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El colapso de PDVSA

Carlos Canache Mata

Uno de los grandes daños que los actuales gobernantes han causado al país es la gestión cumplida al frente de PDVSA. De haber sido una de las primeras empresas petroleras del mundo, tercer productor de la OPEP, la han llevado al estado de postración en que ahora se encuentra. Según expertos, la industria petrolera venezolana protagoniza una debacle, la mayor de los últimos tiempos.

El último Boletín Mensual de la OPEP, que acaba de publicarse, informa que la caída sostenida de la producción de PDVSA se ubicó en 1 millón 392.000 barriles diarios en el pasado mes de mayo, y que en los primeros cinco meses del año la caída acumulada es de 255 mil barriles diarios. Cuando Nicolás Maduro tomó el poder, PDVSA producía 2,5 millones de barriles diarios, nivel al que la había bajado Hugo Chávez, quien había recibido en 1999 una producción petrolera de 3,7 millones de barriles diarios. Por la caída de la producción (solo tenemos 28 taladros en actividad), estamos muy por debajo de la cuota que nos asignó la OPEP, que es de 1,97 millones de barriles diarios, y hay el pronóstico sombrío de que, de mantenerse esta tendencia, estaremos, a finales de este año 2018, produciendo 1 millón o menos de 1 millón de barriles diarios. Hasta se ha expresado el temor de que, a mediano plazo, Venezuela deje de ser un exportador neto de petróleo, si recordamos que pagamos con crudo a contratistas socios y proveedores nacionales e internacionales. Una verdadera tragedia para una economía rentista, como la venezolana, que depende en alrededor de un 96% del ingreso petrolero.

El colapso de la producción se ha extendido al colapso de la refinación. El reconocido experto petrolero Francisco Monaldi, declaró, días atrás, que las refinerías trabajan a menos de un tercio de su capacidad, por lo que importamos gasolina y otros productos, que vendemos a precios subsidiados en el mercado interno, generándose grandes pérdidas, con la expectativa de que se termine “racionando el consumo, lo cual contribuirá aún más al colapso económico y social”.

El colapso financiero dramatiza más la situación de PDVSA. Una voluminosa deuda externa, con impagos selectivos, preocupa y alarma a los tenedores de bonos. El economista José Toro Hardy ha señalado que “el déficit en el flujo de caja es tan grande que depende de auxilios financieros que le otorga el Banco Central de Venezuela”. Un auxilio de dinero inorgánico que alimenta a la hiperinflación.

Y en la frente de PDVSA, el inri de la corrupción (el colapso moral).

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