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El hambre y la miseria no entienden de coronavirus en Venezuela

COVID-19 también conocida como enfermedad del coronavirus o, más incorrectamente, como neumonía es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2.

Este padecimiento produce síntomas similares a los de la gripe, entre los que se incluyen fiebre, tos, disnea, mialgia y astenia. Se caracteriza por producir neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda, sepsis y choque séptico que conduce a los infectados a la muerte.

Las rutas de transmisión son producidas de persona a persona es decir vía transmisión directa, como tos, estornudos, transmisión por inhalación de gotas y transmisión por contacto, como el contacto con las membranas mucosas orales, nasales y oculares.

La primera infección humana se registró a finales de diciembre de 2019 en Wuhan, en la provincia china de Hubei, cuando se identificaron 41 casos de neumonía.

Se ha especulado mucho sobre el origen del nuevo coronavirus. Poco después de que se identificaran los primeros casos, surgieron una serie de teorías. Entre ellas, una que defiende que el virus fue creado en el laboratorio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan. Varios científicos de renombre firmaron un comunicado condenando “las conspiraciones que sugieren que la COVID-19 no tiene un origen natural”.

¿Pero esta Venezuela preparada para enfrentar este nuevo virus?

El pasado jueves 12 de marzo el presidente Nicolás Maduro declaró el sistema de salud público venezolano “en emergencia permanente” para así “prepararlo plenamente”, «hasta donde nos permiten las sanciones” impuestas por Estados Unidos.

De igual manera ratificó que en todo el territorio nacional hay 46 hospitales para conducir y ejercer la rectoría en el proceso de atención del coronavirus.

Pero la realidad es otra en Venezuela, el crítico estado de la red de salud pública en el país ha venido decayendo por las malas políticas en servicios de salud sin dejar a un lado el terrible estado de las infraestructuras hospitalarias.

A todo este escenario se suma el gran problema de miseria y hambre que padecen más del 70% de los venezolanos que día a día ven como se va deteriorando en su calidad de vida.

Entre tanto el gobierno presidido por Nicolás Maduro, ordenó una «cuarentena total» que se aplicará en los 23 estados del país para frenar la expansión del coronavirus COVID-19. Lo que han denominado en las esferas del gobierno como una cuarentena social.

¿ Y que sucede cuando en un país se decreta una cuarentena ?. Se declara la suspensión de actividades académicas y laborales y del mismo modo, se controlará el acceso de ciertas zonas públicas donde haya concentraciones de personas, como parques, plazas, playas, restaurantes, estadios entre otras zonas sociales.
En las calles por necesidad

Mujeres con sus niños a cuestas que viven al día de la venta ambulante en cruces y calles, hacen caso omiso de las medidas adoptadas por el gobierno para afrontar el coronavirus, al no disponer de otro sustento.

Pese a que las autoridades han pedido a la población que permanezca en los hogares a no ser que sea imprescindible e insisten en limitar aún más la circulación en todo el país, los vendedores callejeros siguen presentes en las calles aprovechando hasta el último momento del día.

Los más afectados con este virus son las personas sin hogar quienes suelen ser las más vulnerables, y en este país donde el comercio informal y ambulante, generalmente es realizado por los sectores más castigados como las personas en situación de pobreza que son quienes lamentablemente serán las grandes víctimas colaterales.

Muchos de ellos, mujeres, hombres y niños incluso algunos adultos mayores, discapacitados, quienes ofertan productos a pie de calle en calle sin protección sanitaria como mascarillas o guantes, y quienes reciben las dádivas de aquellos que en estos días osan abrir las ventanillas del vehículo en los semáforos para dar algo de dinero.

Esta terrible realidad nos hace preguntarnos si el hambre y la miseria entienden que es el CORONAVIRUS.

Entre tanto para tratar de ¨cambiar esta realidad¨, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro solicita al FMI «una facilidad de financiamiento» por US$5.000 millones del fondo de Emergencia del Instrumento de Financiamiento Rápido.

Según el presidente Maduro este fondo se solicita para «robustecer los sistemas de detección y respuesta» del coronavirus en Venezuela y asegura que la pandemia representa una «emergencia de salud pública de importancia internacional que requiere la unión de todos los países».

Pero es que acaso este fondo no habría que haberse solicitado antes que se iniciara el derrumbe del sistema de salud publica donde existen hospitales que no cuentan con algo tan elemental como el agua , la precaria situación de las salas de diálisis, los deteriorados quirófanos de los hospitales que se encuentran en mas del 80% inoperativos, la falta de insumos médicos y ni hablar del pírrico salario del personal medico y de enfermeras que día a día exponen su vida para salvar a los pacientes que acuden a diario a solicitar atención medica.

Lamentablemente hay que esperar que va a pasar con estos venezolanos que no entienden de coronavirus sino de supervivencia y tienen menos opciones de resistir sus embates.

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