nimiedad en los siete millones de años que le tomó a los primeros homínidos, separarse de sus primos en el reino animal, los simios -gibbones, orangutanes, gorilas y chimpancés-, que a su vez evolucionaron de los monos, primates inferiores, a lo  largo de más de 20 millones de años, otra nimiedad, si consideramos que la vida en este planeta comenzó hace 4.000 millones de años, luego de 500 millones de años que requirió la corteza terrestre (espesor: 5 a 70 kmts) para enfriarse y endurecerse, a la pequeña escala del sistema solar, un grano de arena en la Vía Láctea, una entre cientos de miles de galaxias que conforman, junto a huecos negros, asteroides y cometas errantes, el vasto, infinito Universo, en expansión desde hace 13.800 millones de años, cuando inició con el Gran Estruendo, el Big Bang).

Paso a paso aquellos primeros homínidos, que conformaron diversas especies (con la del homo sapiens salvándose de la extinción) fueron produciendo cambios y avances; Desde el caminar erguidos, con las extremidades superiores abocadas a tareas cada vez más elaboradas, abandonar los bosques y dominar las sabanas, todos estímulos para aumentar el volumen y la capacidad del cerebro. Crear flechas y arcos, ocupar las cavernas, dominar el fuego, reunirse en torno a la fogata, alimentarse de carnes cocinadas, con menor esfuerzo y mayor tiempo para establecer lazos con los miembros de cada grupo, organizarse en clanes, generar formas de comunicación, por señas, por ruidos, por símbolos, hasta generar los lenguajes. Protegerse del frío y la lluvia con las pieles de sus presas. Domesticar vegetales y animales, sedentarizarse mediante la agricultura y la cría, intercambiar lo excedentario con otros grupos, inventar la rueda, el arado, los surcos de riego, usar caballos, toros, renos, como fuerza de tiro y vehículos, asignar valor a la sal, el oro, la plata, como monedas para facilitar el intercambio comercial, aprovechar la energía natural de las corrientes fluviales, de los vientos, para producir energía mecánica, canalizar la energía de la combustión de la leña o el carbón para mover las máquinas de vapor, y con ellas ofrecer las maravillas del barco que no depende de los vientos, del ferrocarril y la industrialización. A mediados del siglo 19 los avances dieron un doble salto cuantitativo y cualitativo, ampliando sus alcances y multiplicando la cantidad de beneficiarios, al abaratar sus costos y el acceso a los nuevos portentos: La Fotografía, el Telégrafo, la Electricidad (que permite iluminar calles y hogares, hace funcionar equipos), el Teléfono, el vehículo automotor a gasolina o gasoil, el Cine, la Radio, el Avión, la Televisión, el Computador y los programas y equipos que llevan la informática a cualquier espacio y usuario, transmisión satelital, sonidos e imágenes a color con cada vez mejor definición, en diminutas o gigantescas pantallas, incluso en esa eficiente secretaria electrónica que realiza docenas de tareas y llevamos en el bolsillo, el celular.

Hoy podemos conversar, escuchando y viendo a nuestro interlocutor, aunque esté en las antípodas del planeta, a veinte mil kilómetros de distancia. Mediante equipos de laparascopia que reproducen los movimientos de las manos del cirujano, un médico puede operar a un paciente que está en un quirófano a cientos o miles de kilómetros de distancia. Doce astronautas estuvieron sobre la Luna en seis misiones del proyecto Apolo, de 1969 a 1972, cientos han estado en estaciones espaciales a 200 o 300 km/snm orbitando en torno a nuestro planeta. Ya hay drones, naves no tripuladas, manejados a control remoto, fotografiando o bombardeando objetivos a miles de kmts de distancia del operador, y vehículos de carga o pasajeros, que circulan sin conductor, vacunas que eliminan la aparición de enfermedades que atacaban a millones de seres humanos , lisiando o matando a muchos, bibliotecas que ofrecen la mayor variedad de libros y publicaciones en cualquier ciudad o pueblo, así como la INTERNET con suficiente información al alcance de cualquier equipo, celular, tablet, laptop o computador de escritorio.

A pesar de lo anterior, todavía encontramos demasiada gente con esquemas mentales anacrónicos, anclados en épocas muy anteriores a este presente abundante en información certificada, veraz, científicamente demostrada. Muchos son totalmente analfabetos, no han estado en la escuela formal ni siquiera para aprender a leer y escribir, muchos son analfabetos funcionales, estuvieron en aulas de clases, incluso de secundaria y universidades, saben leer, escribir, y se supone que aprendieron los rudimentos básicos de las materias elementales, matemática, física, química, geografía, historia, biología, geología, pero menosprecian los resultados de esas ciencias, unos porque no los dominaron suficientemente durante sus estudios, otros porque prefieren anteponer sus dogmas y los conceptos errados que fueron elaborados desde la más absoluta ignorancia, adaptando los fenómenos naturales a las interpretaciones de los textos “sagrados”, y rechazando todo lo que contradiga y debilite las fábulas y las falacias religiosas. Esa parte de la humanidad es cuantiosa, y sigue estancada más cerca de la inquisición que de la universidad moderna. Incluso difunde por las redes textos que no sólo omiten verdades esenciales que debieron aprender en la escuela o a través de documentales de TV, sino que resaltan las mayores contradicciones que afectan a sus creencias. Son goebbelianos, repiten sus falacias convencidos de que promueven y suman adeptos, basados en la prepotencia de ser mayoría. Hasta 1492 la absoluta mayoría “creía” que la Tierra era plana, la formalidad de los viajes de Colón poniendo rumbo al oeste de Europa, demostró la condición esferoidal de nuestro hogar planetario. Sin embargo algunos analfabetos, absolutos o funcionales, insisten patéticamente en sostener que es plano, como también afirman que son reales los seres imaginarios a los que atribuyen omnipoderes, que incluyen la creación del Universo (hace 6.023 años según la versión bíblica), en una relación sadomasoquista, con mucha veneración y sumisión, sin contraprestaciones tangibles a cambio.

Leonardo Da Vinci tuvo que escribir al revés la mayoría de sus observaciones porque sus propuestas o descubrimientos contrariaban los conceptos que el poder -político, eclesiástico y militar– oficialmente sostenía en su época. Hoy difícilmente hallamos a quien pueda negar la calidad de sus pinturas o la importancia y valor pionero de sus geniales señalamientos e invenciones, explicados por escrito y en dibujos. Da Vinci y Galileo gozan de sincera y amplia admiración desde que aquellos estrictos cánones ceñidos a la biblia y otros textos considerados sagrados e infalibles, fueron gradualmente desplazados por los conceptos derivados del metódico trabajo de científicos que siguieron sus pasos. Charles Darwin con sus apuntes de lo observado en su largo viaje por el mundo en el Beagle, organizó esa información y ofreció la conclusión lógica que de ella derivaba; Vegetales y animales son producto del proceso evolutivo que a través de miles o millones de años les impuso cambios para adaptarse a las condiciones de cada medio en el cual buscaban sobrevivir. Una especie, lagarto, ave, quelonio, puede presentar diversas formas, en virtud del clima, el relieve, y la existencia de recursos en el espacio en que se desenvuelve. Sin embargo, Darwin sufrió en vida -y todavía hay quienes lo atacan ferozmente- porque lo esencial de sus valiosos descubrimientos resta veracidad a la antigua y prevaleciente cosmovisión basada en la creación de todo el Universo y su contenido, en seis días, por un ser omnipotente, omnipresente y omnibondadoso, al que sus propias leyes -expresadas en diez mandamientos- exigen rendir permanente culto y sumisión,  en actitud acrítica y masoquista (pues hay que agradecerle incluso por lo negativo, interpretado como castigo por el pecado original de la primera pareja humana –él hecho de barro, ella de costilla masculina, piedra angular del machismo). La alienación obliga a los creyentes a rechazar los resultados demostrados de la Geología, la Antropología, la Biología-la Botánica y la Zoología-, la Arqueología, la Física, la Química, la Astronomía, para no desencuadrar los conceptos obviamente errados de las religiones, que a su vez repiten cosmovisiones de religiones anteriores, a las que cada generación ha agregado más material para engrosar la narrativa que sostiene a cada una; el islám fue fundado hace 13 siglos, el cristianismo surge hace 20 siglos como disidencia del judaísmo, que tiene más de 3.000 años y varias previas religiones, de las cuales estas tres monoteístas tomaron y adaptaron las porciones que les convenían.

Atribuyen a Descartes la valiosa y sabia frase “PIENSO, LUEGO EXISTO”, de la cual sólo nosotros, los Homo Sapiens, podemos extraer su significado (el resto de los animales, hasta ahora no han demostrado poder realizar los procesos mentales que llevan a pensar, razonar, abstraerse, para inferir algo importante respecto de ellos mismos, más allá de las instrucciones atávicas e instintivas que rigen sus conductas). Pero esa frase no puede estirarse hasta decir “Todo lo que pienso existe”, que daría existencia a lo IMAGINARIO, esa amplia colección de seres de ficción que van de los múltiples dioses del Politeísmo en la antigüedad, hasta los dioses de cada religión de las decenas que se mantienen en el Monoteísmo, y el chupacabras, el monstruo del Lago Ness y los marcianos. 

Yerran al esperar que las soluciones provengan de un ser imaginario, inexistente, que JAMÁS ha demostrado su utilidad (salvo como fantasía que sirve para controlar masas). Aunque la absoluta mayoría de una sociedad CREA en la existencia y la omnipotencia de algo, ese factor cuantitativo dominante no le confiere existencia real. Los dioses fueron CREADOS, INVENTADOS por nuestros más antiguos ancestros, y precisamente por las enormes dificultades de sostener esas fantasías múltiples, se han reducido a uno en cada religión, que  sólo se ocupan de difundir su respectiva propaganda, para prolongar el efecto de las falacias religiosas, y las estructuras de poder y dominación, hábilmente usadas por las autoridades eclesiásticas y los politiqueros de turno, para manipular a la sociedad, y mantener a su audiencia cautiva esperanzada.

Entre la vasta bisutería que caracteriza a la dimensión religiosa, sobresale el constante llamado a RESPETAR las creencias, como expresión cultural (de un individuo, de un grupo, de una sociedad o su mayoría), y esa es la vacuna, el antídoto esencial para evadir o impedir que se cuestionen las falacias y contradicciones propias de toda creencia, son su base estructural. Y resulta que no todo es respetable, puesto que aquello que se sostenga en mentiras o ficciones no puede exigir que se le respete, alegando que la mayoría las repite, o que las apuntalan con una intensa fe. Un maestro no podría pedir perdón a sus alumnos, por haberlos evaluado negativamente en un examen, cada vez que respondieron incorrectamente. No es un irrespeto señalar a los alumnos que están errados al afirmar que 5 x 7 da 89, tampoco es un irrespeto señalar a los creyentes que el Universo no fue creado en seis días, que al primer hombre no lo hizo un «dios» usando barro, ni a la primera mujer la hizo ese «dios» -innegablemente MACHISTA- de la costilla del primer hombre, como para que no queden dudas de la obvia inferioridad de las mujeres y su subalternidad respecto de los varones. Tampoco es irrespetuoso señalar lo imposible de que Noé construyera una gigantesca arca y en ella  reuniera parejas de cada especie animal, y las mantuviera vivas y sanas durante los 40 días del «diluvio». No se falta al respeto cuando sostenemos que NO se puede caminar sobre el agua, ni multiplicar por miles tres panes y dos peces, ni tocando al leproso se le cura de su terrible enfermedad, ni hay opción de RESUCITAR luego de estar muerto muerto!!. Los creyentes evaden la discusión, alegando que los argumentos en contra de sus creencias son irrespetuosos, y eso equivale a que un sospechoso de haber cometido un delito, se niegue a identificarse y responder preguntas de la policía, alegando que a él acaban de rociarlo con agua bendita, lo que lo exonera de cualquier irrespetuoso trámite policial y legal. Quien cree, no sabe. Quien sabe, no cree. 

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