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Cuesta abajo en la rodada

El tango de Gardel dice cuesta abajo en mi rodada, pero como estas líneas se refieren a la situación de Venezuela, hay que referirse a la rodada. La rodada del país, del conjunto de los venezolanos, de la nación. Y es que nos precipitamos como en una avalancha de desmanes que son propios de una hegemonía despótica y depredadora que está empeñada en sacrificar a Venezuela con tal de preservar su poder.

Ya el dólar paralelo se acerca a los 350 bolívares. Es decir, 350 mil bolívares de la enumeración anterior. Eso sería 625 veces más de la tasa de cambio libre que existía cuando el predecesor empezó su primer gobierno. Pero la devaluación está adquiriendo un ritmo exponencial, y con ella la dolarización-a-las-patadas que se está llevando a cabo, tanto por acción como por omisión de la “revolución bolivarista”.

Empoderadas figuras de la hegemonía se esmeran en perseguir medios y comunicadores, tratando de intimidar a todo el mundo y haciendo valer con impudicia su carácter de intocables. La persecución interna es consecuencia de las denuncias foráneas que muy contados medios han reproducido, y que ofrecen informaciones diversas sobre el latrocinio rojo. Lo sano sería que los denunciados promovieran una investigación independiente y seria para esclarecer la verdad.

Pero esto que es lo deseable, bien se sabe que no es posible. Mientras tanto, la propaganda oficialista proclama que se avanza en “cinco revoluciones” –no en una sino en cinco, y la realidad se pone terca al reflejar la creciente escasez, la desbocada inflación, las agobiantes penurias, y la renovada explosión de violencia criminal, tanto entre bandas hamponiles, como entre éstas y los cuerpos de seguridad, algunos de ellos entremezclados con la delincuencia. Si eso no es una rodada, nada lo es.

La hegemonía comunicacional consigue eclipsar la realidad, pero no eliminarla. Puede que muchos medios se hagan los locos con los graves problemas, y en cambio maniobren para tratar de que lo malo parezca bueno, pero ello no aliviará la escasez, ni detendrá la inflación, ni reducirá la masiva inseguridad. Un diario caraqueño tenía como lema “Nada convence más que la verdad”, y aunque ya no se interese en ponerlo en práctica, su significación no pierde vigencia.

La rodada de la que se habla aquí, repito, es la rodada de la nación. Y esa rodada es consecuencia principal del régimen político que la está destruyendo. Pero la rodada de la nación no necesariamente implica la rodada de la hegemonía. Una cosa puede conllevar a la otra, pero no es inexorable que así sea. Lo que sí es inexorable, es que la hegemonía despótica y depredadora tenga que ser superada, para que se detenga la rodada de la nación, y para que ésta logre salir de abajo y remontar la cuesta.

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