Doctrina chavista: El derecho de intervención
El Capo Mayor del régimen chavista se considera campeón de la soberanía y tilda a la oposición de marioneta del imperio. Sin embargo, en el acto de clausura de la reciente Comisión Mixta Cuba-Venezuela, se le ocurrió decir que los Embajadores forman parte del Consejo de Ministros.
En realidad, la injerencia cubana y la cesión de soberanía a La Habana es consustancial al chavismo y ahora le reconoce abiertamente su derecho de intromisión en nuestros asuntos internos.
El próximo paso, si se lo permitiéramos, sería consagrar tal derecho en la Constitución Nacional, al estilo de la tristemente célebre Enmienda Platt. No hay que olvidar que los castritas persiguen que calquemos su malhadada historia y, con la complicidad de iscariotes criollo, han avanzado en arrasar el país, forzar su salida de la OEA y transformarlo en satélite de potencias extracontinentales.
El público reconocimiento del capo chavista a la intromisión cubana, constituye un acto repugnante a la conciencia de los venezolanos, contraviene la Constitución y las Leyes de la República y demuestra su manifiesta peligrosidad para la comunidad internacional, al hacer mofa, entre otras cosas, de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de la cual ambos países son Parte.
El régimen chavista ha demostrado claramente su vocación intervencionista, pero sataniza a quien se atreva a formular la menor crítica en su contra, pues de inmediato lo acusa de lo que practica y pregona su capo di tutti capi.
Es evidente que el régimen usurpador, ahora particularmente arrogante y peligroso cual alimaña herida, constituye un foco de infección, por razones varias, para la comunidad internacional, que debe proceder a erradicarlo.
Pero la negociación para obligar al régimen a hacer mutis por el foro, debe llevarse a cabo entre quienes manejan los hilos de los cuales depende la supervivencia el chavismo, pues sería ocioso intentarlo con los títeres que penden al otro extremo.
