El difícil arte de asumir responsabilidades
Un nuevo apagón trajo consigo el sinfín de excusas al que ya nos tiene acostumbrado un gobierno ineficiente. Aunque esta vez la culpa no fue de una iguana, ni de un rabipelado, ni del saboteo, ahora la culpa la tuvieron la misma naturaleza y unos cables pelados. ¿Hasta cuándo? ¿Por qué resulta tan difícil asumir responsabilidades y dejar de achacar a otras causas las fallas en nuestra gestión? ¿Por qué un ministro que recibió un voto de censura en la Asamblea Nacional debido a una deficiente gestión, no ha sido destituido?
Y eso no se reduce al gobierno solamente. En el caso de la oposición no hay quien asuma responsabilidades y de la cara ante las fallas que han tenido, no han sabido mantener una unidad, ser coherentes en su discurso, dejar de lado intereses personales. Todo es un eterno peloteo.
Parece que en este país todo es un “ñemeo”, un quítate tú pa’ ponerme yo, un cuánto hay pa’ eso. La corrupción y la ineficiencia nos rodean.
No saben cuánto agradecerían los venezolanos que de bando y bando se sinceraran, aunque sea una vez, y reconocieran sus errores.