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Donald Trump en la era de la videopolítica

Donald Trump se ha convertido, sin lugar a dudas, en un interesante ícono mediático a propósito de las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Desde una perspectiva comunicacional, la pregunta queda planteada en los siguientes términos: ¿Cómo ha sido posible que un personaje con tan escasos méritos políticos (y personales) haya alcanzado tal protagonismo?.

Es cierto, se trata de un multimillonario díscolo, histriónico y con una amplia experiencia en televisión, sin embargo, su visión política nacional e internacional no va más allá que aquellas que se emiten, entre amigos, en la esquina de algún bar: un cóctel de opiniones simplistas, no muy distintas de aquellos a quienes se dirige. Al examinar el discurso básico de este personaje, constatamos que, al igual que Le Pen al otro lado del Atlántico, se ajusta con precisión a opiniones ampliamente difundidas en ciertos sectores de la población estadounidense. Se trata de “groserías políticas” que instalan un discurso tóxico ante un público que espera, justamente, a un personaje de esta ralea que los represente.

Hay una clara radicalidad de derecha extrema en sus afirmaciones –no exentas de ingenuidad– como pretender acabar con el problema de los inmigrantes latinos construyendo un muro en la frontera con México, financiado por el propio gobierno mexicano (sic). Trump ha tenido la astucia de construir un nicho en la sociedad norteamericana, de modo que habla para los suyos, un sector que ha demostrado ser lo suficientemente significativo como para otorgarle un lugar estelar entre los candidatos republicanos.

El caso Trump demuestra que la política y los medios van de la mano en las llamadas democracias occidentales. La “videopolítica” es el modo en que se construyen hoy la mayoría de las figuras de la política en todo el mundo. Una era en que lo importante no es la racionalidad de los argumentos ni la deliberación sino, por el contrario, la espectacularidad de las intervenciones. En este sentido, Donald Trump ha dado muestras de ser un “personaje mediático” de fuste. Cada una de sus “performances” – mezcla de clown y líder de pacotilla – está calibrada para aumentar el “rating” de los medios y ocupar las primeras páginas en todo el orbe.

La fórmula no es nueva, ya otros han recorrido este camino. Hitler fue uno de los primeros en utilizar el espantapájaros de una “amenaza interna” para aglutinar a las masas en torno al temor y el odio. Bastará recordar a Goebbels: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar. Después de todo “Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”

Ayer los judíos en Alemania, hoy los árabes en Francia y los latinos en Estados Unidos. La pregunta que sigue pendiente es si acaso la mentada “democracia americana” se ha degradado lo suficiente para soportar a un personaje de las características de Donald Trump como aspirante a la Casa Blanca. Es prematuro todavía adelantar una respuesta, pues la historia suele darnos sorpresas. Como se ha dicho, un idiota es un idiota, dos idiotas son dos idiotas, pero unos cuantos miles forman ya un movimiento político.

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– Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Facultad de Comunicación Social FACSO. Universidad Central del Ecuador.

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Un comentario

  1. Tenemos la falsa creencia – pero creencia al fin – de que un gobierno republicano sería mas proclive a colaborar con la restauración de la democracia en nuestro país y ser mas receptivo ante nuestros problemas . Al menos para con Cuba han expresado con alguna claridad el deseo de revisar las concesiones políticas que el presidente Obama parece dispuesto a otorgarles – haciendo abstracción de los derechos humanos y las libertades políticas de los cubanos – ; precisamente el argumento de peso que ha colocado en una preocupación casi neurótica a los gobernantes de la isla, pues las posibilidades que un republicano sea el nuevo inquilino de la Casa Blanca son bastantes elevadas.
    El asunto de la entrada en crisis comatosa la presente etapa de la globalización, con una China que lleva dos días devaluando su moneda y que ha obligado a las grandes corporaciones a revisar sus márgenes de ganancias ; con un abaratamiento de las materias primas ; y con una caída abrupta de los precios del petróleo, no parecen augurar nada bueno para Venezuela que ya rebasó los niveles permitidos de endeudamiento ; con la inflación mas alta del mundo ; y que se quiera o no, se prepara para la emisión de billetes de alta denominación. Lo que se traduce en continuar con la emisión de dinero inorgánico y continuar con la política de ´´raspar la olla´´ vendiendo sus últimos activos y convivir con tasas de inflación por encima del 200% para el 2016.
    Los EEUU, a los cuales se les ha arrebatado su ´´patio trasero´´, y que ni rusos ni chinos van permitir que el ex Imperio se los defenestre, solo le queda el camino de la guerra. Guerra que ya está perdiendo porque es cibernética y comunicacional ; guerra de propaganda y contra propaganda ; guerra financiera y de ´´papeles´´, que conducirá al dólar a ser un un objeto de ´´utilería´´ al momento de crearse un ´´banco de divisas´´ alternativo. Una guerra que tiene perdida de antemano y que de seguro se agravaría si el señor Donald Trump llegase a ser presidente. ¿ Pero puede llegar a ser presidente ?. Muchos creemos que cuando los imperios decaen suelen crear sus propios ´´monstros´´. Alemania creo el suyo y ya sabemos lo que ocurrió ; China tuvo a su Mao ; y Rusia con su Stalin, hizo lo que hizo. Y es que el problema se agrava con las fotografías de la NASA : ¡ Se nos acaba el agua ! ; avanza la desertización y el cambio climático nos está afectando a todos ; los transgénicos alimentarán a una parte del mundo, pero el precio – genéticamente hablando – será muy alto. Se espera que en diez años la ´´crisis humanitaria´´ será una realidad.

    Aunque suene inhumano el actual modelo económico se verá precisado a ´´eliminar´´ no menos de la cuarta parte de la humanidad si quiere sobrevivir. Vía guerras locales, enfermedades, hambrunas y cuanto método de exterminio se pueda inventar. Y en esto, si hay una gran coincidencia entre los grandes países desarrollados del mundo con independencia de sus ideologías y creencias. Para ellos la calidad de vida no se negocia, se defiende y conquista. En este sentido, ¿ puede un Donald Trump ser de alguna utilidad para el sistema ?. Poco culto, histriónico, radical… ¡ El protagonista ideal para que las grandes corporaciones hagan con él, lo que les de la gana !. ¿ Y Venezuela ? ; ¿ Y nosotros ?.

    Estamos en el medio de todas las afectaciones. No tenemos nada de nada. Con un quiebre institucional que no lo pueden resolver ni gobierno ni opositores. Nuestro destino será el que otros nos tracen. Poco tenemos y muy poco para ofrecer, pero podemos construir un país nuevo y diferente ; mucho mas pobre, pero todavía puede ser nuestro hogar y hacer de el algo acogedor y decente… ¡ Todavía nos queda un poco de tiempo para cambiar !.

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