Ejercicio Democrático
El plebiscito sobre los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y la Guerrilla de las Farc nos brindó un ejercicio democrático sobre el cual los venezolanos debemos reflexionar.
El triunfo del No jamás estuvo planteado por los estudios y análisis de opinión. Por qué fue posible entonces que el silencio de las encuestas se transformara en voz mayoritaria pasados pocos días.
A continuación expresamos las principales razones recogidas de analistas y comentaristas:
Las negociaciones no contaron con el consenso nacional necesario. El hecho que la participación fuese tan sólo de un 37% del electorado así lo demuestra.
Las partes negociadoras tuvieron una actitud prepotente y nada transparente frente al resto de la nación
La escogencia de La Habana como sede para las negociaciones no fue acertada ni del agrado de muchos colombianos que ven con suspicacia el gobierno comunista de la isla
El documento que recoge los acuerdos tocaba aspectos y temas muy variados que hubiesen requerido más tiempo para ser explicados y aceptados por la ciudadanía.
La pregunta del plebiscito fue sesgada y simplista ante unos acuerdos tan complejos en aspectos jurídicos, sociales y económicos.
Lo cierto fue que el pueblo colombiano que definitivamente participó se dividió en dos bandos lo que no presagiaba que la consulta sirviera para zanjar diferencias y consiguiese resultados duraderos.
No obstante lo anterior el evento fue un ejercicio de libertad y democracia del cual el proceso de paz pudiera salir fortalecido siempre y cuando cuente con la participación de todos los factores de la sociedad colombiana.
A los venezolanos nos interesa que el proceso de paz del vecino país llegue a puerto seguro. De manera directa los venezolanos hemos sufrido la violencia de los grupos irregulares que operan en la frontera: secuestros, cobro de vacunas, asesinatos, tráfico de armas y drogas. El proceso de paz en Colombia está en la obligación de que ese estado de cosas termine en beneficio de los dos pueblos hermanos.
El presidente Santos reconoció la derrota y prometió seguir trabajando por la paz aunando voluntades discordantes. Un gran paso que lo enaltece como mandatario.
Que diferencia con la actitud soberbia de nuestros gobernantes cuando las elecciones parlamentarias del 6D. Que falta de civismo y de respeto por las leyes cuando se pretende acallar las voces disidentes.
Que carencia de espíritu democrático cuando se usan artificios para negarle a los parlamentarios sus responsabilidades de legislar, controlar y nombrar a los funcionarios de los otros poderes. Que desfachatez cuando se saca a los militares de sus cuarteles para que asuman funciones de gobierno que no les corresponde.
Ese es el ejemplo democrático que Colombia nos ha brindado. No lo ignoremos, no sea que nos toque vivir la guerra que nuestros hermanos padecieron por medio siglo.