Diatriba política VE-PT
Venezuela y su régimen parecen estar tocando, peligrosamente, puntos límite. Por los infundios (señalamientos y acusaciones) contra TAP PORTUGAL; viene a colación la frase del extinto “comandante supremo y eterno”, quien en reiteradas ocasiones dirigió al Comando Nacional de la Resistencia (CNR); luego, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), como todos bien sabemos, aplicable, hoy por hoy, a los sucesores de su naufragio institucional: “la desesperación es mala consejera” porque ocurre, frecuentemente, que algunas instituciones o individuos al verse acorralados por problemas económicos, sentimentales o políticos caen en desesperación y optan por represalias, golpes de ciego y tumbos callejeros de beodos trasnochados o bajo un delirium tremens; actitudes que reafirman haber caído en una angustia ante la inminencia de una derrota catastrófica.
Tal acción desesperada pareciera estar contaminando al oficialismo por reacciones individuales, y cuyas víctimas personales políticos, periodistas y empresas prestigiosas, tal y como si éstos pudiesen ser la causa de los problemas estructurales cotidianos que nos agobian, que merecen tratamientos sensatos con un mínimo de sentido común primordiales en las relaciones diplomáticas, así como en un desempeño eficaz de la función ejecutiva (presidencial) a objeto de no infatuarnos solitarios y con aires autárquicos.
Pertinente y sensatamente, el gobierno de Portugal ha calificado, mediante su canciller, de “acto hostil” la suspensión temporal de TAP en Venezuela decida por la administración de facto de Maduro al estimararla de injustificada, pues “no existe justificación alguna, por su historial en Venezuela; por lo que TAP ya ha indicado y porque no hay evidencias”, sino motivaciones políticas.