Democracia sí, fanatismo no
Democracia es el debate público y abierto de ideas. La democracia es la arena en la que combaten, cual gladiadores, los adversarios políticos, que, sin embargo, nunca son considerados enemigos.
En nuestro país, estamos viviendo un nivel tal de intolerancia, que lo que se está convirtiendo en normal es considerar como un enemigo, un traidor, un vendido, al que piensa diferente, añadiendo adjetivos en la medida que la pasión obnubila las mentes.
Ahora la lucha no se centra en la confrontación democracia vs dictadura, sino en una auténtica cacería de brujas, con la que se pretende aniquilar al que disiente, lo que se puede convertir en un auténtico suicidio democrático.
Es hora de que se entienda que si bien disentir es natural en democracia, hacerlo en una situación extrema como la que vivimos hoy, solo sirve para mantener al régimen en el poder.
Habrá tiempo para ejercer la democracia, pero para que ello sea posible es indispensable superar la intolerancia y la animosidad y luchar juntos para recuperar la institucionalidad en Venezuela.