El Editorial

El culto a la personalidad

En el siglo XX una de las más graves perversiones fue lo que denunció Nikita Jruschov como el “Culto a la personalidad”, esa desviación en una sociedad que había abandonado la religión por considerarla como el opio de los pueblos para sustituirla por una nueva religión laica cuyo nuevo Dios era el padrecito Stalin.

Fueron muchos los estados comunistas que siguieron ese modelo, que por cierto comenzó con el embalsamado Lenin en la plaza roja y que en un viejo artículo de García Márquez se deja entrever que lo que allí había era una copia de cera del líder de la revolución.

El mismo camino siguieron en Yugoeslavia con el Mariscal Tito, creyendo los dirigentes comunistas de entonces que su memoria sería suficiente para evitar la desmembración de Yugoeslavia. También ocurrió lo mismo con Enver Hoxa en Albania de quién nadie hoy recuerda su existencia a pesar de que fue uno de los mas brutales dictadores de su tiempo

En China el endiosamiento de Mao fue total; sin embargo, con el trascurrir del tiempo apenas si merece pocos párrafos en los libros de texto y se comenta que su cadáver será trasladado a su pueblo natal. 

Para llegar a la historia contemporánea hay que resaltar las dinastías de Corea del Norte y de Cuba en las que el culto se transfiere familiarmente. En Argentina, el culto fue más a Evita que a Perón sin embargo ,si bien ya no se habla mucho de ellos ,sus secuaces a través de muchas peripecias aún gobiernan.

No muy distinto fue el culto practicado en los estados fascistas de Alemania, Italia, pero la derrota de ambos países en la segunda guerra mundial hizo caer como ídolos de barro a Mussolini y Hitler.

Que en pleno siglo XXI se siga el modelo fracasado del siglo XX es algo digno de estudiar por psicólogos sociales. ¿Será que todavía es aplicable a sociedades primitivas con poca cohesión social y cultural? ¿O más bien será un recurso político como el que intentaron poner los dirigentes yugoeslavos para conservar el poder? ¿O serán ambas cosas al mismo tiempo aunque a primera vista pudieran ser contradictorias entre sí?. La política en siglo XX está lamentablemente llena de esas paradojas.

El tiempo dirá cuál será la suerte del culto a la personalidad en el siglo XXI, en el que cualquier ciudadano puede tener acceso libre a la historia simplemente conectándose en Internet y ver por si mismo las consecuencias negativas para los respectivos países del llamado culto a la personalidad.

 A manera de cierre queremos dejar estas palabras pronunciadas por Bolívar poco antes de su muerte “Si un hombre fuese necesario para sostener el Estado, este Estado no debería existir, y al fin no existiría”. Simón Bolívar, 20 de enero de 1830

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