El impactante triunfo de Jair Bolsonaro
José Tomás Esteves Arria
Tal como lo habían previsto las encuestas, Jair Bolsonaro triunfó limpia y ampliamente, a pesar de la gran guerra sucia emprendida desde los mentideros de la izquierda. Por cierto, su ascenso electoral comenzó a partir del atentado de verdad sufrido por un fanático izquierdista, quien “confesó o admitió” ser admirador del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Lula Da Silva ex presidente de Brasil y protector de Dilma Rousseff ex presidenta sacada de su cargo por el Congreso, amparó una enorme corrupción, basta señalar a la empresa Odebrecht la cual sobornó a cientos de figuras del mundo político en toda América Latina. En Venezuela el cementerio de obras no terminadas por Odebrecht son un recordatorio de la mala gestión del gobierno de Maduro, y además de gran corrupción permitida por el gobierno de Dilma Rousseff, y el de su predecesor Lula Da Silva. Tanta fue la corrupción que el brazo de la justicia alcanzó a Lula Da Silva y le impidió ser candidato de nuevo en esta justa electoral. Demostrando así que en ese país, los poderes son independientes.
Otra de las causas del triunfo de Bolsonaro es el descenso del crecimiento en Brasil. En efecto, en el lapso 2014-2016 se presentó una recesión en la economía brasileña, la cual llevó al desempleo a 12 millones de personas. Sin embargo, en este año de 2018 el crecimiento del PIB repuntó al alcanzar un 1,5% en términos reales, bajo un ambiente de déficit fiscal el cual se calcula que alcanza un 17% del PIB. Una de las causas de este déficit fiscal es el sistema de pensiones en la nación sureña, el cual permite a la gran mayoría de los brasileños retirarse a los 55 años de edad, con el 70% de los ingresos. En Venezuela, los empleados públicos en su gran mayoría se retiran con el 60% de un promedio de sus últimos sueldos, y a una edad mínima para los varones de 60 años. Por lo tanto, el nuevo presidente de Brasil está obligado a hacer una reforma en el sistema de pensiones. Y esto no puede ser negativo, recordemos que Chile privatizó su sistema de pensiones y no le fue mal.
También para vencer el fantasma del déficit fiscal y el crecimiento de la deuda externa Brasil puede emprender un programa de privatización el cual se estima que le proveería de ingresos fiscales por US $ 400.000 millones. Así mismo, debido a la complejidad para pagar impuestos en Brasil, el presidente electo ha prometido una simplificación fiscal. De igual modo, según el indicador del Banco Mundial Doing Business sobre el tiempo para hacer negocios y empresas en 190, Brasil está en el puesto 125 mientras que Chile está en el puesto 55. Según el Banco Mundial hacer un negocio en Brasil requiere 80 días, la idea del presidente electo es llevar este lapso a 30 días como máximo.
Otra de las promesas electorales en materia económica, está el aumentar la productividad. Brasil tiene 37 puertos de los cuales depende su vigoroso comercio internacional si aumenta su eficiencia aumentarán las exportaciones y las importaciones del coloso del sur. En este sentido, llama la atención del gran despilfarro de los gobiernos de Lula y de la Rousseff al financiar una Copa Mundial de Football y unos Juegos Olímpicos en Brasil en lugar de haber mejorado la infraestructura productiva de Brasil.
Por último, debemos tener en cuenta que Brasil es uno de los países más violentos del mundo, la tasa de homicidios por cien habitantes ronda los 30, mientras que en Estados Unidos es de 5 homicidios por cien mil habitantes. Este hecho y problema al cual dijo Bolsonaro que iba a atacar y resolver motivó a gran parte de su electorado. Y esto es un resultado del populismo, puesto que los gobiernos populistas buscan votos dando subsidios y otros beneficios, y se olvidan de que el primer deber de un Estado civilizado que es el de ofrecer protección a las vidas y los bienes de sus ciudadanos.
