¿Diálogo o Monólogo?

Cuando parecía que se abría la esperanza en cuanto a que las negociaciones para un diálogo entre la oposición y la dictadura en Santo Domingo, con la participación de cancilleres propuestos por la MUD y aceptados por la dictadura y la creencia de algunos en que esta última, agobiada por la crisis, por la presión internacional y ante la inminente posibilidad de no poder pagar la deuda externa, así como ante el temor a las sanciones contra funcionarios, había esperanza, todo parece indicarnos que “la esperanza era verde y se la comió un burro”. Veamos:

• Ledezma y Almagro, en la reunión de ambos en Washington, manifestaron su rechazo al diálogo; Ledezma porque para él dialogar es favorecer a la dictadura y Almagro porque, según él, la aceptación de ir al diálogo no es de la totalidad de la oposición.
• El hecho de que el canciller de Paraguay haya manifestado que no puede viajar a Santo Domingo porque hay elecciones en su país es un golpe duro porque Paraguay es el país que más se opone a la dictadura de Maduro. A esa ausencia se añade el hecho de que la dictadura ha decidido incorporar como mediador al canciller de San Vicente y las Granadinas, minúsculo país que es títere de la dictadura chavista-madurista.

Si bien es cierto que la MUD y la gran mayoría de los diputados de la oposición le aclararon a Almagro que la decisión de ir a Santo Domingo contaba con un claro apoyo mayoritario, a mi juicio ha debido añadir que sectores hasta ahora opuestos al diálogo ya no sostenían una línea dura en cuanto a la necesidad de negociar, tomando en cuenta la participación de expertos asesores,

Hay que manifestar, sin embargo, que para que lo que Santo Domingo no sea un diálogo sino un di-algo, tal como lo expresé en un artículo publicado en Analítica, es que si se acepta negociar con el régimen totalitario es bajo la premisa, como condición sine qua non que no se reconozca de ningún modo la existencia de la asamblea constituyente, veamos por qué:

Si en las negociaciones se logra que se apruebe la aceptación de ayuda humanitaria, que sean liberados los presos políticos, que se garanticen unas elecciones libres sin un CNE controlado por las cuatro nefastas representantes del régimen, que se respeten los poderes y la autonomía de la Asamblea Nacional, que se garantice la existencia de un ministerio público y un poder judicial autónomos en independientes, si sigue existiendo la asamblea constituyente, ésta podría hacer nugatorios todos los acuerdos que se hubieran logrado.

Hay que hacerles ver a los venezolanos que negociar es imprescindible para restablecer la democracia y la libertad en nuestro país. Yo dije una vez que si con el referendo revocatorio se hubiera destituido a Maduro, el gobierno de transición tenía que negociar con el chavismo para que hubiera gobernabilidad, sin una retaliación desenfrenada.

Si para algunos lucía una esperanza que con las negociaciones en Santo Domingo se pudiera lograr lo que tanto deseamos, hay que decir que hay una inmensa nube que tapa al sol que queremos que nos iluminé, un cúmulo nimbo cargado de truenos y relámpagos.

Acabamos de ver el informe inobjetable de la Asamblea Nacional sobre el fraude en las elecciones de Bolívar que le quitó la gobernación a Andrés Velazco. Si se logra que se le reconozca como gobernador, si subsiste la asamblea constituyente, ésta podría exigir que se juramente ante ella y, de no hacerlo, correría la misma suerte que el gobernador Guanipa del Zulia.

Condición sine qua non para comenzar a negociar: ¡desconocimiento de la Asamblea Constituyente! Se quiere diálogo, no monólogo.