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El Aborto y la “Sociedad mejor”

“El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura…” PAPA FRANCISCO (2020)

Este final del 2020, no solamente viene con la carga de una pandemia que nos ha dejado un planeta desolado y triste, sino con la noticia en Latinoamérica de que un país más se suma a la barbarie de la aprobación del aborto como una medida profiláctica para responder a vorágine del sexo sin protección y sin mayor miramientos que la práctica impulsiva de los deseos, promoviendo la consumación del resquebrajamiento del pudor como excelso fin que pierde razón de ser en una sociedad que atenta contra la esencia de la vida.

El Senado argentino, sancionó el 29 de diciembre la norma que legaliza el aborto sin causa hasta la semana catorce (14) de gestación; es una norma que establece las condiciones en las cuales una mujer puede llevar a cabo la interrupción voluntaria del embarazo, sin necesidad que haya una causa previa de salud donde la vida de la madre esté en peligro; así mismo, este acto de interrupción sería apoyado por la seguridad social, lo que implica que no tendrá costo, porque la práctica se incorpora al Programa Médico Obligatorio (PMO) del sistema de salud. Se obliga, igualmente, a que las instituciones de salud públicas y privadas, respondan a la interrupción del embarazo en un plazo máximo de diez (10) días corridos a partir de su requerimiento,  advirtiéndose que cualquier conducta que entorpezca o demore la prestación de este acto por parte de un funcionario público o personal de la salud, será penado con prisión de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial por el doble de la condena.

De esta manera la Argentina de Alberto Fernández, hoy pasa a engrosar la indigna lista de países de la región latinoamericana que han legislado sobre la despenalización del aborto; destacan acá: Uruguay, Cuba, Guayana, Guyana Francesa y Puerto Rico. Sin embargo, hay países que se han enarbolado banderas de protección a la vida, sancionando leyes que han prohibido,  sin excepción, la interrupción involuntaria del embarazo, colocando sanciones ejemplarizantes  en los códigos penales como lo son: El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Haití. En el resto de Latinoamérica, los Estados han incorporado causales en mayor o menor medida a la interrupción del embarazo, como es el caso de  Paraguay, Venezuela, Guatemala, Perú y Costa Rica, en las cuales sus legislaciones son más restrictivas y solamente despenalizan el aborto en caso de que la vida o la salud de la madre esté en riesgo. En el caso de Ecuador, se  añade la posibilidad del aborto en caso de que el embarazo sea consecuencia de una violación, pero hace la salvedad de que la mujer tenga la condición de discapacitada mental.

Por el tipo de idiosincrasia latinoamericana, los códigos penales han tenido sus variantes, incluyendo las variables de violación, inviabilidad del feto, y en el caso de Belice, se deja abierta una posibilidad que nos parece agarrada de los cabellos que es justificar el aborto por factores socioeconómicos. En el caso de México, se da en el contexto de cada una de las entidades federativas, allí se dispone una legislación local que establece restricciones que varían según la realidad de cada región, dándose el caso que en Ciudad de México y Oaxaca, está permitido el aborto libre y sin condiciones, durante las doce (12) primeras semanas de gestación; pero en Colima, Baja California Sur, Tlaxcala, Yucatán y Michoacán, se contemplan al menos seis causales de aborto no penalizadas: como la violación, que exista peligro de muerte para la mujer, que el embarazo implique daños a la salud o alteraciones genéticas, que el aborto sea imprudencial, por inseminación no consentida, o que se practique por razones económicas.

En el caso de la Argentina, el Presidente Fernández, a través de su en su cuenta oficial de la red social Twitter, escribió: “El aborto seguro, legal y gratuito es ley. A ello me comprometí que fuera en los días de campaña electoral”; y en otro expresa: “Hoy somos una sociedad mejor que amplía derechos a las mujeres y garantiza la salud pública. Recuperar el valor de la palabra empeñada. Compromiso de la política”.

Una pequeña y sensible pregunta al Presidente Fernández: ¿hoy somos una sociedad mejor? ¿Dónde se ha escrito que una sociedad mejor lo es o se hace, atentando contra la vida?  Vergüenza es lo que debemos de sentir como sociedad, porque la mujer tiene todos los derechos garantizados, pero no tiene el “derecho a la irresponsabilidad” o “al descuido”; puede entenderse causales de mayor significación como su derecho a la vida que hay que preservar a pesar de la vida truncada del feto, así como a concebir bajo condiciones de violación pero solamente si su condición psíquica y mental le es adversa para comprender su estatus de madre, y todavía allí cuestionaría aplicar alguna acción de interrupción del embarazo, porque habría la posibilidad de concebir al niño y darlo en adopción. ¿Qué fácil de que quienes hoy decidimos sobre la vida de los fetos seamos los que ya nacimos? Esto es un acto de inmoralidad, de irrespeto a la palabra sagrada de Dios y a todo cuanto nos identifica como seres pensantes y racionales. Ni siquiera como bestias nos comportamos ante el apoyo a la medida de legalización del aborto, las bestias tienen una mejor actitud hacia su descendencia.

Hace algunos años leí un texto que me marcó hondamente titulado “La escalera de Jacob, La historia del genoma humano” (de la editorial Paidós, Buenos Aires, 2016), del paleontólogo británico, biólogo evolutivo Henry Gee (1962), en donde  el autor da una mirada historicista que le permite ir uniendo los eslabones de la gran cadena de la biología y así comprender ampliamente la razón de ser del genoma, resaltando las ideas embriológicas de Aristóteles, repasa la teoría del preformacionismo, teoría que  sostiene que el germen de cada individuo no se crea de nuevo en cada concepción sino que todos sus elementos esenciales fueron creados al comienzo de los tiempos, y ahonda en los intersticios de la teoría de la evolución para dejar en claro uno de los tantos enfoques que presenta sobre el código genético: el genoma como hilo de continuidad que se remonta al comienzo y, por extensión, al futuro y el genoma como el hilo común que pasa por todos los organismos que han existido en nuestro planeta.

Gee resalta en su texto, que la vida no surge al fecundar el óvulo con el espermatozoide, sino que viene desde la existencia de los padres; es decir, el hecho de que uno nazca no es el producto acabado de un encuentro fortuito, es la preconcepción de un destino que viene determinado por el nacimiento de los padres que luego la vida misma se encarga de unir y de allí se da el “soplo” mágico que engendra la descendencia. Por ejemplo, yo estudié entre 1989 a 1993, en la Universidad de Los Andes, en Mérida-Venezuela, en ese mismo tiempo estudió mi esposa, en la misma Universidad pero en otra carrera. Nunca nos vimos, nunca supimos uno del otro. En catorce años yo mantuve una vida aparte, con mis alegrías, arrebatos y decepciones; luego, viendo en ciudades distintas, un buen día nos encontramos. Surgió el amor y de allí los hijos (dos); esa descendencia nuestra debe su vitalidad de existencia a nosotros como padres y a eso que se llama destino, escrito, claro está, desde que nacemos. Por ello, quienes hubieran atentado contra nuestras vidas en ese lapso de tiempo que no nos conocimos, no solamente atentaba contra nuestras vidas, sino contra la vida de mis hijos. Por ello, la existencia vital es de toda una generación, no es de una fecundación o un “polvito”, tiene un peso histórico, social y cultural, inmenso que es lo que nos hace ser civilizados, planetarios, esencia natural de esta tierra. No hay derecho alguno que justifique interrumpir la vida que viene desde nuestros ancestros.

En un sentido más concreto, la legalización del Aborto en Argentina trae consigo una contradicción directa con la santa Palabra: Jeremías 1:5, “Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones”; Éxodo 21:22-25, “Y si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer demande de él; y pagará según lo que los jueces decidan. Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie…”;  Salmos 139:13-16, “Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No estaba oculto de ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, y entretejido en las profundidades de la tierra…”; Éxodo 20:13, “No matarás”; Génesis 1:27, “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”;  Oseas 13:16, “Samaria será considerada culpable, porque se rebeló contra su Dios. Caerán a espada; serán estrellados sus niños, y abiertos los vientres de sus mujeres encinta”; Isaías 49:1, “Escuchadme, islas, y atended, pueblos lejanos. El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre”; Génesis 2:7, “Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente; Lucas 1:43-44, “¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque he aquí, apenas la voz de tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo en mi vientre”; Números 12:12, “No permitas que ella sea como quien nace muerto, que cuando sale del vientre de su madre su carne está ya medio consumida”;  Job 10:8-12, “Tus manos me formaron y me hicieron, ¿y me destruirás? Acuérdate ahora que me has modelado como a barro, ¿y me harás volver al polvo? ¿No me derramaste como leche, y como queso me cuajaste?”; Salmos 139:16, “Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos”; Job 31:15, “¿Acaso Aquél que me hizo a mí en el seno materno, no lo hizo también a él? ¿No fue uno mismo el que nos formó en la matriz?”; Deuteronomio 30:19, “Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia…”; Amós 1:13, “Así dice el Señor: Por tres transgresiones de los hijos de Amón, y por cuatro, no revocaré su castigo, porque abrieron los vientres de las mujeres encinta de Galaad para ensanchar sus fronteras”; Job 3:3, “Perezca el día en que yo nací, y la noche que dijo: `Un varón ha sido concebido»; Salmos 22:9-10, “Porque tú me sacaste del seno materno; me hiciste confiar desde los pechos de mi madre. A ti fui entregado desde mi nacimiento; desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios”; Génesis 9:6, “El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre”;  Job 3:16, “O como aborto desechado, yo no existiría, como los niños que nunca vieron la luz”;  Salmos 127:3, “He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre”; Deuteronomio 5:17, “No matarás”; Isaías 44:24, “Así dice el Señor, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo, el Señor, creador de todo, que extiendo los cielos yo solo y afirmo la tierra sin ayuda”; Isaías 44:2, “Así dice el Señor que te creó, que te formó desde el seno materno, y que te ayudará: “No temas, Jacob, siervo mío, ni tú, Jesurún, a quien he escogido”; Romanos 1:28-29, “Y como ellos no tuvieron a bien reconocer a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para que hicieran las cosas que no convienen; estando llenos de toda injusticia, maldad, avaricia y malicia; colmados de envidia, homicidios, pleitos, engaños y malignidad; son chismosos…”;  2 Reyes 19:3, “Y ellos le dijeron: Así dice Ezequías: «Este día es día de angustia, de reprensión y de desprecio, pues hijos están para nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz”; Rut 1:11, “Pero Noemí dijo: Volveos, hijas mías. ¿Por qué queréis ir conmigo? ¿Acaso tengo aún hijos en mis entrañas para que sean vuestros maridos?”; Proverbios 6:16-17, “Seis cosas hay que odia el Señor, y siete son abominación para El: ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente…”; y 1 Corintios 15:8, “…y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”.

En una palabra, la legalización del aborto, o el levantamiento de restricciones legales para el aborto, es un acto de asesinato racional y selectivo que un Estado o Gobierno, promueve con la sola excusa de disminuir costos y responder a una igualdad de derechos que no ha entendido que una cosa es ser reconocidos por todos como entidad humana racional y productiva, que puede participar en igualdad de condiciones en el desarrollo de un país, y otra atentar contra la esencia vital de la vida que como mujeres tienen la capacidad y el talento de crear. No señor Fernández, no estamos en una “Sociedad mejor”, estamos ante una sociedad en retroceso que como Sodoma y Gomorra, no mide el límite de los placeres ni hace caso de la voluntad de nuestro creador. Perdónalos mi Señor, ellos no saben lo que hacen…

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