OpiniónOpinión Nacional

El Efecto Halo

Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.

Maquiavelo.

Dr. José Miguel López C. MD, Msc

Se reclutaron a un grupo de estudiantes universitarios para que evaluaran a un profesor a través de un video y debían calificarlo en una escala de ocho puntos desde “no me gusta nada” hasta “me gusta muchísimo”. Los estudiantes fueron divididos en dos grupos, en cada grupo el video era diferente. En uno el profesor se mostraba hostil y desagradable y en el otro, apacible, generoso y de buenas formas. Los resultados mostraron que aquellos estudiantes que vieron el video del profesor “agradable” lo calificaron con mayores puntuaciones, al contrario del otro grupo que vio al profesor “hostil” que lo calificaron con las más bajas. Este es uno de muchos experimentos sobre el Efecto Halo, específicamente el experimento de Wilson y Nisbett y donde se muestra el sesgo cognitivo que ocurre en la apreciación que se tienen sobre la realidad a partir de la primera impresión.

El Efecto Halo es eso, un sesgo cognitivo, una mal interpretación de la realidad que obvia todas las demás variable y configura un escenario, positivo o negativo, a partir de la gestualidad, el mensaje, las características externas que se vende en los medios. Una característica cardinal del efecto Halo es la consciencia. La persona no está consciente que hay un sinnúmero de variables que no están siendo consideradas y se queda con la impronta inicial.

El Efecto Halo fue un término acuñado por Edward Lee Thorndike y es una forma de distorsión cognitiva, recuérdese que la cognición humana es el aparato de la percepción para poder tener una idea de lo que es la realidad. El Aparato Cognitivo Conductual tiene una serie de funciones o quizás de propiedades como la memoria, la interpretación, la grafía, el cálculo, la atención, el lenguaje, la inteligencia, la orientación, la praxia entre otras herramientas para valorar las circunstancias, pero como en todos los escenarios, existe la posibilidad que las herramientas valoren de más o de menos y arrojando resultados distintos a lo que sería la condición más aproximada a lo real. Es posible que quien interactúe con una persona, una organización, pueda ponerla más grande o más pequeña de lo que sería su propia realidad y las razones para esas reducciones o agrandamiento estriban en el uso de esas herramientas cognitivas mencionadas, herramientas que, dependiendo de ciertas circunstancias, pueden “apretar” más o menos.

La impresión general de las celebridades pudiese ser un ejemplo de Efecto Halo, por ser percibidas como atractivas, exitosas y, por lo menos a través de los medios, agradables, inteligentes divertidos y amables. Entre algunas de las principales características del Efecto Halo está el atractivo de las personas, por aquello que la persona más bonita tiende a ser mejor valorada aunque cuente con menos destrezas para determinado desempeño, por ello evitar el Efecto Halo es algo sumamente importante cuando se trata de escoger un candidato para una determinada posición o, en lo personal, para que una determinada prueba pueda ser realizada con éxito, más allá de aquel prejuicio propio de algo contra lo que no se va a poder, subestimando las propias capacidades. He aquí el sesgo cognitivo en la autominimizaciòn del que rinde el examen.

El Efecto Halo en la persona que toma decisiones puede ser contraproducente en dos sentidos. Escogiendo la decisión más inconveniente o rechazando la más conveniente. En política es algo tremendamente obvio. La sola sugerencia de una propuesta para la consecución de un objetivo social importante, por ejemplo, por muy bien amalgamada y fundamentada que esté, puede ser rechazada sólo por el hecho que, quien la propone sea de una coalición partidista distinta al que toma la decisión. No se olvide que, en el Efecto Halo, contribuye mucho a la distorsión cognitiva y al sesgo, las asesorías de quienes rodean al líder de opinión, los cuales a su vez están bajo el Efecto Halo también. Una especie de concatenación de sesgos cognitivos que generalmente dan al traste con decisiones, en ocasiones de trascendencia poblacional local y mundial. En la política la primera impresión de un candidato juega un papel fundamental.

Por ejemplo, un buen candidato con un aspecto, pulcro, delgado, honesto y familiar tiene la posibilidad de tener más aquiescencia de personas y medios. Por supuesto que inconscientemente no se está observando si el individuo es infiel, maltratador, lujurioso, envuelto en chapuces, sólo se le observa aquello que impresionó a las masas. El fenómeno romántico de la justicia social y que esgrime el político como herramienta básica de combate, es un ejemplo bastante contundente del Efecto Halo y tiene que ver con esa adhesión automática de las masas ante un discurso de protección, de sostén, no importa si no se aclaran de donde saldrán los recursos o si son los propios adeptos los que terminan pagando las prebendas con sus impuestos, y los descontentos vienen después, cuando la masa termina de escrutar el otro noventa por ciento y se percata que no era el espejismo que les habían vendido, traduciéndose en derrotas electorales, revueltas, manifestaciones y huelgas, entre otras formas de disensión. Albert Einstein fue víctima del Efecto Halo al no ser aceptado en sus propuestas de tesis en la universidad de Zúrich, quizás por su excentricidad, o por ser judío, o porque su apariencia denotaba un ser brillante. Weber y Klein, profesores de la Universidad y del Politécnico de Zúrich, respectivamente, fueron claros exponentes del Efecto Halo con Einstein. Weber nunca le aprobó un proyecto de tesis por muy fundamentado que estuviese y Klein aprobó sólo uno de los muchos que Einstein le planteó, incluida la “Relatividad Especial” la cual, cuentan los biógrafos, Klein no entendió. Hasta ahora es posible decir que el Efecto Halo es un sesgo cognitivo que permite a los seres humanos establecer una opinión completa de otro humano, empresa u organización, a partir de la impresión inicial que genere y más allá de lo que pueda yacer detrás, lícito o no, honorable o no, privará la opinión producto del Efecto Halo, el halo es como una neblina, una cierta turbulencia que enmascara una serie de variables que ayudarían en la forja de un opinión más cercana a la realidad de ese ente evaluado, humano, organización, empresa, entre otras cosas a evaluar. Un tema del que poco se ha escrito, quizás nada, es el referente a la posibilidad que el famoso Efecto Halo pueda ser configurado y utilizado a través de algoritmos.

Como es conocido, el algoritmo es una especie de programa vigilante que circunda las redes en busca de aquello que no es permitido y detectarlo. Famosos algoritmos son los YouTube y Google, en resumen la misma empresa, que son desarrollados para detectar actuaciones, desempeños, escritos que puedan coincidir con lo políticamente incorrecto, con la pertenencia a partidos conservadores o sobre la expresión de sus ideas, sobre las críticas a las ideas progresistas, expresiones de apoyo a la iglesia católica, entre una infinidad de formas de comunicar que son prohibidas por estos consorcios y que cuando el algoritmo los detecta, sus usuarios, poseedores de canales y cuentas, se hacen inmediatamente acreedores a sanciones que pueden ir desde la mera advertencia hasta el cierre de la cuenta, por supuesto quitándosele la ganancia que pudiese haber obtenido y no siéndole devuelta. El algoritmo no valora la inteligencia del usuario, ni su trayectoria, ni los aportes que pudiese haber dado a la comunidad, ni la capacidad para el aprovechamiento de un recurso humano valioso, el algoritmo detecta aquello que la empresa no quiere que se diga. Aunque no se trata de un Efecto Halo autentico ya que tiene que existir inconsciencia para cometer el sesgo y la inconsciencia es una propiedad inherente al humano, baste para que se pueda ejemplificar que esas marcas donde los “buenos” y los “malos” son determinados por unas características detectadas por programas, generalizando la opinión completa de los individuos, empresas u organizaciones.

Entre los ejemplos del Efecto Halo está el área académica y donde un profesor puede asumir que un estudiante con buen comportamiento también puede serlo en buenas calificaciones o con brillantez intelectual, compromiso, todo ello mucho antes que se verifique sus antecedentes o que se le entreviste. Al contrario, para un profesor puede resultar que la impresión de un estudiante que llega tarde, que sea un poco irreverente y hasta que el resto del salón, por alguna razón, se mofe de él, sea de desaprobación, todo ello traduciendo en calificaciones, en general, menores que las del resto, sin habérsele dado la oportunidad de evaluar si detrás de aquellos leves actos de indisciplina pudiese existir una genialidad digna de ser forjada. En el caso de un jefe calificando el trabajo de un subordinado puede existir un Efecto Halo significante. Por ejemplo, el jefe puede dar importancia a una sola característica del empleado como la constancia y a partir de ella valorar al resto de aquellas variables que definirían el ejercicio de un trabajador, a saber: iniciativa, compromiso, proactividad, agilidad, destreza, innovación, trabajo en equipo, metas, entre muchas otras, y valorarlas todas a partir que la variable constancia es buena siendo por ende buenas las otras.

En el caso de las relaciones sociales también puede estar presente el Halo, por ejemplo, en las dinámicas de los padres con los adolescentes y donde muchos de ellos y en innumerables oportunidades siempre tienden a ser calificados como, oposicionistas, ingobernables, de difícil disciplina y así mismo con las amistades, que caen cortados con la misma tijera del prejuicio. Los humanos tienden a evaluar siempre mejor a alguien que se le parezca, que comulgue con sus ideas y sus creencias, inclusive el parecido en aspectos físicos. El Efecto Halo es propio del delito, del engaño, del embaucador y del estafador entre otros. Las sectas perniciosas hacen uso del Halo para generar una primera impresión positiva en los nuevos adeptos, esa impronta que luego se puede deshacer y que ante cualquier disidencia siempre será revertida con el discurso maternal de cobijo y protección. Los estafadores, aparte de ser humanos con una ausencia de sentimientos de culpa, desarrollan habilidades que les permiten acercarse a las personas y convertirse, mediante un discurso plagado de mentiras concatenadas y creíbles, llegando a tales extremos de permitirles acceder a cuentas y hacer inversiones y ello ocurre porque del cien por ciento de ese individuo solo fue valorado por las personas quizás un uno por ciento de aparente decencia, buena vestimenta, discurso convincente, galantería y caballerosidad, y el cerebro se encargó de rellenar la laguna del otro noventa y nueve por ciento, y luego las lamentaciones donde las víctimas no pueden entender qué fue lo que ocurrió y cómo cayeron en semejante trampa, acusándose de tontos en muchas oportunidades, es lo que se llama la disipación del Halo, de la neblina.

El líder embaucador, pastor, mesías o profeta, siempre ha de tener la razón, algo parecido a: “Yo puedo hacer lo prohibido porque soy honesto “o “En mi grupo, solo existe gente honesta, aunque haya estado manchado anteriormente e indiciado por algún ilícito, como ya está conmigo o en mi grupo, secta, movimiento o partido, ya es honesto”. Cualquier parecido con la realidad es mera y deliberada coincidencia. El cerebro tiende a ser complaciente, un mecanismo para facilitar las relaciones, en particular las sociales, un mecanismo cerebral que trabaja por ensayo y error y donde la interacción social tiene aciertos y fracasos y donde los aciertos son los que favorecen que las comunidades se integren y crezcan, y al mismo tiempo cuando esas comunidades se han visto embaucadas por políticos o líderes espirituales, se convierten en enemigos no fáciles de vencer. Para cerrar es importante hablar del Efecto Halo en una de las actividades que más está imbricada en la vida de las personas, el mercadeo. En el mercadeo se busca constantemente el Efecto Halo mediante infinitas técnicas que seducen a la clientela en infinitos sitios de compra o en infinitos portales web. El hecho que un producto tenga la firma de alguien famoso ya lo hace superar los estándares de los promedios. Las marcas reconocidas hacen que sus productos dupliquen o tripliquen los valores de mercado solo por el valor de la marca. Los famosos descuentos son otra forma de Halo que lleva a las personas a literalmente engancharse por comprar un producto en una tienda sólo porque esta rebajado y no porque se necesite, lo que lleva a que se compren otras cosas cuyos precios inclusive superan los normales.

Como se puede apreciar, el Efecto Halo, en condiciones normales, es un mecanismo inconsciente de favorecen las interdinàmicas sociales, pero en las manos inadecuadas puede convertirse en una herramienta de manipulación y daño social por parte de políticos, empresas, líderes religiosos, sectas y estafadores, entre otros muchos.

Los comentarios, textos, investigaciones, reportajes, escritos y demás productos de los columnistas y colaboradores de analitica.com, no comprometen ni vinculan bajo ninguna responsabilidad a la sociedad comercial controlante del medio de comunicación, ni a su editor, toda vez que en el libre desarrollo de su profesión, pueden tener opiniones que no necesariamente están acorde a la política y posición del portal

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba