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¿De qué nos sirve el Premio Sájarov?

Como es sabido, el pasado miércoles fue la ceremonia de entrega del prestigioso premio Sájarov por la Libertad de Conciencia que otorga el Parlamento Europeo. Cada año activistas por la democracia y los derechos humanos en el mundo son galardonados con esta distinción y este año nos correspondió a quienes pertenecemos a la oposición democrática de Venezuela.

Por el honor y la fortuna de poder haber estado en dicho acto, debo rechazar la tentación de hacer una crónica de lo vivido y mas bien me concentraré en tratar de responder una pregunta que me hicieran recurrentemente a través de las redes sociales:

¿De que nos sirve este premio a un país que sigue sumido en la miseria, la violencia, la desesperanza y que siente que el liderazgo muchas veces no esta en sintonia con su clamor?

Voy aún mas allá, luego de la entrega del premio se recrudece la situación de presos políticos emblemáticos como Daniel Ceballos, se le difiere la audiencia -ya de por sí inconstitucional- al diputado Gilbert Caro y mientras se escriben estas lineas ocurre una desgarradora situación en el aeropuerto de Maiquetía con más de un centenar de niños que debieron viajar al Perú a reencontrarse con sus padres; y quienes gestionaban dicha operación de carácter humanitario están siendo sometidas al aparato de injusticia de la dictadura.

Residir en eso seria ver el vaso medio vacío. Siendo un militante del optimismo yo prefiero verlo medio lleno, y es por eso que considero que hay tres razones de peso que nos permiten adoptar con júbilo el premio Sájarov.

En primer lugar, el premio debe ser un recordatorio de que el mundo nos observa, que están pendientes de nosotros, que se ha logrado sensibilizar a diferentes líderes políticos, empresariales, culturales y de opinión pública en todo el mundo sobre la magnitud de lo que sucede en Venezuela. Pero también es un recordatorio a lo interno del movimiento pro democrático para mantenernos enfocados y unidos en la ardua labor que es salir de esta tragedia y recomponer los destinos de nuestro país.

En segundo lugar es un gran espaldarazo de una institución que nada más y nada menos agrupa a 28 países del viejo continente en donde hacen vida setecientos cincuenta y un parlamentarios convirtiéndolo en el segundo mayor electorado democrático del mundo. El premio es el reconocimiento al sacrificio de tantos y a la perseverancia en el tiempo de una lucha que encarna los más sublimes valores del ser humano como la <libertad, la dignidad y la justicia. Es un llamado a seguir adelante, a no rendirnos, a luchar hasta vencer. Este reconocimiento busca inspirarnos y que seamos capaces de asimilar pequeñas victorias y alegrías. Es una luz entre tanta oscuridad. Y aqui, quizás, lo más importante es que el premio es para todos; los representantes de la Asamblea Nacional, de los presos políticos y de los activistas somos solo eso: representantes.

Venga el mayor de lo honores a quienes han ofrendado su vida en esta lucha. De ellos es esencialmente esta distinción. Así por cierto lo reflejo en su discurso de aceptación el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges.

Y por último, y no menos importante, el premio pone en el tapete el desafío de la gestión del monto en dinero que este representa. Y es que como administramos como conjunto cincuenta mil euros puede ser ejemplo de cómo administramos el país con la mayor reserva de hidrocarburos, diamantes, oro, coltan, etc, del hemisferio occidental.

Yo soy de los que piensa que en tal sentido tenemos una oportunidad de hacerlo de una manera innovadora, transparente, incluyente y sujeta a los principios de la legalidad y el estado de derecho. En tal sentido propondre formalmente ante la cámara en el próximo periodo de sesiones la creación de un fondo para la reparación de las víctimas de la violencia política.

La idea principal es que, mediante su creación y regulación por vía de ley, dicho fondo sirva entre otras cosas para brindar reparación patrimonial, ayuda psicológica especializada y otro tipo de beneficios tanto a los familiares de quienes hayan perdido a sus seres queridos durante manifestaciones como a ciudadanos que hoy en día están lidiando con secuelas del daño físico y/o psicológico debido a la brutal represión por parte de la dictadura.

El premio Sájarov de la edición del 2017 es de todos quienes nos oponemos a la dictadura y nos debe recordar su esencia: la libertad de nuestra conciencia como piedra angular para la liberación de Venezuela.

 
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