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El atentado en Francia y la victoria del pensamiento Nazi

El día martes 7 de Enero de 2015, una jornada después del día de los Reyes Magos, hubo un atentado en Francia en el que, según las informaciones difundidas, 3 hombres armados atentaron contra el personal de una revista, matando a 12 personas.

No es bueno expresarse temprano sobre este tipo de eventos, tanto por razones legales (porque uno estaría, hasta sin quererlo, opinando e interfiriendo sobre un hecho criminal que se está investigando) como por razones de certidumbre, porque aún los hechos están confusos, en especial para los que estamos tan lejos del sitio, en el Caribe suramericano, al otro lado del Atlántico. Por lo tanto, puede ser que escriba algo que luego se demuestre como incorrecto, o sobre lo cual me «arrepienta» y hasta no quiera que salga en mi currículum, pero numerosas personas han solicitado mi opinión, y lo voy a hacer.

Visión general de los hechos

A primera vista, existía un medio de comunicación escrito que se encargaba de promover el odio generalizado e irracional (todo «odio» es «irracional», así que estoy redundando sólo para que se entienda mejor) contra amplios grupos poblacionales. Su promoción del odio la hacían usando lápices y teclado. En estos momentos suele haber una solidaridad con las víctimas, pero al ver algunas de las caricaturas, de verdad que me parecieron de muy mal gusto, y no quiero solidarizarme a ciegas con quien no se debe.

Pues resulta que se encontraron en su camino a alguien igualmente intolerante, que no promueven el odio sino que lo practican, pero que no se expresan con lápices y teclados sino con las balas.

Y para empeorar el panorama, la respuesta al atentado parece ser más actos de odio e intolerancia, como un «círculo vicioso».

Es como un espejo, o sea, la misma imagen, pero en sentido contrario. Lo que uno hace con la mano derecha, en el espejo lo hace la izquierda, pero hace lo mismo. Si yo apunto con el dedo hacia el espejo, la imagen del espejo apunta hacia mí. Todo es igual pero al revés.

Y lo más grave del hecho es que, si esta publicación tiene sus simpatizantes entre el público y es tolerada y promovida por un sector de la población, los terroristas que atentaron contra ellos son criminales que han sido adiestrados y han estado bajo los servicios del estado francés, en especial durante las gestiones de los presidentes Nicolás Sarkozy y Francoise Hollande.

Es notorio, y sobran las pruebas, declaraciones y publicaciones donde se evidencia que durante el mandato de estos dos presidentes franceses, en el marco de una alianza mayor contra Libia, Siria, Irán, Rusia y otros países, el gobierno oficial galo ha utilizado y promovido a grupos extremistas terroristas de diverso carácter, entre ellos, a los islamistas.

Por lo tanto, el gobierno francés es cómplice por fomentar y convivir con grupos criminales para tratar de utilizarlos en su política exterior, y quizás también hacia adentro.

El mismo día del atentado, surgió la noticia de que dos de los tres atacantes habían estado combatiendo en Siria, y como sabemos, la guerra contra Damasco es promovida y patrocinada por el gobierno francés. De inmediato, el ministro del interior galo pidió «moderación» en las noticias, que según él aún no estaban confirmadas, y que se esperara el resultado de las investigaciones y los procesos oficiales.

Suena muy racional su declaración, pero añadamos a la noticia no desmentida que, de ser cierta, eso significa que eran agentes criminales al servicio del propio gobierno francés, porque los grupos armados que actúan contra Siria están promovidos, avalados y respaldados por el propio gobierno francés, y las pruebas sobran.

Y el empecinamiento de tratar de derrocar al gobierno de Damasco y de destruir a Siria, labor en lo que han fracasado consecutivamente en 4 años seguidos, los ha llevado a aliarse con los elementos indeseables con los que ningún gobierno responsable del mundo debería juntarse ni tolerar.

Como verán, estamos redundando en los conceptos y las palabras para acentuar las expresiones.

Marco social general del atentado

Como recordamos en la historia, la característica principal de los nazis y de Adolfo Hitler era el odio extremo a todo lo que fuera distinto hasta el punto de querer eliminarlos a todos: rusos, judíos, comunistas, sindicalistas, homosexuales, gitanos, otras etnias y religiones, etc.

Todo lo que no les gustara era objeto de los deseos de exterminarlos, o para usar palabras más crudas, debían matarlos.

Se pensó que, tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, no solamente los nazis habían perdido allí, sino que su ideología había quedado erradicada. Los que nacimos mucho después nos cansamos de escuchar o leer: «Nunca jamás», porque quienes lo decían quizás sabían que la derrota militar no era suficiente, sino que ese tipo de pensamiento podría resurgir en el futuro, como lamentablemente lo ha hecho.

Ahora quizás no se hacen llamar «nazis», pero las ideologías del odio se hallan rampantes y sonantes, y en las redes sociales podríamos decir que predominan sobre los pacifistas y los que promueven el amor. Y que conste: yo también participo en las redes sociales, y veo lo que se escribe.

Y el odio se está practicando en la mayor parte del mundo, en lo político, en lo étnico y en lo religioso, y contrariamente a otras épocas históricas, la mayoría buscan el exterminio absoluto del otro, con el añadido que si A quiere exterminar a B, también B quiere exterminar a A.

Lamentablemente, en esta ocasión, esta ideología del tipo «nazi» no está siendo practicada y promovida por pequeños grupos de «cabezas rapadas», sino también por gran parte de los gobiernos del mundo, unos abiertamente, otros de forma encubierta.

Los países que dirigen a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sus aliados como Israel, Arabia Saudita, y otros, así como grupos políticos latinoamericanos (que podríamos simbolizar con el ex-presidente Álvaro Uribe, pero son muchos en varios países), africanos y hasta asiáticos, hoy día los podemos considerar como del tipo nazi, ideología que ha revivido en los gobiernos de los países que supuestamente los derrotaron 65 años atrás.

Afortunadamente, aún existen dirigentes políticos y sociales, y hasta gobernantes de muchos países (algunos de los países de la OTAN también tienen gobiernos que no promueven el odio, pero en lo individual o en el ámbito de sus países) que no se pueden catalogar como seguidores del nazismo o sus variantes, y que hasta promueven el amor y la paz. Pero reconozcamos que están en minoría, y que Hitler parece que revivió victorioso.

Sólo espero no arrepentirme sobre este escrito, ni tener que ocultarlo.

Email: [email protected]
Twitter: @SimonSaba

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