Deportados: La otra cara de la migración venezolana
Florencia, Mayerling y Gregory son amigos desde que la coincidencia los unió en las aulas del primer semestre en la Universidad Simón Bolívar. Los tres querían egresar como Ingenieros Eléctricos y tuvieron éxito. Cinco años después festejaron la graduación en una modesta reunión familiar. Desde que tienen uso de razón solo recuerdan una Venezuela en crisis y lidiaron con esa realidad para lograr la meta universitaria. Con el título en el brazo emprendieron un nuevo camino: salir del país, trabajar y ayudar a sus familias desde el exterior.
Los tres organizaron su viaje para navidad. Hicieron de todo un poco para reunir los tres boletos con los que partieron a España. Un año duró la colecta. Sortearon difíciles gestiones para certificar documentos civiles ante las autoridades venezolanas y comprobaron, como ya lo han hecho miles de personas, la existencia de una mafia gigantesca que ha penetrado todos los eslabones del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Interior y el entramado de los registros y notarías en toda la nación.
El trío de amigos voló a Madrid en la aerolínea estatal. Llegaron al Aeropuerto Adolfo Suárez pero no pudieron ingresar al país. Los funcionarios de migración los invitaron a pasar a la sala de inadmitidos y luego de un breve cuestionario rechazaron su entrada a España.
Según un reportaje de Carleth Morales con fecha del 05 de diciembre, “más de un millar son los venezolanos que han sido devueltos en 2016 antes de entrar a España. Son aquellos que no tienen cómo responder a las tres preguntas que hacen los funcionarios de inmigración: ¿a qué vienes a España?, ¿qué sitios vas a visitar?, ¿conoces a alguien en España?”. Fue lo que sucedió con Florencia, Mayerling y Gregory, los tres emprendedores que buscaban ganarse la vida en el extranjero pero que no tenían familiares, ni ahorros para invertir en el destino.
La Agencia Francesa de Prensa publicó una nota el 17 de noviembre sobre la migración hacia España: 19.663 inmigrantes venezolanos llegaron a este país, 53% más con respecto a 2015. “En 2014 entraron a España 12.842 venezolanos, un 66% más que un año antes. De hecho, Venezuela ha pasado a ser el país latinoamericano que más migrantes aporta a España anualmente, sobre Colombia, Ecuador o Perú. Para el primero de enero de 2016 vivían en España 173.810 personas nacidas en Venezuela. Pero una nueva medición del Instituto Nacional de Estadística, apunta que en abril de 2016 la cifra de venezolanos en España había ascendido a 180.057”.
En Colombia y Brasil, fronteras comunes de Venezuela, la primera con una extensión de 2219 km y la segunda con 2199 km, se vive una situación más dramática. El éxodo de venezolanos ha dado pie a una deportación masiva de ciudadanos sin documentos para permanecer en estos países. La longitud de las fronteras permite un número incalculable de vías de acceso para el tránsito de personas. La catastrófica crisis económica y social ha dado pie a una ola migratoria nunca antes vista entre estos países.
La Policía Federal brasileña en reciente comunicado informó que en lo que va de año unos 900 venezolanos han sido deportados desde el estado limítrofe de Roraima. De Colombia se desconocen cifras totales, sin embargo, un breve repaso por la prensa regional de los departamentos Arauca, Norte de Santander, Cesar y La Guajira, nos da una idea de la magnitud de las deportaciones: operativos en los que expulsan a venezolanos en grupos de 20, 30, 40, con periodicidad casi quincenal.
Es evidente que la migración masiva de ciudadanos venezolanos se ha convertido en un problema para los países vecinos y para otros que son los principales destinos seleccionados como España y Estados Unidos (paradójicamente en este último país las deportaciones han disminuido, en buena medida por los estrictos controles en aeropuertos). Es una situación que por ahora no ha sido abordado por los órganos internacionales. En gran parte esto se debe a la falta de una posición firme ante el accionar de la dictadura de Nicolás Maduro que ha promovido esta dramática y terrible situación.
Twitter: @angelarellano
